¡Que la música no pare!: el capital riesgo sigue batiendo récords de inversión

Que el mercado ha quedado ‘tocado’ por la crisis sanitaria es una evidencia, pero la abundante liquidez en la que nada la economía y los bajos tipos de interés dibujan un escenario de gran competencia y elevados precios. Se están haciendo y se pueden hacer buenos deals, pero no baratos, y el fantasma de la burbuja inflacionista sigue planeando. Por su parte, el entorno de fundraising (el proceso por el que los fondos captan nuevos recursos para sus vehículos) sigue muy competido en toda Europa, con numerosos players levantando capital. La mayoría de los inversores (LP) tienen previsto mantener o incrementar sus asignaciones al private equity y venture capital, en gran parte debido a los elevados retornos del asset class en un entorno macro de alta volatilidad, políticas expansivas y bajos tipos de interés que penalizan la renta fija.

La larga etapa de tipos cero y compras de deuda ha generado la tormenta perfecta para que el capital privado venga disfrutando de unos años dorados, con elevadas inversiones y rentabilidades. Las gestoras tratan de acelerar el proceso de captación ante el temor de que los bancos centrales aceleren la retirada de estímulos. Pero el private equity cuenta con un potente colchón para contener este posible endurecimiento de las condiciones económicas y financieras. Se trata del llamado dry powder, el capital levantado durante los últimos años y todavía disponible para invertir y que solo en España alcanza los 5.000 millones de euros (según ASCRI). A esta cifra se suma el dinero captado por los fondos nacionales en 2021, que creció un 21% hasta los 2.583 millones de euros. Por tanto, existen abundantes recursos para seguir cerrando operaciones y fortaleciendo nuestro tejido empresarial, tanto startups como pymes y compañías ya desarrolladas. Esta liquidez histórica y los elevados precios que se están pagando por las empresas convierten a los fondos en competidores imbatibles frente a las salidas a bolsa.

Pero la euforia de los grandes fondos internacionales por levantar capital contrasta con las mayores dificultades que están encontrando las gestoras nacionales del middle market en sus procesos de fundraising, pese a que los Limited Partners (LPs) mantienen su apuesta y confianza por las firmas locales. El inversor nacional sigue siendo la principal fuente de los nuevos recursos para los fondos españoles, tanto de private equity como de venture capital, destacando la mayor penetración de los family offices españoles y de la banca privada.

En este escenario y tras el pequeño bache que vivió el sector durante los meses más duros del confinamiento, la inversión sigue encadenando máximos. La mejor prueba de ello son las estimaciones de ASCRI que cifran en 7.500 millones la inversión de 2021, -el segundo mejor ejercicio de la historia-, sólo superado por 2019. Una tendencia positiva que la industria nacional prevé mantener, al menos, durante 2022 pese a las nuevas olas de la pandemia.