Arturo González, presidente de la Asociación Española de Fintech e Insurtech (Aefi): “Se debería crear una incubadora pegada al ‘sandbox’ para que el capital privado entre en los proyectos”

El universo ‘fintech’ encara una situación desafiante al estrecharse la financiación con la subida de tipos y las incertidumbres económicas. La Aefi, asociación que aglutina el tejido emprendedor, pone en valor el vivero que germina en España y pide una lanzadera pegada al ‘sandbox’ para que el capital privado entre en proyectos desde el inicio.

El universo fintech y las startups se han visto sacudidos en los últimos meses por la situación macrofinanciera. El temor al terremoto Silicon Valley Bank (SVB) sobre el ecosistema quedó encapsulado con la intervención del banco, pero la subida de tipos de interés y las incertidumbres económicas condicionan su financiación y valoraciones. El presidente de la Asociación Española de Fintech e Insurtech (Aefi), Arturo González Mac Dowell, indica que el efecto discrimina por proyectos y las compañías atraen hoy financiación como hace un par de años, aunque sí apunta algunos ajustes en las estrategias en ciertos modelos de negocio. Echa en falta cierta “madurez” del capital riesgo hacia el ecosistema que se está desarrollando en España y aboga por incentivar una plataforma paralela al sandbox que facilite su incursión en las compañías.

¿Se ha resentido la valoración de las ‘fintech’ por la situación macro y el impacto de los tipos?

Está claro que un entorno de elevada inflación, tipos de interés elevados y con cierto miedo de recesión no es, en general, el mejor contexto para captar financiación para ningún tipo de empresa. En general el volumen de operaciones se ha reducido significativamente en el último año, pero no debemos olvidar que veníamos de varios años de crecimiento sostenido y muy elevado, por lo que esta reducción que comento nos hace retroceder un par o tres años, pero todavía a volúmenes importantes. Hay un elemento de influencia de la situación económica, pero también hay un factor de corrección en las valoraciones.

¿Están teniendo las ‘fintech’ y ‘startups’ más dificultades para captar nuevos recursos y rondas de financiación?

En líneas generales creo que podemos decir que sí, que es más difícil encontrar financiación, pero va mucho por barrios. En términos de madurez, las compañías que más están sufriendo son las que llevan cierto tiempo, pero todavía no han llegado a generar ingresos recurrentes suficientes como para probar su modelo de negocio. En términos de verticales, los modelos BNPL, Wealth-Tech o Crypto y también las compañías B2C frente a las B2B, tienen que hacer mayores esfuerzos para esa captación de recursos en el entorno actual.

¿Cómo están respondiendo estratégicamente a esta situación?

Las compañías en fases muy tempranas deberían tener menos problemas para obtener financiación, siempre que tengan un buen producto y un buen plan de negocio. Ya que los horizontes de salida del capital son a más largo plazo, y en principio, para una nueva fase alcista de la economía. Eso sí, las valoraciones serán más ajustadas que hace un par de años y tendrán que aprender a vivir con menos. Las compañías en fase de crecimiento tendrán que ajustar los gastos para acortar la senda a la rentabilidad, en algunos casos, a costa también de un menor crecimiento. Esto sería para evitar diluciones a valoraciones más bajas, aunque no siempre será posible. El mayor problema lo tendrán las compañías en una fase intermedia sin ingresos recurrentes suficientes para llegar a la rentabilidad con los recursos disponibles. Es decir, compañías sin un modelo de negocio probado. Esta es la peor situación, porque hay menos palancas para actuar y es más difícil acceder a financiación. No obstante, con imaginación y empeño, es posible salir adelante en muchos casos. Tanto en el segundo como en el tercer caso la vía fusión o venta temprana pueden ser una salida.

¿En qué momento se encuentra el ecosistema ‘fintech’?

En España la capacidad de innovar y de hacer desarrollos tecnológicos relacionados con la innovación es muy elevada, es de posición de liderazgo a nivel europeo y a nivel mundial. Eso hace que haya muchísimas iniciativas. Sin embargo, adolecemos de madurez en algunos elementos necesarios para que esas iniciativas que surjan puedan evolucionar a tamaños significativos.

¿Qué tipo de iniciativas?

Por ejemplo, el capital de riesgo no tiene el grado de madurez que en otros países, aunque ha mejorado mucho. La regulación y la supervisión todavía tiende a ser conservadora respecto a otros países con los que competimos y, en general, el clima para favorecer el emprendimiento está lejos de países con los que nos podríamos comparar. Te puedo poner ejemplos muy sencillos: Suecia es un país que creo que tiene del orden de 6 millones de habitantes y en el ámbito fintech cuenta con varios unicornios. Desde Tink, a Klarna, Trustly, etc., hay varias. En España yo no conozco ninguna.

¿Cuáles son los principales obstáculos frente a esos países con un clima más propicio para el emprendimiento? ¿Qué falta o falla en España?

