El ‘círculo virtuoso’ de una industria consolidada que ‘mira de reojo los nubarrones’

Cuánto durará el boom de las fusiones y adquisiciones? ¿Cómo afectarán las subidas de tipos y los nubarrones que amenazan a la economía española a la actividad transaccional y a la financiación de los LBO (compras apalancadas)? De momento, el impacto para las finanzas globales que ha traído consigo 2022 y la inquietud por el incremento de la inflación no impiden que el mercado siga especialmente activo. Los riesgos geopolíticos y la creciente presión en los bonos de Italia y España, hacen temer por las primas de riesgo y por el castigo a la periferia europea. Algo que ya vimos en la crisis de 2010 a 2012. Entonces, la subida de las primas de riesgo encareció la financiación de los tesoros de España, Italia, Grecia, Portugal o Irlanda, y por extensión, los costes de financiación de empresas y bancos, provocando una suerte de “eurozona a dos velocidades”.

El temido escenario de ralentización no parece haber llegado. Las caídas generalizadas de las bolsas y el bitcoin chocan con el círculo virtuoso de la industria española de private equity y venture capital, potenciada por el apetito inversor y por una mayor exposición de los institucionales a los activos alternativos. Y, dentro de todos ellos, en particular, al private equity, con el consiguiente crecimiento de los secondary buyouts (compraventas entre fondos).

La actividad sigue siendo frenética y los fondos de capital privado mantienen la escopeta bien cargada en busca de oportunidades, consolidando la liquidez del mercado secundario y el auge de las escisiones y ventas de activos no estratégicos (carve outs) que, históricamente, han generado buenas rentabilidades. El entorno de bajos tipos de los últimos años ha propiciado apalancar las operaciones, junto al contexto favorable de fundraising, con grandes bolsas de dry powder (capital disponible para nuevas compras).

Nadie sabe cuánto durará la fiesta ni cómo impactarán los nubarrones en los retornos del private equity, pero lo cierto es que las valoraciones que ofrecen los mercados públicos siguen sin poder competir con el capital privado. “Por diversas razones, el dinero público en España compite mal con el privado y esta tendencia no tiene visos de cambiar”, aseguran desde una de las principales entidades financieras a elEconomista.es.

No es ningún secreto. Cada vez más empresas optan por el private equity para no estar sujetas a la volatilidad ni rendir cuentas ante el mercado. Un fenómeno que se observa en los procesos de dual track y en los múltiplos y valoraciones ofrecidos en la venta privada frente a la colocación bursátil.