Objetivo 2023: los fondos salen de compras para ‘engordar’ sus carteras

La mayor competencia por activos de calidad y acceso a crédito obliga a los fondos a buscar alternativas para maximizar la rentabilidad de su capital. En el actual escenario, las compras para la cartera o ‘build ups’ ganan fuerza. Frente a la dificultad para levantar capital, las participadas están bien nutridas de caja.

Todo apunta a que 2023 será el año de la creación de valor vía adquisiciones en los portfolios del capital privado mediante compras complementarias (add ons en la jerga financiera) para engordar las carteras. Operaciones que parecen estar ganando peso en el mercado de private equity en España y que, según los expertos, se verán con mayor frecuencia como vía de crecimiento para las participadas. La plataforma consigue ganar tamaño mediante la adquisición de otras compañías complementarias con las que puede aflorar sinergias, reduciendo, al mismo tiempo, la fragmentación del sector. Nuestro país cuenta con referentes y ejemplos de compañías que han crecido vía adquisiciones hasta convertirse en grandes jugadores mundiales en sectores diversos, como QuirónSalud, Tinsa, Parques Reunidos, Citri&Co, Rovensa, Applus+, Idealista o Grupo Primavera, entre otras muchas.

El entorno de incertidumbre actual favorece este tipo de operaciones. La mayor competencia por activos de calidad obliga a los fondos de capital privado a buscar alternativas para maximizar la rentabilidad de su capital. A esto se suma la complejidad existente a la hora de levantar nuevo capital mientras que, por regla general, las compañías participadas suelen estar bien nutridas de caja. El fenómeno no es propio sólo de España. Siete de cada diez compras del private equity europeo ya son adquisiciones para acelerar el crecimiento de las compañías participadas, una tendencia que, según los expertos consultados por elEconomista Capital Privado, seguirá aumentando en España.

El escenario macro complica el acceso a unas condiciones de financiación favorables lo que, unido a los buenos niveles de caja que suelen tener las participadas, hace que los fondos muestren mayor interés en realizar adquisiciones complementarias. En opinión de José A. Zarzalejos, socio responsable de Corporate Finance de KPMG en España, “tras años de grandes volúmenes de inversión y de valoraciones altas, tiene cierta lógica pensar que veremos al private equity en 2023 con menos inversiones directas, que generan mayor riesgo, y con una gestión mucho más activa de sus portfolios, impulsando compras para las compañías participadas con el fin de que los futuros retornos descansen en la generación de sinergias y no tanto en el apalancamiento. Muchas gestoras de capital privado cuentan con capital reservado para realizar nuevas compras desde sus compañías participadas este año”.

Mantener a los vendedores

En el actual escenario, los fondos tienen más confianza en este tipo de inversiones, como confirma Patricia Figueroa, asociada senior de Corporate y M&A de Allen & Overy. “Con los build ups los fondos siguen invirtiendo en un sector y en un mercado conocidos, cuya evolución es más fácil de prever. Este tipo de procesos les permiten acelerar el crecimiento de las participadas en términos de facturación, rentabilidad, presencia geográfica, clientes, oferta de productos o servicios, etc., mejorando su perfil y aumentando su atractivo de cara a obtener mejores retornos en una futura desinversión. De esta forma, los fondos pueden diversificar el riesgo de sus empresas participadas”, añade.

Cuando el objetivo es ampliar los productos o servicios ofrecidos o la expansión geográfica de la compañía participada, “resulta clave conservar a los vendedores en el equipo gestor”, matiza Figueroa. Para ello, una fórmula a destacar es “hacerles partícipes de la estructura de inversión o de los paquetes de incentivos para que puedan beneficiarse junto con el private equity en el momento de la desinversión”, explica. Aunque este tipo de operaciones son fácilmente extrapolables a casi todos los sectores, se prevé mayor movimiento en mercados fragmentados y en aquellos relacionados con temas sanitarios, tecnológicos, educativos y agroalimentario. Como confirma José A. Zarzalejos, la crisis ha dejado patente la existencia de numerosos sectores que todavía necesitan ser consolidados en España, procesos donde el capital privado está jugando un rol clave. “Las adquisiciones complementarias para la cartera se han convertido en una parte importante del mercado de private equity en España y creemos que el entorno de incertidumbre actual favorece este tipo de operaciones para asegurar la creación de valor, por lo que se acelerará la tendencia de los fondos a apostar por este tipo de procesos y consolidando sectores más fragmentados”, añade el socio responsable de Corporate Finance de KPMG en España.

Desde PwC, Manu Valverde, socio de Transaction Services, destaca “los beneficios obtenidos de sinergias, tanto por la parte de la optimización de las estructuras de coste fijas de cada una de las compañías adquiridas como por el incremento en el poder de negociación que tiene una plataforma más grande en la relación con sus proveedores” En su opinión, este tipo de estrategia “es un claro ejemplo de cómo el capital privado puede transformar una compañía pequeña en un grupo líder en un intervalo corto de tiempo. Solo creciendo orgánicamente sería impensable alcanzar un gran tamaño en un periodo reducido”, confirma Valverde. De esta manera, el fondo crea valor a través de economías de escala, transformando estructuras y políticas de cada compañía, buscando eficiencias y sinergias y mediante la aplicación de las best practices en las compañías adquiridas. El sector elegido, la plataforma, las potenciales sinergias y la financiación son algunos de los factores a tener en cuenta desde que se empieza a plantear un buildup. Una de las bondades del proyecto buy and build se basa en el arbitraje de múltiplos: a sociedades pequeñas se les aplica una valoración menor que a un grupo más grande y diversificado que crece de forma orgánica y mediante adquisiciones. De esta manera, el fondo compra una compañía a un valor, por ejemplo, de 6 veces ebitda, la integra en un grupo que cotiza a 10 veces, y lo que antes se valoraba a 6, ahora lo hace a 10. “Finalmente, en el proceso de salida, el tamaño de su participada es importante. Muchos fondos internacionales, debido al tamaño de sus vehículos, no miran muchas veces compañías españolas pese a que sean interesantes, al quedarse por debajo de los niveles mínimos de inversión, por lo que lograr mediante la suma de varias compañías un grupo con un ebitda superior a los 25-50 millones es una estrategia exitosa”, confirma Manuel Valverde.