Hay un exceso de trabas burocráticas, la estructura del mercado laboral es muy rígida y el coste unitario es alto. La estructura fiscal no es muy incentivadora. Pensemos que vivimos en un mundo abierto, nos guste o no nos guste. Entonces competimos con países en el ámbito fintech y cosas que podría estar haciendo España las están haciendo países como Irlanda, como Lituania, como Malta, etc.., cuando nosotros tenemos una serie de ventajas competitivas o comparativas con estos países que, sin llegar al extremo al que han llegado ellos, podríamos estar muy por delante. Hay situaciones como, por ejemplo, en Lituania, el sistema de compensación, el equivalente a Iberpay, permite que las entidades de dinero electrónico y de pagos puedan adherirse directamente sin tener que pasar por una entidad liquidadora. Este tipo de cosas hace que sea mucho más fácil que en estos países florezcan iniciativas y que crezcan adecuadamente. De hecho, lo que me parece triste es que haya empresas españolas que tengan que licenciarse en estos países para poder crecer.

¿Se está produciendo fuga de talento a jurisdicciones más amables?

El talento no se marcha, más bien al contrario. Lo que vemos es que empresas no españolas que se establecen virtualmente, en España; contratan talento español y, en muchos casos, directivos de estas empresas se vienen a vivir a España porque aquí se vive muy bien, pero a efectos fiscales y demás se mantienen en sus países de origen. A mí esto me parece triste. Esto, lo que quiere decir es que aquí tenemos una base magnífica para el emprendimiento, pero nos faltan algunos elementos y entonces nos quedamos en ser proveedores de mano de obra. Málaga es un ejemplo magnífico. Allí tenemos un montón de empresas de Reino Unido y de otros países que han montado allí una sede, pero la sede fiscal y el Estado que recoge los beneficios principales es Reino Unido. Estamos renunciando a una parte muy buena por la falta de visión estratégica en cuanto a fiscalidad, facilidad para el emprendimiento, eliminación de trabas burocráticas, etc. Hemos dado pasos en la dirección correcta con la Ley de Startups y la ley Crea y Crece, pero todavía nos queda mucho camino por recorrer.

En términos fiscales ¿qué régimen ofrecen esos países?

Ellos tienen varias cosas. El impuesto de sociedades en algunos de estos países es significativamente menor y la certidumbre fiscal es mucho mayor. En España tendemos a hacer la ley innecesariamente compleja, difícil de interpretar y, al final, en el caso fiscal, en cierta medida, el derecho de la carga de la prueba recae en el contribuyente, no en la Agencia Tributaria. Yo creo que esto es desincentivador. Yo soy un pleno defensor del papel de la fiscalidad en la redistribución de la riqueza y en la igualdad de oportunidades, pero no debemos olvidarnos que una sociedad del bienestar requiere que haya empresas prósperas para que financien ese bienestar. Entonces, no debemos confundir lo primero con lo segundo, que es algo que en ocasiones creo que sucede en España.

¿Qué efectos positivos se están viendo ya de la Ley Crea y Crece y de la Ley de las Startups?

Es demasiado prematuro aún, pero sí hay cosas que, indudablemente, producirán un beneficio en el corto medio plazo.

¿Y el ‘sandbox’? Aefi apadrinó e impulsó su creación, pero parece que los procesos van más lentos de lo deseable ¿necesita darle una vuelta?

Se le está dando la vuelta. Empezamos con mucha fuerza y mucho ímpetu y tuvimos un desencanto por parte de muchos de los que presentaban propuestas porque decían que las exigencias del Seblac y de la Agencia de Protección de Datos eran demasiado elevadas, que iban con la mentalidad supervisora tradicional, cuando precisamente aquí lo que se trata es de facilitar las cosas y hacer una supervisión ligera, a expensas de ver si el proyecto tiene sentido y tiene cabida. Entonces, si tengo que pasar por estos requisitos, cuando no sé si el proyecto es viable desde un punto de vista legislativo, es que no tiene sentido que me presente. Pero, afortunadamente se han dado pasos en la dirección adecuada y espero que los frutos se vayan recogiendo y el desánimo temporal que hubo por parte de algunos que presentaban proyectos desaparezca.

¿Qué otras mejoras debería incorporar?

En el modelo actual del sandbox hay convocatorias, creo que son dos al año y seis meses en un contexto innovador es mucho tiempo, especialmente, si como pasa con frecuencia, te pierdes una ventanilla por algún retraso de cualquier tipo porque te vas a un retraso de un año. Ahí lo que proponemos es que la ventanilla esté siempre abierta, como sucede por ejemplo en el Reino Unido. También, probablemente, la creación de algún tipo de lanzadera, una incubadora muy pegada al sandbox para facilitar que no solo la parte regulatoria, sino otras partes de proyectos nuevos pues se puedan mover rápidamente.

¿Una incubadora de iniciativa pública o privada?

No tiene por qué ser pública. Si las cosas se hacen bien, el capital privado estará atraído por hacer esto y, en mi opinión, el sector público solo tiene que entrar allí donde el capital privado no llega y siempre, por supuesto, en cosas que tengan sentido de utilidad pública.

¿Están las ‘fintech’ ganando de manera clara cuota de mercado a la banca tradicional?

Creo que sería una comparación engañosa. En primer lugar, porque no hay fuentes de datos fiables con datos de fintechs, pero sobre todo, porque cada vez más, las fintech se orientan al B2B y lo que hacen es básicamente ayudar a las entidades financieras tradicionales a ser más eficientes e innovadoras.