Los peligros de la democratización de los mercados privados

Los inversores se enfrentan a un entorno de elevadas valoraciones bursátiles y bajos tipos de interés. Así que cada vez más buscan -y encuentran- formas de obtener mayor exposición a las llamadas inversiones alternativas, en particular a las de capital privado. De hecho estamos ante una democratización de los mercados privados, lo cual tiene méritos. Después de todo, ¿por qué solo los inversores profesionales tienen que tener el monopolio de la demanda en una clase de activos que puede generar alta rentabilidad y diversificación? De hecho la industria del capital privado, a pesar de una corrección Covid inicial en 2021, ha superado un récord de 40 años los primeros seis meses de 2021, con 6.298 acuerdos por valor de 500.000 millones de dólares, según Refinitiv.

Más aún, pregunta no es si este proceso debe ocurrir, sino cómo. Es inevitable. La presión democratizadora de la inversión seguirá aumentado y, si se hace correctamente, puede ser positivo, pues permitirá a los inversores diversificar carteras y, potencialmente, obtener mayores rentabilidades.

Efectivamente, las motivaciones de los inversores minoristas son comprensibles. Las oportunidades en acciones tradicionales son escasas, con menos empresas cotizadas y empresas de alto crecimiento que se mantienen privadas más tiempo. Desde el año 2000 el número de empresas que cotiza en EEUU ha pasado de 7.000 a 4.000 y la edad media de la que cotiza ha aumentado de siete años en la década de los 80 a once años entre 2010 y 2018, sobre todo en tecnología, donde la disponibilidad de capital privado ha permitido a estas empresas retrasar la cotización. Permanecer más tiempo privadas favorece a las pequeñas empresas de rápido crecimiento con activos intangibles significativos.

Los reguladores también han estado trabajando entre bastidores en esta tendencia a la desregulación. Ello ha permitido a los inversores minoristas diversos accesos, desde contratar valores mediante la aplicación móvil Robinhood, conocida por ofrecer operaciones sin comisiones de acciones y fondos cotizados, hasta la adquisición de criptomonedas en la fintech Revolut. Incluso en Europa se regularon los Fondos de Inversión Europeos a Largo Plazo, que proporcionan financiación de carácter duradero para proyectos de infraestructuras, con el objetivo de permitir a los ahorradores en fondos de pensiones de contribución definida e inversores no profesionales un acceso más directo a operaciones que requieren de un largo plazo. Reino Unido está trabajando en un régimen similar para que los ahorradores en fondos de pensiones y que los inversores no profesionales accedan a activos alternativos. A ello se añade que al otro lado del Atlántico los cambios regulatorios han hecho posible que los inversores puedan invertir en capital privado mediante sus planes de pensiones de contribución definida. Por su parte, algunos inversores minoristas buscan la exposición comprando acciones de empresas de capital privado que cotizan en bolsa. Además, algunas plataformas tecnológicas permiten invertir directamente en capital privado.

El resultado es un flujo fresco y creciente de capital hacia los mercados privados, mucho de ello procedente de inversores que, hasta hace poco y en gran medida consideraban el capital privado fuera de su alcance.

Sin embargo, todo esto sucede en un entorno de liquidez abundante, alimentada por los bancos centrales, lo que hace que el ciclo de inversión actual tenga unas características únicas. Se nota claramente en la máxima No Hay Alternativa, que describe la inexplicable popularidad de unos activos ya caros. De hecho, las valoraciones en operaciones de compra de capital privado están en niveles históricamente altos. Abrir más esta clase de activos a inversores minoristas agregará fondos a las ya grandes acumulaciones de liquidez en busca de activos invertibles.

El caso es que es probable que en el futuro haya menor liquidez en los mercados y que aumenten los tipos de interés. Ello puede tener un impacto drástico en productos como fondos de capital privado con altos niveles de apalancamiento. Así que la próxima recesión cíclica puede afectar especialmente a inversores minoristas con poco conocimiento o escaso o ningún asesoramiento respecto a capital privado. Estos inversores pueden no estar familiarizados con los aspectos técnicos. Entre otras cosas, las empresas de capital privado tienden a cargar los costes al comienzo de la inversión en una empresa y sus comisiones no siempre son transparentes. Así que los inversores tienen tener en cuenta cómo funcionan estos fondos a lo largo del ciclo. De hecho, esta clase de activos es simplemente desaconsejable para inversores con ahorros limitados y necesidad de liquidez.