La esperada ‘normalización’ del mercado, ¿se aplazará a 2024?

Navegar por la volatilidad y la incertidumbre ha sido la tónica general del mercado durante el primer trimestre del año en el turbulento sector de M&A, alargando las operaciones y los procesos de due diligence. Las transacciones tardan más en cerrarse por la dispersión en valoraciones y la necesaria adaptación a un nuevo entorno macro y geopolítico al que el mercado aún debe acomodarse. Aunque en las últimas semanas se han detectado algunas señales alentadoras de recuperación, pese a la crisis bancaria y la caída de entidades a uno y otro lado del Atlántico, la esperada normalización de cara al segundo semestre del año aún no ha llegado ¿Se aplazará a 2024?

A medida que se vislumbra el final de esta etapa de transición, algunos sectores muy resilientes al ciclo -educación, infraestructuras, energía y sanidad, entre otros-, siguen estando muy activos. Las compañías participadas también mantienen su dinamismo haciendo add ons, con el reenfoque en el crecimiento inorgánico como una importante palanca de crecimiento y entrada en nuevos mercados. El gap de precios emerge como el gran desafío, ya que los múltiplos que se pueden pagar son menores, no sólo por los “current trading” de las compañías, sino porque la financiación se ha encarecido y es más díficil acceder a la deuda.

En las carteras más maduras hay activos que deben salir al mercado y sigue existiendo un stock elevado de fondos disponibles del private equity, tanto nacional como internacional. El mercado se muestra, por tanto, razonablemente optimista, toda vez que los bancos establezcan las nuevas reglas de juego y se disipen las dificultades para fijar precio a los activos. Como ilustran las últimas operaciones fallidas, todavía es difícil casar las expectativas de valoración de comprador y vendedor. El actual entorno, el más complejo desde la crisis financiera, requiere creatividad para encontrar puntos de encuentro, soluciones imaginativas y nuevas estructuras de capital y financiación ante el encarecimiento de la deuda y las bajadas de los múltiplos de salida.

Las grandes operaciones (mega-deals) están paradas a la espera de una mayor visibilidad, aunque grandes activos ya preparan su próxima salida al mercado, especialmente en sectores defensivos. La mayoría de los fondos empiezan a mover ficha con procesos que se quedaron en stand by, sin calendario todavía. Se impone la famosa frase “wait and see”, tan manida en el sector durante los últimos meses, a la espera de conocer qué pasará con la financiación y las nuevas reglas de juego que instauren los bancos. Pero una de las diferencias respecto a la crisis financiera anterior es la presencia creciente en este nuevo escenario de incertidumbre de los fondos de deuda. Incluso fondos soberanos ya están prestando también en otros mercados a tipos competitivos.