Inversión ‘de impacto’: una pujante industria se abre paso

Uno de sus principales lemas afirma que se puede “cambiar el mundo a través de la inversión”, apostando por empresas que demuestren su compromiso con el medio ambiente y la sociedad. La ola de impacto que vive el sector de capital privado en España, en paralelo a la madurez de la industria, se traduce en la llegada de nuevos inversores y flujos de capital crecientes hacia un sector que busca generar un impacto social y/o medioambiental medible y gestionable, además del tradicional retorno financiero.

La llamada inversión de impacto ha llegado a España para quedarse y seguir creciendo dentro de la inversión sostenible y social, tanto en volumen invertido como en nuevos actores y proyectos. Según SpainNAB, en nuestro país existen 15 fondos de capital privado enfocados en este ecosistema, con un total de 436 millones de euros bajo gestión, lo que supone alrededor de cinco veces los activos gestionados en 2018 (92 millones de euros). Así lo muestra el estudio que la patronal SpainCap realiza cada año en colaboración con Esade. Desde hace un lustro, la inversión de impacto no ha dejado de crecer y aunque los fondos han sido pioneros y han tomado el liderazgo, otro tipo de entidades, como la banca ética y social, con una larga trayectoria en el mercado, destinan 1.638 millones a esta tipología de inversión, incluyendo 230 millones gestionados por fundaciones, cada vez más interesadas también en alinear sus estrategias de inversión patrimonial con su misión fundacional.

Aunque el ecosistema nacional todavía es pequeño frente a otros países, la inversión de impacto es una industria pujante en España y ocupa un pilar fundamental en la agenda de los inversores. Sus gestores, en vez de utilizar el tradicional binomio (rentabilidad-riesgo) emplean el trinomio (rentabilidad-riesgo-impacto), donde incluyen este último factor clave en sus estrategias de inversión, apostando por proyectos cuyo propósito es generar un impacto positivo social y/o medioambiental.

En defintiva, la inversión de impacto es una tendencia imparable pero con numerosos retos y oportunidades por delante. Uno de ellos es el peligro del “greenwashing” o “impact washing”, junto a las tendencias regulatorias y la necesidad de una fiscalidad que incentive la industria. Pero, sin duda, su gran desafío actual es la transparencia y la falta de metodología, como ha puesto de manifiesto el último informe “el “Estudio del ecosistema de Inversión de Impacto en España desde la visión del Capital Privado” elaborado por SpainCap en colaboración con la consultora Attalea Partners. Sus conclusiones son esclarecedoras: el 100% de las gestoras entrevistadas ya integran los criterios ESG en sus procesos de inversión y el 89% auditan y verifican sus métricas de impacto.