La mitad de la industria farmacéutica tiene el reto de completar su estrategia digital

La digitalización es una tendencia imparable que rodea todo lo que hacemos. Sin embargo hay sectores complejos y regulados, como el farmacéutico, donde queda mucho por hacer. Esta evolución impactará en la forma de investigar, fabricar y comercializar sus productos. Durante la pandemia del Covid-19, las empresas de ciencia de la vida y tecnología médicas han realizado inversiones importantes en las capacidades de interacción multicanal de su fuerza de ventas (debido a la dificultad repentina de agendar una reunión física con un profesional sanitario). Sin embargo, según varios trabajos recientes con algunos de nuestros clientes de la industria farmacéutica, se ha observado, que se puede generar mucho valor en varias áreas: i) planificación e inventario, ii) eficiencia operativa, iii) gestión de clientes y iv) interacción con el cliente.

En este artículo, el término “digitalización” debe entenderse e interpretarse de manera amplia; “digitalizar” no es solo aprovechar diferentes tecnologías como la automatización de procesos (RPA), la automatización inteligente, el procesamiento de lenguaje natural y la inteligencia artificial, sino también adaptar nuevas formas de trabajar, creando la capacidad de idear, construir soluciones con pensamiento de diseño e implementar con agilidad.

Los agentes claves no pueden optar por ignorar la digitalización. Sin embargo, cuando L.E.K. encuestó a 65 empresas biofarmacéuticas de todo el mundo en el marco de su reciente estudio comparativo sobre excelencia digital, aproximadamente la mitad de los encuestados admitieron no tener una estrategia digital real en marcha. Por otro lado, entre el 60% y el 75% de las empresas afirmaron tener confianza en que a medio plazo contarían con capacidades digitales avanzadas en muchas áreas, desde la experiencia del cliente hasta la comercialización y los conocimientos de datos (evidencia del mundo real), así como en áreas más generales como la organización de liderazgo y gobernanza. Esto se compara con el 20% al 30% de las empresas en la actualidad, lo que significa que queda mucho trabajo por hacer en los próximos años para que esto se haga realidad. Dada la naturaleza global de la industria farmacéutica, la digitalización es similar en todo el mundo, con Europa estando a un nivel comparable con Estados Unidos y América Latina, pero por detrás de Asia Pacífico (APAC). No obstante, las ambiciones para el futuro son similares en todas las regiones geográficas. Sin embargo, lo que difiere es lo que se ha priorizado en los últimos 3-5 años. Las empresas biofarmacéuticas europeas y estadounidenses han dado prioridad al descubrimiento de medicamentos y al desarrollo clínico, mientras que la distribución y la estrategia de cartera/corporativa han sido las prioridades de inversión más bajas para las empresas biofarmacéuticas en estas regiones. En cambio, Latinoamérica ha priorizado los procesos posteriores, es decir, la cadena de suministro y la comercialización, probablemente debido a su enfoque en el mercado de genéricos.

De cara al futuro, las empresas europeas indicaron que es probable que aumenten su inversión en procesos posteriores, al tiempo que continúan invirtiendo en las etapas iniciales de la cadena de valor. Además, según la zona geográfica, el nivel de confianza también varía, ya que las empresas europeas se sienten menos seguras de su capacidad para desarrollar una estrategia digital. El nivel de digitalización también varia en base a los ingresos de la compañía y su capacidad para invertir, aunque el descubrimiento de medicamentos ha sido una prioridad para todas las empresas, independientemente de su tamaño. Las grandes empresas han avanzado mucho en el uso de la digitalización para mejorar su negocio y suelen tener un alto conocimiento digital, con numerosos ejemplos de iniciativas en toda la cadena de valor, guiadas por capacidades organizativas completas que incluyen un director digital y un equipo completo de transformación digital.

En la distribución, las multinacionales están probando herramientas basadas en inteligencia artificial (IA) e Internet de las cosas (IoT) para lograr eficiencia operativa de extremo a extremo, y explorando soluciones integradas de gestión de la cadena de suministro y análisis avanzados e IA para mejorar aún más la eficiencia.

La búsqueda de la excelencia digital es una preocupación clave para todas las compañías, aunque la estrategia y el enfoque de cada una puede variar. Los siguientes puntos pueden servir de guía para que las empresas menos experimentadas se aseguren de que nada pase desapercibido y de que se desarrolle e implemente una estrategia digital óptima. La digitalización no es un proceso automático, y mientras que algunas empresas pueden experimentar una transición más rápida, otras se enfrentarán a un mayor número de retos. Por eso, lo “digital” debe empezar desde la Alta Dirección, y la estrategia que seguirá la empresa debe estar respaldada por una cantidad adecuada de financiación para facilitar el camino. Sin embargo, esto no es suficiente. Uno de los principios clave en cualquier estrategia digital y programa de transformación es crear un marco de beneficios sólido que priorice aquellas áreas que tienen el impacto más cuantificable. Demasiados programas de transformación digital se centran en demasiadas cosas al mismo tiempo, en lugar de seguir una regla 80/20, lo que conduce a una sobrecarga de los directivos y del personal, así como a una entrega tardía de los proyectos, a menudo con resultados deficientes.

Para garantizar que la implementación se realice correctamente y determinar si el proceso es exitoso o no, se deben diseñar e incorporar formas de medir los beneficios y las mejoras en el programa de transformación, y se deben monitorizar continuamente para rediseñar y adaptar la estrategia si es necesario. El proceso debe ser paso a paso, ya que es necesario garantizar un nivel adecuado de integración entre la empresa y su conocimiento y cultura, con el sistema. De nada sirve externalizar herramientas y tecnología si los recursos internos, tanto técnicos como humanos, no están a la altura. La digitalización y el cambio son oportunidades, pero toda oportunidad conlleva un riesgo inherente que la empresa debe ser capaz de calcular y asumir para aprovechar sus beneficios más adelante. Las empresas sólo se beneficiarán de la digitalización, cuando se planifique, implemente y mida correctamente, pero cuando se hace correctamente los beneficios son sustanciales en términos de retorno de la inversión.