Capital privado para todos: ‘al bolsillo’ del minorista

La reducción a 10.000 euros del límite para acceder a fondos de capital riesgo abre la puerta a clientes de banca privada con un menor patrimonio y da la bienvenida a la inversión ‘retail’.

Una de las grandes demandas impulsadas por la industria de inversión es, por fin, una realidad. La Ley de Creación y Crecimiento de Empresas recoge la posibilidad de que los pequeños ahorradores puedan invertir en fondos de capital riesgo españoles por un importe mínimo inicial de 10.000 euros, siempre que esta cantidad no represente más del 10% de su patrimonio financiero, que no debe exceder el medio millón de euros, y la operación esté respaldada por la “recomendación personalizada” de un intermediario. El nuevo régimen de distribución no invalida que la inversión para este tipo de fondos siga siendo de 100.000 euros como mínimo, pero abre la veda a su comercialización entre clientes de un menor patrimonio al que suele dirigirse la banca privada. De hecho, según los últimos datos de la patronal SpainCap, los family offices acapararon el 26% de los 2.961 millones captados el año pasado en España, mayoritariamente de clientes nacionales.

El sector venía reclamando la reducción de la aportación mínima para este tipo de productos, especialmente tras la popularización de los fondos de fondos. En este sentido, José Zudaire, managing director de SpainCap, asegura que “la democratización del capital privado ampliará la base inversora de las gestoras y hará crecer el volumen de financiación, no solo bancaria, accesible para las pymes, lo cual, en el escenario actual de inflación y de tipos, resultamuy favorable. Es muy positivo que con gestión y asesoramiento profesional, nuevos inversores puedan incorporar el activo por primera vez a sus carteras”.

Ignacio Serra, socio y associate director de Principal Investor and Private Equity (PIPE) de Boston Consulting Group (BCG), coincide en que la rebaja del umbral mínimo supondrá un crecimiento potencial muy elevado para el private equity. “El peso del capital privado en las carteras de inversión retail es aún muy reducido, inferior al 5%, mientras en Europa se sitúa en torno al 2-3%”, explica.

Con la nueva regulación, “no se espera que el ahorro retail dé un salto inmediato o alcance el doble dígito, ni mucho menos que compita con destinos tradicionales como la vivienda”, matiza. Serra considera que el capital privado seguirá en un dígito simple, pero creciendo de forma gradual. Sin embargo, dada la diferencia de tamaños relativos, aumentos pequeños en el peso del capital privado en la inversión retail supondrán, en su opinión, un incremento significativo de la inversión en el activo. “El ahorro de las familias españolas en depósitos se aproxima a un billón de euros, mientras que la inversión anual en capital privado es inferior al 1% de dicha cantidad. Por tanto, un pequeño cambio en el destino del ahorro de las familias supondría incrementos significativos tanto en la inversión anual como en los activos gestionados”, matiza el socio de BCG. Los procesos que evolucionarán más significativamente serán, según Serra, los de marketing, captación de fondos, relaciones con inversores y reporting.

Las gestoras ya están desarrollando sus capacidades retail, recurriendo incluso a canales de distribución específicos o de terceros, implementando plataformas digitales y, en general, capacidades más “customer centric”. Cambios necesarios junto a una mayor proliferación, sofisticación e innovación de productos y estructuras de vehículos. “En la adaptación a clientes retail habrá fondos especializados y otros que dediquen tramos. Los factores a tener en cuenta serán la compatibilidad del perfil de inversión y el modelo de gobierno con los diferentes inversores” matiza el socio de BCG.

La posibilidad de obtener rentabilidades de doble dígito en un período habitual de diez años a cambio de no poder disponer del patrimonio invertido hasta la fecha de vencimiento de la inversión, siempre ha sido un potente argumento de venta del private equity. Especialmente cuando los bajos tipos de interés obligan a buscar alternativas de rentabilidad para el inversor conservador. Las grandes entidades financieras ya ofrecían este tipo de productos a sus clientes más premium de banca privada, y éste seguirá siendo su público objetivo. De hecho, han proliferado los fondos y los fondos de fondos de capital riesgo, concepto que incluye desde los puros de private equity a los de deuda privada, pasando por los de infraestructuras o los que invierten, incluso, en aeronaútica.

CaixaBank, la mayor gestora española por volumen de activos en instituciones de inversión colectiva, explica que, con el cambio normativo, “no planteamos modificar sustancialmente el perímetro de inversores a quienes ofertar estos vehículos, ya que se trata de instrumentos ilíquidos, con un nivel de riesgo elevado y que requieren un nivel de conocimientos y experiencia inversora elevados. Tampoco nos planteamos reducir la inversión mínima de forma generalizada. Los ajustes en la oferta servirán simplemente para permitir que los clientes con patrimonios menos elevados dentro de banca privada puedan diversificar mejor sus posiciones en las carteras”.

En el caso de Banco Sabadell, el público objetivo del private equity, “por las restricciones de liquidez, llamadas de capital y perfil de riesgo” empieza en banca privada. Dentro de la misma, “tenemos subsegmentos donde ofrecemos distintas soluciones. Nuestra opinión es que actualmente no es un producto para inversores minoristas del segmento retail”.

José Cloquell, director de inversiones ilíquidas de la firma de asesoramiento Diaphanum, incide en que el inversor ‘retail’ necesita recibir asesoramiento profesional. “Resulta clave verificar que el inversor es plenamente consciente de la renuncia a la liquidez y de los plazos de inversión que implica apostar por este tipo de activos. Asimismo, hay que evaluar hasta qué punto el capital riesgo añadirá diversificación y exposición en base a la prima de iliquidez y tras descontar las comisiones”, añade.

Una opinión compartida también por Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento Nextep Finance.”Lo importante no es el nivel de patrimonio, sino los conocimientos financieros del cliente y, sobre todo, su entendimiento de dichos productos, así como la profesionalidad y objetividad del análisis del asesor”, subraya.

Por su parte, Ion Zulueta, director de análisis en iCapital, matiza cuándo sería adecuada la apuesta por activos privados por parte de los inversores minoristas. “A partir de un mínimo de 10.000 euros tiene sentido siempre que el capital comprometido represente un porcentaje limitado del patrimonio del inversor, se ajuste a su objetivo de inversión y perfil de riesgo y sobre todo, a sus necesidades de liquidez. Asumiendo que ésta sea su primera y única inversión en mercados privados, le aconsejaríamos un buen fondo de fondos, diversificado por primarios y secundarios e idealmente por clases de activo: capital riesgo, infraestructuras, deuda privada e inmobiliario. Además, nos aseguraríamos de que entienda bien la inversión que va a acometer. Una vez comprendidos sus beneficios, haríamos hincapié en los riesgos, desmitificando la diversificación que ofrece”, subraya.