Silicon Valley Bank y el ‘pecado’ de una nula diversificación del riesgo

La caída del Silicon Valley Bank (SVB), pilar del ecosistema startup durante 40 años, ha hecho temblar los cimientos de la industria emprendedora y tecnológica cambiando para siempre el modo de financiar las startups, diversificando sus fuentes de capital y repartiendo los fondos entre diferentes entidades. La vieja máxima de “no poner todos los huevos en la misma cesta”. Pasarán algunos meses hasta que startups y fondos de venture capital reorganicen sus finanzas, pero nadie volverá a mantener el dinero en una única entidad. Sin duda, es una de las grandes lecciones aprendidas. Pero el colapso del banco más activo en financiación a startups de EEUU y uno de los principales de Reino Unido llega en un escenario de ralentización y enfriamiento del mercado a nivel global tras años de valoraciones récord en los que casi cualquier proyecto emergente lograba financiarse sin grandes problemas.

Las startups se han estado valorando, en no pocos casos, a múltiplos insostenibles, una tendencia que, casi en su totalidad, el sector dio por concluida en 2022. Una realidad que la industria reconoce como “anómala” y que explica por la elevada liquidez en manos de los fondos y los bajos tipos de interés.La segunda mitad de 2022 ya evidenció cierta parálisis inversora, más acusada en proyectos en etapas maduras, fruto de la gran incertidumbre reinante. El ritmo de inversión ha caído en muchos mercados, España incluida. En definitiva, el sector se ha racionalizado y seguirá haciéndolo, probablemente de forma más acelerada.

La captación de capital para próximas rondas de inversión en startups y nuevos vehículos será, en opinión de los expertos consultados por elEconomista Capital Privado, una de las variables más afectadas por el evento. Especialmente en aquellas compañías de mayor tamaño, con elevadas valoraciones y necesidades de financiación, que tengan que salir ahora al mercado. Con las caídas de valoración y la compresión de múltiplos de los comparables en bolsa, difícilmente saldrán los números para justificar futuras salidas y desinversiones.

En 2022, el volumen invertido por la industria de venture capital en España ya se desplomó un 30% hasta 1.478 millones de euros según SpainCap. Aunque los inversores venían mostrándose más selectivos y rigurosos a la hora de analizar la tracción y el camino hacia la rentabilidad de las startups, el mercado se reconocía animado por la gran liquidez existente y no auguraba un desplome de la actividad ni de los niveles de inversión en 2023. Otro de los retos principales del venture capital será capear el nuevo temporal sin ver excesivamente dañados sus portfolios. De hecho, las gestoras españolas con participadas en Estados Unidos se han volcado por completo en sus carteras, preparando planes de actuación para recuperar los fondos y asegurar su liquidez.