El 89% de las gestoras españolas ya audita métricas de impacto
La sostenibilidad es una tendencia estructural que ya moviliza miles de millones de inversión, pero fomentar el ecosistema de impacto requiere estandarizar conceptos y metodologías.
La inversión de impacto sigue creciendo en España ante un mercado cada vez más convencido de que las empresas responsables crean valor, como refleja el “Estudio del ecosistema de Inversión de Impacto en España desde la visión del Capital Privado” elaborado por la patronal SpainCap junto a la consultora Attalea Partners. El informe desvela que el 89% de las gestoras ya auditan y verifican sus métricas de impacto. La realidad se impone. Cada día vemos ejemplos de compañías capaces de vender más o a precios superiores por fabricar productos sostenibles. Empresas que logran costes operativos más bajos por tener contratos a largo plazo de energía verde o firmas capaces de atraer más capital e inversión por ser más transparentes. “Adaptarse a los requerimientos de la transición energética, ser consecuente con las necesidades de los empleados y la sociedad o gestionar de acuerdo a buenas prácticas de gobierno corporativo es muy positivo para la cuenta de resultados de las compañías y para la valoración de los activos”, confirma a elEconomista Capital Privado Jorge Solaun, responsable de Energía, Infra & ESG Deal Strategy en KPMG en España. “Existe una correlación entre la prima de valoración y el desempeño ESG en la mayoría de los sectores”, añade. El ecosistema de impacto es un sector joven que crece rápidamente ante la alta demanda de las entidades internacionales para la aplicación de estos principios. En palabras de Elena Rico, vicepresidenta de SpainCap y presidenta del Comité de Impacto el reto ahora es “homogeneizar tanto la definición de fondo de impacto como los instrumentos para realizar mediciones, y construir una única definición de inversión de impacto sólida e internacional”, matiza.
Objetivo: una definición única
Las gestoras entrevistadas en el estudio de SpainCap coinciden en la necesidad de construir una única definición de inversión de impacto sólida e internacional. En definitiva, el gran desafío es definir qué es un fondo de impacto y qué instrumentos se emplearán para realizar mediciones. En este sentido, el reglamento de divulgación de finanzas sostenibles (SFDR) hará que todas las gestoras pongan aún mayor foco en las métricas, especialmente las relacionadas con los riesgos de sostenibilidad. “Muchas gestoras de private equity no tienen aún claridad sobre las métricas clave que van a utilizar o sobre los mecanismos de reporting de información no financiera que deben establecer para la gestión de sus portfolios de participadas”, advierte Solaun, responsable de Energía, Infra & ESG de KPMG en España.
En palabras de José Zudaire, director general de SpainCap, “llevamos tiempo apostando por las gestoras especializadas en impacto, incluyéndolas en la Asociación con un comité propio que dé voz a su necesidad de entendimiento por parte tanto de la industria de venture capital y private equity como de la opinión pública en general. Necesitan un marco de actuación acorde con su actividad y que demuestre con mediciones el impacto positivo que crean en la sociedad”, añade. El otro gran desafío, junto a la estandarización de conceptos y metodologías, es la necesidad de atraer un mayor volumen de capital por parte de inversores. “Atraer mayores volúmenes de capital de los inversores (limited partners) requiere sobre todo demostrar un buen track-record de inversión. Las gestoras que han sabido leer las tendencias estructurales de largo plazo en los mercados pueden acreditar un desempeño mejor”, confirma Solaun.