‘Forensic Due Diligence’: conoce los riesgos, establece las estrategias

En el contexto de una operación de fusión o adquisición, los inversores deben seguir múltiples pasos para garantizar la seguridad y rentabilidad de su inversión y, sin duda, la diligencia debida es uno de los más relevantes. El alcance y profundidad de estos procedimientos puede variar en función de diversos factores, tales como el tipo de negocio, la envergadura de la operación, el sector en el que el target desarrolla su actividad o posibles riesgos geopolíticos, entre otros. Cabe preguntarse entonces cuánta diligencia es adecuada. En este artículo, destacamos algunas áreas clave que deben evaluarse y las posibles repercusiones de llevar a cabo una insuficiente diligencia debida, especialmente desde la perspectiva forense. Y ello porque, si bien la mayor parte de inversores acometen una adecuada due diligence financiera, legal y fiscal, la Forensic Due Diligence sigue siendo relativamente menos frecuente. Y sin embargo, no llevar a cabo una diligencia desde la perspectiva de Forensic puede exponer al adquirente a potenciales sobrecostes, reducción de ingresos, importantes daños reputacionales y potenciales litigios y sanciones.

Lo cierto es que el término “contabilidad forense” se asocia comúnmente con sospechas de irregularidades y evoca la imagen de profesionales de la investigación de casos de delitos financieros. Sin embargo, los profesionales de Forensic también intervenimos habitualmente para investigar la actividad legítima de una sociedad y realizar revisiones de diligencia debida para evaluar posibles inversiones, fusiones y adquisiciones de negocios. Mientras que la due diligence financiera analiza los estados financieros de la sociedad target para entender en profundidad el modelo de negocio, la evolución de ventas y gastos y la consistencia de las proyecciones financieras, la Forensic Due Diligence examina si la forma en la que se presenta el target y la historia que cuentan esos estados financieros tiene sentido y se ajusta a la realidad.

Pero los profesionales especializados en este tipo de trabajos no sólo examinamos los estados financieros. Adoptamos una aproximación holística que desarrolla de forma paralela líneas de trabajo de diversa naturaleza: procedimientos de inteligencia corporativa, análisis estadístico, revisión del sistema de cumplimento y entrevistas con personas clave dentro de la organización, entre otros. Se trata de procedimientos no asimilables a ningún otro procedimiento de diligencia debida, enfocados específicamente a la revisión de los riesgos de fraude, blanqueo de capitales, conflictos de interés y soborno o corrupción, entre otros.

El proceso de la ‘Forensic Due Diligence’

Un paso preliminar siempre consiste en llevar a cabo una evaluación de alto nivel de los posibles riesgos latentes de fraude, soborno y corrupción inherentes al sector, modelo de negocio y operaciones de la sociedad target. A partir de aquí, la Forensic Due Diligence se asienta sobre tres pilares fundamentales, cuyo alcance y profundidad dependerán en gran medida de las necesidades de la operación, considerando aspectos como el tiempo disponible, el nivel de acceso al target o el apetito por el riesgo del inversor.

El primero es la due diligence reputacional. Se trata de un procedimiento que permite obtener información sobre la integridad, reputación, actividades, experiencia, solvencia patrimonial, vinculaciones financieras y societarias, posibles conflictos de interés, etc., de una persona física o jurídica. La due diligence reputacional se utiliza de forma preventiva para responder a la pregunta: “¿Quién es, realmente, la otra parte?”. Es una herramienta robusta para la identificación temprana de información no revelada, que permite controlar y reducir eficazmente los riesgos reputacionales durante las primeras fases de una transacción. Utilizada como apoyo de otros tipos de due diligence, la due diligence reputacional permite aflorar información cualitativa relevante que quizá no fue compartida por el target o permaneció bajo el radar de otros tipos de diligencia debida. Permite además alertar de posibles litigios no revelados e identificar relaciones con terceros de los que el comprador sería responsable una vez cerrada la operación.

En segundo lugar, se lleva a cabo una revisión de las políticas y procedimientos de prevención, detección y respuesta a los riesgos de fraude, corrupción y soborno. Se obtienen y revisan las políticas y procedimientos existentes con el fin de identificar potenciales lagunas y valorar la efectividad de los controles internos del target para prevenir y detectar las transacciones potencialmente no conformes. En esta fase se presta singular atención a las políticas, procedimientos y materiales de formación relacionados con el código de conducta y el cumplimiento de la normativa anticorrupción, especialmente si resulta de aplicación la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero de los Estados Unidos (por sus siglas en inglés, “FCPA”). Se analizan las interacciones con funcionarios y las transacciones directas con entidades públicas, así como las actividades sensibles a riesgos de corrupción y soborno. Finalmente, sobre la base del resultado obtenido, se selecciona para su análisis una muestra representativa de transacciones de potencial alto riesgo, registradas en cuentas sensibles al cumplimiento, mediante el uso de avanzados modelos analíticos. En esta fase se evalúa si las transacciones seleccionadas fueron llevadas a cabo de conformidad con un acuerdo escrito y con un propósito comercial válido; si están respaldadas por documentación justificativa suficiente y adecuada; y si están registradas de forma precisa y transparente en la contabilidad del target.

Reflexiones finales

La Forensic Due Diligence es un procedimiento de capital importancia, en especial en el contexto del actual entorno regulatorio -cada vez más cambiante y exigente- y la creciente importancia de la responsabilidad corporativa y la transparencia a la hora de hacer negocios. Los resultados obtenidos por medio de estos procedimientos pueden resultar clave para el desenlace de la operación o la configuración de la misma, permitiendo anticipar problemas y riesgos antes de la inversión o, en su caso, la implementación de planes de remediación tras la adquisición, con el objetivo de minimizar una potencial pérdida potencial de valor para el adquirente.