Oportunidades para la inversión en una tormenta inesperada a escala global

Y llegó el Covid-19. Un evento totalmente inesperado, lo que tradicionalmente en los mercados se conoce como cisne negro, ha traído de vuelta un sentimiento bajista a mercados antes optimistas. Un periodo de caídas que, por su magnitud y rapidez, no recordábamos desde la crisis financiera del 2008. Dichas caídas han ido casi en paralelo al número de contagios que se contabilizan a nivel mundial, provocando medidas de confinamiento masivo en una gran parte de la población, desde China hasta EEUU, desde la India hasta los países mediterráneos como España. Aunque estas medidas de confinamiento son distintas en función de los países, desde las más laxas a las más agresivas, el efecto en la economía mundial va a ser relevante. Ya se reconoce abiertamente que la crisis sanitaria va a dar lugar a una recesión global, cuya duración dependerá de la duración de las medidas de confinamiento anunciadas. El consenso de mercado prevé caídas del PIB en uno o dos trimestres. Las caídas de beneficios empresariales previsiblemente superarán el doble dígito en el conjunto del 2020.

Pero también es cierto que una crisis de tal tamaño está dando lugar a respuestas de importancia por parte de los distintos organismos públicos, tanto en política monetaria como en política fiscal. De hecho, todos han entendido la necesidad de dar una respuesta rápida y contundente a los desafíos económicos a los que nos enfrentamos. Los distintos bancos centrales han tomado medidas agresivas bajando tipos de interés y retomando programas de compras de activos en los mercados financieros con el objetivo de contener la volatilidad y dar liquidez en estos momentos de incertidumbre. Al mismo tiempo, los Gobiernos están anunciando programas enfocados a dar liquidez a las familias y empresas para que puedan hacer frente a la caída de sus ingresos. En Europa las medidas están entre el 2% y el 5% del PIB, mientras que en EEUU han llegado al 10% del PIB. El importe de las medidas anunciadas no tiene precedente histórico, superando los vistos en la crisis financiera de 2008.

Las posibilidades de que estemos ante una contracción aguda de la economía, aunque temporal, seguida de una recuperación en la segunda mitad del año son significativas. Por eso, en este entorno, no hay que olvidar que el significado de una crisis también se puede traducir en una oportunidad. Tras un periodo largo de mercados alcistas, en donde muchas veces nos encontrábamos con dificultades para encontrar oportunidades atractivas de inversión, estas caídas nos pueden estar dando una oportunidad pensando en el medio/largo plazo. Aun reconociendo que la incertidumbre va a continuar y que las repercusiones en la economía van a ser altas, puede ser el momento de ir aumentando las posiciones en renta variable y en crédito, siempre teniendo en cuenta el perfil de riesgo de cada inversor.

Considerando este escenario, existen distintos activos en los que pensamos se puede aprovechar la oportunidad que nos ofrece el momento actual con un horizonte temporal de tres a seis meses. El oro es un activo que puede seguir demostrando su capacidad para actuar como refugio en las crisis financieras y económicas. Por eso, no hay que dejar de tener en cuenta su papel de diversificador en una cartera multiactivo.

El aumento de la volatilidad ha sido uno de los protagonistas de las crisis. Por ejemplo, el índice VIX volatility, también conocido como el “índice del miedo” alcanzó temporalmente niveles superiores a 80 en marzo, sólo comparables a los niveles alcanzados en el punto álgido de la crisis financiera del 2008. Es razonable esperar una caída de la volatilidad desde los niveles actuales, que al momento de escribir estas líneas están alrededor de 50 -su nivel normal está en el entorno de 18-. Estrategias centradas en aprovechar la caída esperada pueden tener sentido.

Los bonos Investment Grade son otro de los activos que pueden ofrecer oportunidades. Tras el fuerte aumento de spreads de crédito, pensamos que el apoyo dado por los Bancos Centrales a través de sus programas de compra de activos podría permitir que dichos spreads se recuperen en los próximos meses. En cuanto a la renta variable, nos centraríamos en empresas tecnológicas y en empresas defensivas de alta rentabilidad por dividendo. En ambos casos, con bajo endeudamiento y altos niveles de caja. En el caso de las empresas tecnológicas, pensamos que las relacionadas con la digitalización de la sociedad van a salir beneficiadas de esta crisis. Son muchas las razones por las que las empresas ya estaban invirtiendo en su transformación digital, como mejorar su relación con el cliente o conseguir una mayor eficiencia operativa. La pandemia del coronavirus va a dar un fuerte impuso a esta tendencia. El teletrabajo de las empresas puede generar inversiones para mejorar la automatización de procesos. También puede hacer que se avance en la aplicación de la digitalización en campos como la educación o el entretenimiento. En este terreno, podríamos esperar que el coronavirus fortaleciese el crecimiento futuro.

En cuanto a las acciones defensivas con alta rentabilidad por dividendos, nos centramos en aquellas compañías cuyos negocios les permiten tener flujos de caja resistentes a la crisis y con bajos niveles de deuda. Son aquellas que previsiblemente podrán mantener el pago de dividendos incluso en las actuales situaciones económicas adversas. Empresas que no han recortado dividendos en un ciclo económico completo, lo que da una idea de su fiabilidad.

Las próximas seis a ocho semanas serán cruciales para determinar si las medidas de confinamiento resultan eficaces para contener la pandemia de Covid-19. También para ver la valoración que hacen los mercados financieros de las significativas medidas de estímulo monetario y fiscal anunciadas para paliar el impacto económico de esta crisis. Todo ello nos permitirá tener una idea más aproximada de cómo será una eventual salida de la crisis. Pero, a pesar de la incertidumbre y de la volatilidad, esta crisis puede ser una oportunidad para empezar a tomar posiciones en ciertos activos castigados que empiezan a ser interesantes.