El capital riesgo se ‘democratiza’: el inversor minorista amplía sus alternativas

El capital riesgo se democratiza. El Gobierno quiere reducir la inversión inicial para los pequeños ahorradores en capital riesgo situando el umbral mínimo de acceso en 10.000 euros frente a los 100.000 que se exigían hasta el momento. El cambio, aprobado en Consejo de Ministros el pasado 30 de noviembre, está recogido en el proyecto de Ley Crea y Crece y ya ha sido remitido al Congreso. Un paso adelante para hacer el activo más accesible a un mayor número de potenciales inversores y un importante avance también para el sector, al ampliar los instrumentos de financiación del crecimiento empresarial alternativos a la deuda bancaria tradicional. Aún así, limitar el acceso de los inversores particulares nacionales a los productos de su país en un entorno globalizado carece, en opinión de los expertos, de sentido. El cambio supondrá una profunda transformación de la industria y permitirá aumentar el volumen de financiación no bancaria al que pueden acceder las pymes, impulsando así el crecimiento económico.

La búsqueda de rentabilidad está incrementando el apetito por los activos alternativos y, en particular, por el private equity que, hoy por hoy, no tiene competencia en cuanto a retornos y rentabilidad en un contexto de tipos muy reducidos. El inversor minorista empieza a valorar el producto como una alternativa atractiva para rentabilizar sus ahorros, a sabiendas de que, históricamente, ha batido los índices bursátiles y se ha mostrado resistente a las crisis. Por unanimidad, los expertos consultados valoran de forma positiva el cambio: se abre una ventana de oportunidad interesante para que los buenos retornos del activo no queden restrigindos a los grandes patrimonios. Desde elEconomista Capital Privado la industria apoya un mayor acercamiento al inversor minorista siempre desde el asesoramiento profesional y la diversificación como principales factores mitigantes del riesgo.

Es importante, aseguran, no privar al pequeño ahorrador de un asset class que ha generado retornos muy atractivos y que, con un portfolio muy diversificado, ofrece un perfil de riesgo moderado. Al tratarse de un activo ilíquido, recomiendan construir una cartera equilibrada y, sobre todo, asegurarse de que el inversor minorista entienda bien el funcionamiento de los desembolsos a lo largo de la vida del producto y las distribuciones esperadas, dedicando al private equity solo aquella parte de su patrimonio que no necesite a medio plazo. También es relevante conocer el riesgo asociado a una salida anticipada y la solicitud de transmisión a un tercero -no siempre fácil de lograr-, que puede implicar la pérdida de parte de la inversión. De ahí la importancia de realizar test de idoneidad y de evaluar cuidadosamente los perfiles de riesgo de los potenciales inversores. Lo realmente importante no es el límite o umbral en sí, sino garantizar que los nuevos clientes entiendan bien sus particulares características.