Infraestructura digital: ‘al rojo vivo’, con los ‘remedies’ y Vodafone en el foco

Las telecos españolas prometen volver a ser un gran motor del ‘M&A’ en 2023 tras mover cerca de 25.000 millones de euros el año pasado, con la fusión de Orange y MásMóvil, acaparando 18.900 millones. Las compraventas de activos de fibra, torres y ‘data centers’ ofrecen nuevas oportunidades al capital privado.

La recta final de 2023 se presenta prometedora para la inversión en infraestructuras digitales (digital infra).Desde que la Comisión Europea decidió que la fusión Orange-MásMóvil debía ir a Fase II de evaluación, un escrutinio en mayor profundidad, todo el sector está pendiente del dictamen sobre los ‘remedies’ de la operación, detonante de otras muchas transacciones que podrían venir después. “El impacto de la operación de concentración y la resolución al respecto de la Comisión Europea serán decisivas. Tanto si se produce de forma voluntaria (para aligerar “lastre” de cara a la autorización de Competencia), como si se impone por medio de remedies acordados o adoptados por el supervisor de Competencia, lo normal es que dicha operación deje un reguero de desinversiones que permitan la entrada de capital privado en el sector”, explican Elena Aguilar y Jorge Sánchez, socia de Corporate y M&A de CMS Albiñana y socio de TMC (Tecnología, Medios y Comunicación). Los expertos apuestan porque una visión clara de los remedies de la operación acelerará la actividad del mercado. “No hay que olvidar que la fusión de Másmóvil-Orange, acordada en marzo de 2022, sólo tendrá sentido si los remedios son aceptables”, confirma un asesor financiero a elEconomista Capital Privado. En las altas instancias de Vodafone España también temen que los posibles remedies relacionados con la joint venture refuercen a rivales como Digi y Avatel.

En fusiones entre operadores con red la Comisión Europea revisa el proceso imponiendo remedies que garanticen la competencia, normalmente basados en la venta obligatoria (y a precio mínimo) de parte de la infraestructura, incluido el espectro móvil, para que otro operador explote la red móvil y de fibra duplicada. Es lo que ocurrió, por ejemplo, cuando Orange compró Jazztel: su red de fibra duplicada fue adquirida por Yoigo, todo un empujón para ser más agresivo en precios y crecer más rápido. El mercado espera también la decisión de otro de los grandes operadores del país, Vodafone España, sobre su red híbrida de fibra y coaxial, liderada por Mário Vaz como primer ejecutivo desde el 1 de abril. La fusión entre Orange y MásMóvil creará un segundo gran competidor junto a Telefónica, y Vodafone se encontrará a mayor distancia y con menor capacidad competitiva. La firma de inversión australiana Macquarie Capital, principal accionista de Onivia, y el fondo galo Ardian, propietaria de Adamo, se postulan por separado para pujar por la red fija de Vodafone España, según adelantó elEconomista.es. De materializarse las muestras de interés, sus protagonistas catapultarían su presencia en el mercado español.

