Capital privado y pymes: una ‘colaboración’ más necesaria que nunca

El retorno de las esperadas vacaciones de verano podría tornarse agridulce para las pequeñas y medianas empresas tras una fecha macada en rojo en sus calendarios: el pasado 30 de junio de 2022. El inicio del periodo estival ha coincidido con el fin de las ayudas públicas de Bruselas -canalizadas a través de los Fondos de la Sepi y Cofides-, la moratoria concursal y la puesta en marcha de la nueva Ley Concursal. En un momento tan convulso muchas compañías tratan de acelerar sus reestructuraciones. Ante el cese de las ayudas públicas las empresas vuelven a tener la obligación de presentar concurso de acreedores en los dos meses siguientes a conocer su estado de insolvencia. Las que finalmente acaben solicitándolo pueden encontrar en la venta de sus unidades productivas y/o sus activos una salida y un balón de oxígeno para la continuidad de sus negocios.

Los expertos apuestan por la anticipación como el mejor ingrediente para este nuevo escenario donde la expectativa de recuperación del PIB tras la pandemia se ha visto “modulada” por subidas de tipos de interés para intentar frenar la inflación. Pero, junto a la proactividad y anticipación, añadiría otro ingrediente clave: el capital privado. El incremento de los procedimientos concursales siempre implica nuevos retos y oportunidades para inversores como los fondos especializados en operaciones de adquisición de activos o unidades productivas de compañías en dificultades o distressed. La nueva ley concursal facilita este tipo de operaciones siempre y cuando permitan salvar a empresas viables sin capacidad para afrontar sus deudas. Es decir, compañías con un valor de mercado superior al de liquidación podrán optar por esta vía para salvar sus negocios.

La actividad de los fondos distress y de situaciones especiales persigue preservar valor, mantener la actividad y, por tanto, el empleo. Ya estamos viendo cómo muchos inversores especializados en este nicho de mercado reconocen estar asistiendo a un incremento del dealflow y de las operaciones. Como siempre, la celeridad es la clave para que se materialicen las mayores oportunidades posibles. El hecho de entrar en concurso, con las facilidades que la nueva ley introduce, debería ser un elemento facilitador para preservar valor. Bajo estas premisas, la vuelta del verano promete que tanto fondos de capital privado como pymes vuelvan a reencontrarse. Para los inversores supondrá la ocasión de tomar posiciones. Para las pymes, una oportunidad para la supervivencia de sus negocios preservando tejido productivo ante el reto de su necesaria transformación y reconversión.