La valoración de las ‘fintech’ se hunde: cae un 79% en poco más de un año

La financiación de las empresas de servicios financieros también se contrajo, sobre todo en series más avanzadas como las C, D o E+, pero en nuestro país las empresas de este segmento buscan conseguir más dinero para seguir creciendo.

Las fintech tienen a día de hoy un papel clave en los servicios financieros y trabajan mano a mano con las entidades tradicionales en ciertos segmentos como los pagos o las transacciones. Pero tras el despegue que tuvieron con el inicio de la pandemia, los últimos meses no han sido del todo buenos y la valoración de este tipo de compañías ha caído un 79% en poco más de un año. Así lo señala un informe de BCG en el que se admite que mientras en junio de 2021 las fintech tenían un valor de 20 veces sus ingresos, llegando a representar aproximadamente el 9% de todas las valoraciones de los servicios financieros a nivel mundial hasta los 1,3 billones de dólares, a cierre de 2022 este múltiplo era de apenas cuatro.

Tampoco está siendo un buen momento para que este tipo de compañías consigan financiación. Según el mismo informe, en la última década, las fintech han atraído más de 500.000 millones de dólares de financiación. Tanto es así que desde 2019 han recibido aproximadamente el 20% de los desembolsos mundiales de capital riesgo y ya atraen grandes cantidades de capital de inversores generalistas, tecnológicos y fondos que van más allá de los especialistas en servicios financieros que históricamente habían financiado estos negocios.

Como se puede ver en el gráfico, en el último año también se ha deteriorado la financiación a estas compañías. En concreto, el cambio se ha visto, sobre todo, en las rondas de financiación de estadios más avanzados. “Estamos asistiendo a una sacudida en las empresas en fase de crecimiento (serie B a D)”, admiten desde BCG.

El informe de esta consultora también señala que habitualmente estas compañías tienen productos y/o mercados poco claros que se han puesto en cuestión y han empujado a la baja las valoraciones. “Las sobrevaloraciones se han vuelto más difíciles de justificar sin unos fundamentos sólidos, como buenos ingresos recurrentes, patentes, marcas fuertes y bases de clientes leales” también a la hora de conseguir financiación.

Y es que la captación de fondos ha disminuido un 43% de media en el útlimo año. Mientras que las empresas en fase inicial siguen recibiendo aportaciones de capital riesgo, las empresas en fases posteriores han sufrido rondas de financiación. Los datos analizados por BCG muestran que las empresas de la serie C o más se han enfrentado a los retos más difíciles, llegando a caídas de hasta el 72% para las series E.

Tras estos movimientos del mercado se encontraría la subida de los tipos de interés, que ha elevado el coste del capital y ha frenado la oferta de financiación a precio cero.

El 29% buscan financiación

Un 29% de las startups se encuentra en búsqueda activa de financiación frente al aproximadamente 20% de hace justo un año. “Hay casi un 20% más de compañías en 2023 buscando capital que en 2022”, explica Rodrigo García de la Cruz, consejero delegado de Finnovating, primera plataforma global de colaboración que conecta a corporaciones e inversores de alrededor de todo el mundo con una comunidad de 50.000 fintech de más de 120 países.

“El rango de startups que están abiertas al capital de forma proactiva en todo el mundo suele estar entre un 25 y un 30-35%. España está un poquito más alto que Europa y un poquito a nivel de Latinoamérica”, adelanta con algunas de las conclusiones del informe sobre estado del sector que se presenta el día 28 en la Fintech Unconference Madrid, una cita anual del sector que este año reunirá a miembros gubernamentales de los cinco continentes, representantes de 25 países y más de 250 invitados de carácter internacional.Al encuentro acuden además 150 consejeros delegados y fundadores de fintech e insurtech, junto a un gran número de firmas internacionales, entre las que se incluyen bancos, aseguradoras, inversores, asociaciones y autoridades.

En materia de inversión, la mayoría de startups buscan rondas de capital, aunque están también “empezando a crear vehículos alternativos de financiación” con, por ejemplo, campañas de crowdfunding o lending, refiere de la Cruz.

La mayor prospección de fondos o interés en captarlos llega tras un 2022 afectado por los tipos o la guerra. La situación perjudicó de manera especial a “muchas compañías B2C” (con negocio directo con el cliente final o consumidor), obligándolas a adaptarse a la situación o que, “incluso, están pivotando hacia el B2B (de negocio a negocio) porque es mucho más rentable” y con menor dependencia de los inversores.

“La subida de tipos de interés ha hecho que los mercados y los inversores sean estén mucho más cautelosos y eso ha significado que la inversión en 2022 en el sector fintech versus 2021 se ha reducido a la mitad. Aún así estamos por encima de hace dos años”, agrega.

Con todo señala que hay una mejora clara de la situación y se observa que los inversores “están empezando a movilizarse en Europa”, después de mostrarse cautelosos en 2022 y arranque de 2023 por las incertidumbres que representan los tipos de interés, la guerra o la inflación.

Los fundamentales, fuertes

Pero pese a las lagunas que se están dejando ver en las valoraciones y la financiación, los fundamentales del sector se mantienen fuertes. Así, el sector de los servicios financieros es uno de los mayores y más rentables de la economía mundial, llegando a representar 12,5 billones de dólares en ingresos anuales y generar unos 2,3 billones de dólares en beneficios netos anuales. Tienen, además, uno de los márgenes de beneficio medios más alto de todas las industrias, con alrededor de un 18%.

BCG también admite que existe un amplio margen de crecimiento en el sector, especialmente focalizado en los mercados emergentes, dado que 1.500 millones de adultos en todo el mundo aún no están bancarizados, y otros 2.800 millones de adultos infrabancarizados. Es decir, todavía hay una gran parte del mundo sin tarjeta de crédito, según datos del Proyecto de Inclusión Financiera del Banco Mundial, en concreto, más de la mitad de la población mundial.