Digi y Avatel quieren crecer

El gran apetito inversor por los negocios de infraestructuras ha multiplicado el capital disponible y los recursos embalsados a la espera de oportunidades en un entorno que percibe nuevas prioridades energéticas, digitales, logísticas y sociales en torno al almacenamiento energético, vehículos eléctricos, data centers, líneas de fibra, logística, estaciones de carga, infraestructura social y economía circular. A los tradicionales fondos se unen actores como fondos de pensiones y aseguradoras, “que tienen sus pasivos principalmente a largo plazo y para los que la búsqueda de activos encaja a la perfección con los principios fundamentales de las inversiones en infraestructuras. Precisamente este compromiso a largo plazo les hace ser vistos positivamente por co-inversores”, explica Juan Ignacio García Martos, director de Transaction Services de PwC. Operadores como Digi y Avatel también necesitan crecer, para lo que buscan socios y aliados. Una vez se conozca cómo quedan los remedies o, al menos, haya mayor visibilidad, probablemente muevan ficha. De esta manera, la situación de goteo puede dar paso a un aluvión de transacciones en el sector, especialmente de fibra óptica, ante el interés de grupos financieros y fondos por sacar partido a sus flujos de caja estables, bajo riesgo de demanda y su cobertura frente a la inflación”. Es muy posible que los movimientos y oportunidades surjan en el segundo semestre del año, cuando se espera el “desembalsamiento” de la financiación. En cualquier caso, la deuda bancaria sigue estando disponible para este tipo de proyectos como confirma Guillermo Muñoz-Alonso, socio de Mercados y Servicios Financieros de CMS Albiñana & Suárez de Lezo. “Las infraestructuras son contempladas por los bancos como un refugio, muy especialmente cuando llevan la vitola de sostenibles. Por ello, hay mucha atención sobre proyectos de energía renovable, autoconsumo, aguas o reciclaje y tratamiento de residuos, y también sobre redes de comunicaciones, fibra óptica, centros de datos y similares”. En este sentido, los project bonds son una alternativa en auge. “Casi siempre bajo el formato de “green bonds” generan mucho interés entre inversores internacionales y son adecuados para proyectos grandes y con impacto ambiental positivo”, añade Muñoz-Alonso. Los periodos de maduración más largos de estas inversiones liberan algo de presión en este sentido. “Además estamos viendo formas creativas y alternativas para cerrar operaciones. Préstamos a plazo, estructuras 100% capital, inversores minoritarios, acuerdos con co-inversores (incluyendo fondos soberanos, fondos de pensiones o aseguradoras). Los bancos las estructuran para que estos inversores institucionales tomen la deuda. Adicionalmente, los fondos de deuda abren una nueva vía para financiar operaciones en un entorno más complejo” confirma García Martos.

Equilibrios de fuerzas

Muchos inversores han pasado, a medida que el mercado maduraba, de invertir en torres de telecomunicaciones a apostar por redes fijas de fibra y, finalmente, posar sus ojos sobre los data centers. Pero, ya se trate de data centers (por alojar potencialmente datos especialmente sensibles para ciertos servicios esenciales) o de torres, cables submarinos o redes de fibra (por garantizar la conectividad de puntos neurálgicos de servicios esenciales), todos estos activos tienen vocación de ser considerados infraestructuras críticas o estratégicas. Ello comportará que las inversiones sobre los mismos, cuando sean realizadas por capital extranjero, queden sometidas al control de inversiones exteriores, cuyo régimen se ha endurecido notablemente. Esta circunstancia, unida a la ralentización del mercado, ofrece indudables ventajas de prelación al capital de origen nacional y abre una ventana de oportunidades. Los últimos movimientos corporativos ya dibujan un escenario con nuevos equilibrios de fuerzas y grupos en búsqueda de socios para recapitalizarse y poder acometer nuevas adquisiciones. Avatel formalizó un acuerdo con el fondo francés Antin Infrastructure Partners para la compra de Lyntia Access, uno de los principales operadores neutros mayoristas en España, por 1.000 millones. Redeia (Red Eléctrica) cerró la venta del 49% de Reintel a KKR por otros 1.000 millones. Antin vendió Lyntia Networks, de la que se había segregado antes Lyntia Access, a las aseguradoras Axa IM Alts y Swiss Life Asset Managers por 2.000 millone. Después, ambas firmas dieron entrada a un tercer socio al vender un 33% del capital de Lyntia Networks a la neozelandesa H.R.L. Morrison. El fondo francés Ardian también compró el operador mayorista de fibra Aire Networks a Magnum por 600 millones.

Otras subastas en curso como la de la teleco española Finetwork también siguen pendientes de los remedies de radio acordados en la fusión Orange-MásMóvil. La compañía ha declarado abiertamente que quiere participar en los remedios y que sigue de cerca los movimientos de Vodafone, su principal cliente.