Cuando ser rentable no es el principal objetivo de un fondo

Fondo Bolsa Social nació en 2020 como un vehículo de inversión que buscaba algo más que rentabilidad financiera: soluciones a los retos sociales y medioambientales

Los fondos de venture capital suelen tener todos una cosa en común, la rentabilidad es su principal objetivo, distan en el camino a recorrer hasta conseguirla. Unos apuestan por la tecnología, otros por el sector sanitario, otros series A, otros van a por las series C, etc. En medio de todos ellos nació en plena pandemia Fondo Bolsa Social, que en vez de seguir la corriente decidió nadar a contracorriente.

“El fondo nace con una misión social. No solo es buscar la rentabilidad es también buscar soluciones a los retos sociales y medioambientales que tenemos por delante”, explica José Moncada, director general de Fondo Bolsa Social, a elEconomista Capital Privado. “A través de un fondo de venture capital de impacto social estamos apoyando a empresas en fases tempranas que aporten soluciones a los retos que tenemos como sociedad y que nos ayuden a crear una economía más humana”.

Para lograr este objetivo cuentan con 22 millones de euros y los tickets son entre el medio millón y el millón de euros. Hasta el momento han invertido 4,2 millones en un total de ocho compañías y en un futuro cercano esperan realizar dos más. Si se mira más a largo plazo, en los próximos dos años, plazo máximo establecido por el fondo, esperan alcanzar las 15-16 empresas. “Una cosa muy importante para nosotros es que en las empresas en las que invertimos tomamos participaciones minoritarias, es fundamental que el proyecto lo lidere el equipo emprendedor”, detalla el inversor.

Estas empresas tienen que cumplir unos requisitos muy específicos. Por un lado, estar en fase semilla o pre serie A y, por otro, deben pertenecer a cinco áreas muy concretas: salud y bienestar, educación inclusiva y de calidad, producción y consumo sostenible, acción por el clima e integración y desarrollo social. Los ocho proyectos que han contado con el apoyo de Fondo Bolsa Social son: Tucuvi, Sepiia, Qida, CicloGreen, Nostoc, Raw Data, Tropic Feel y Solum.

Y, ¿después? “Cuando finalicen los cinco años -nacieron a principios de 2020 -comenzaremos a desinvertir y nuestra intención es luego lanzar un segundo fondo con un tamaño mayor y que pueda acompañar a las empresas en una fase superior”, explica Moncada.

Este tipo de iniciativas no son muy comunes en el mundo del private equity y venture capital, aunque Moncada se muestra optimista de cara al futuro. “Veo un gran cambio de mentalidad. Cuando volví a España después de trabajar en la ESMA y había muy pocos actores que hablaran de inversión en impacto social, algo que estaba bastante más desarrollado en los países de nuestro entorno. Entonces me llegaron a decir que venía del futuro y resulta que el futuro ha llegado mucho más rápido. Ahora son las personas de abajo las que están reclamando esto, cada vez somos más exigentes. De siete años a esta parte es increíble lo que ha cambiado el discurso”.

Este impulso se ha producido también en gran parte al apoyo de las instituciones. “La Unión Europea ha hecho un gran esfuerzo y está ejerciendo un papel de liderazgo mundial muy importante. Esto está agitando a todo el sector que se está enfrentando a un tsunami legislativo”, destaca el inversor.

“La población de a pie, los inversores y las instituciones privadas tenemos un compromiso con el planeta y el medio ambiente que no debemos dejar solamente en manos de los políticos. Tenemos que ser nosotros los que incorporen en su agenda la inversión en impacto social, que se puede, tiene sentido y es rentable”, finaliza el director de Fondo Bolsa Social.