ProA acelera su fondo de 600 millones con el éxito de Amara NZero

ProA Capital ha vivido un mes de mayo frenético acelerando la rotación de su cartera y el ritmo de inversión con el levantamiento de su cuarto fondo de private equity en el horizonte. Un nuevo vehículo de inversión con el que la gestora española de capital privado pretende captar 600 millones de euros con el respaldo de Park Hill, la división de PJT Partners. La firma, una de las principales gestoras nacionales del middle market en Iberia y activa también en Italia, ha sellado durante las últimas semanas la venta de Amara NZero, la antigua filial de materiales eléctricos de Iberdrola: una de las mayores historias de éxito de su portfolio.

La gestora española liderada por los socios Fernando Ortiz, Carlos Gordillo, Santiago Gómez y Vito Torciano, ha completado una de sus inversiones más rentables con la venta de una participación mayoritaria, próxima al 67% del capital, en su gran apuesta verde: Amara NZero, que ha pasado a manos del private equity británico Cinven por 750 millones.

La compañía es una de las principales distribuidoras de instrumental para autoconsumo solar. Para seguir aprovechando el potencial de crecimiento del grupo, ProA Capital ha decidido reinvertir en Amara NZero manteniendo una participación minoritaria en el grupo junto a Pablo Arnús y Gonzalo Errejón, Presidente y CEO de la empresa, respectivamente, quienes se mantienen como socios clave en esta nueva etapa junto a Cinven. La operación, asesorada por Houlihan Lokey (financiero de Cinven) y AZ Capital (asesor de Proa), Deloitte Legal (asesor fiscal de Cinven) y Clifford Chance (asesor legal de Cinven), está sujeta a la aprobación de los organismos reguladores y a otras condiciones de cierre habituales.

La venta será, según confirman fuentes del mercado, uno de sus grandes hitos que impulsará el fundraising del cuarto vehículo de inversión de ProA Capital. Si excede la cifra, sobrepasará al mayor fondo vivo de private equity de la industria local, el Portobello Capital Fondo IV, cerrado en 2017 por la citada gestora española con 600 millones de euros. Hasta la fecha, es el fondo de mayor tamaño levantado en el periodo posterior al crack financiero.

ProA Capital controlaba la compañía de energías renovables Amara NZero desde julio de 2021, cuando adquirió una participación mayoritaria coincidiendo con el nombramiento de Gonzalo Errejón como CEO, por unos 90 millones de euros. La empresa ha crecido en ingresos orgánicos cerca de un 65% anual desde 2020 y se ha revalorizado en casi 10 veces en este período, rentabilizando ampliamente la inversión. Hasta hace seis años, Amara era la filial de material eléctrico de Iberdrola, que traspasó a un grupo de inversores capitaneados por su actual presidente ejecutivo, Pablo Arnús, y organizados en la sociedad inversora Anemona Logística.

Al calor del boom del autoconsumo solar en España, varios grandes fondos internacionales se habían acercado a ProA Capital interesándose por el activo. Entre ellos, el private equity suizo Partners Group, el británico CVC y la gala PAI Partners. Finalmente, tal y como avanzó elEconomista.es, Cinven logró llevarse el gato al agua con la compra de la multinacional española especializada en distribuir todos los materiales necesarios para instalaciones de autoconsumo solar (placas, inversores, cargadores para el coche eléctrico, cableados, estructuras, anclajes, etc.).

La entrada de Cinven en su accionariado permitirá a la compañía obtener el pulmón financiero suficiente para abordar una nueva etapa de crecimiento. El private equity británico, que acaba de lanzar la venta del gigante agroalimentario Planasa, también es dueño en España de MásMóvil, junto a KKR y Providence, de la tasadora Tinsa (2021), Ufinet Internacional (reinversión en 2021) y Restaurant Brands Iberia, masterfraquinciado de Burger King, Popeyes y Tim Hortons en España.

Fundada hace más de 60 años, la multinacional española Amara está especializada en distribuir todos los materiales necesarios para instalaciones de autoconsumo solar (placas, inversores, cargadores para el coche eléctrico, cableados, estructuras, anclajes, etc.), actividad que representa el 70% de su negocio. En 2022, Amara NZero incrementó sus ingresos un 85%, hasta 750 millones de euros, año en el que se anotó un ebitda de 50 millones. La previsión para 2023 apunta a una facturación de 1.000 millones y 70 millones de ebitda, con EEUU como principal mercado, combinando el crecimiento orgánico e inorgánico, con potenciales adquisiciones. Con 1.800 empleados la compañía está presente también en Italia, Portugal, Francia, Brasil y China.

Compra de isEazy, líder en ‘elearning’

En paralelo al exit de Amara, ProA Capital ha adquirido el 70% de isEazy, el grupo educativo especializado en elearning y formación para empresas del Ibex 35. La gestora española de capital privado ha adquirido el 70% del grupo educativo especializado en e-learning y formación para empresas del Ibex 35. El objetivo es internacionalizar la compañía y hacerla crecer en América y Oriente Medio mediante adquisiciones y alianzas. El importe de la operación no se ha hecho público pero, según fuentes del mercado, valora la empresa en cerca de 70 millones de euros, precio que se eleva hasta los 100 millones sumando el pago diferido (earn out).

Fundada en 2007, ProA Capital cuenta con 1.500 millones bajo gestión a través de tres fondos de inversión directa y dos vehículos de continuación. Desde 2018 el fondo español también es dueño de Neoelectra, el mayor operador independiente en España de plantas de cogeneración (CHP) y biomasa.

Hasta la fecha, ProA Capital ha sellado 26 inversiones e invertido más de 2.500 millones de euros en compañías como Saba, Avizor, Suanfarma, Grupo Vips, IPD Dental Group, Pastas Gallo, W Group, Hijolusa, que acaba de integrar la alicantina Agrícola Villena para crear un grupo de 200 millones de facturación, y La Casa de las Carcasas.

Este mes, la gestora española ha integrado también Patatas Hijolusa y Agrícola Villena para crear un grupo de 200 millones de facturación. Hasta ahora, ambas compañías compartían hasta ahora accionistas, pero se mantenían completamente independientes en su gestión.