Y mientras llega la SEPI, ¿qué?

Sirva el título de este artículo como ejemplo de la pregunta que se hacen ejecutivos y asesores de compañías en procesos de refinanciación y búsqueda de nuevo capital. A la fecha de redacción del mismo, según la información de los medios de comunicación, al menos 30 empresas han solicitado el apoyo financiero del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, el Consejo Gestor ha aprobado cuatro operaciones y se han desembolsado los fondos en tres casos. Recordemos que el Fondo se creó por parte del Gobierno en julio de 2020, es decir, vamos camino del año.

Los procesos de refinanciación y búsqueda de capital en situaciones especiales siempre son más complejos y largos que lo que a las compañías les gustaría y necesitan. El caso de las empresas que han solicitado apoyo a la SEPI es un buen ejemplo, pero el mismo análisis aplica para cualquier proceso de refinanciación en el que sea necesaria la entrada de dinero nuevo estable a largo plazo, sea en forma de equity, deuda o instrumentos híbridos. No solo se trata del tiempo necesario para preparar y revisar la documentación necesaria, el plan de negocio y el plan financiero, sino que generalmente las negociaciones requieren de un acuerdo entre accionistas, proveedores de nueva financiación y acreedores existentes. Es decir, meses.

Volvamos al título del artículo. Y mientras tanto, ¿qué? Lo habitual es que las empresas en estas situaciones tengan un flujo de caja operativo negativo y una situación de liquidez muy deteriorada. Y lo habitual también es que esta mala situación financiera afecte negativamente al negocio, entrando en una espiral en la que el paso del tiempo no solo agrava la situación sino que convierte asimismo la reestructuración en más difícil. Por ello, en este tipo de procesos es muy recomendable buscar desde el principio soluciones de liquidez transitoria o financiación puente que cubran las necesidades de tesorería mientras se busca, negocia e implementa una solución estructural de largo plazo.

No es fácil y evidente cómo estructurar estas soluciones puente. La compañía no tiene capacidad de repago y todo se fía al buen fin de la refinanciación y entrada de nuevo dinero, por lo que es un tipo de riesgo que pocos financiadores están dispuestos a asumir. Por ello, una alternativa que cobra mucha relevancia es buscar la liquidez en operaciones con activos libres de cargas, donde el riesgo para el inversor no está tanto en la capacidad de repago de la compañía sino en el valor de liquidación de los activos.

Hay dos tipos de operaciones que suelen funcionar en este contexto. La primera es utilizar activos fijos, generalmente no inmobiliarios por estar los mismos ya hipotecados como resultado de financiaciones previas. La estructura que se utiliza habitualmente es el sale and leaseback de maquinaria y equipamiento, en la que el inversor toma propiedad de los activos desembolsando el precio de compra en el cierre, se los alquila a la compañía por un plazo de tiempo e importe por el arrendamiento a negociar y ésta tiene a su vez una opción de recompra a la finalización del plazo acordado. Esta alternativa funciona muy bien cuando la compañía tiene una elevada visibilidad de que el proceso de entrada de dinero nuevo va a concluir satisfactoriamente, ya que son estos los fondos que se utilizarán para la recompra de unos activos que son esenciales para la continuidad del negocio. Una de las mayores virtudes de estas operaciones es que son poco exigentes para el flujo de caja de la compañía en momentos de dificultad, ya que únicamente implican el pago de un alquiler mensual.

El segundo tipo de operación se basaría en inventario de la compañía. Aquí la cuestión fundamental que marca la viabilidad de las operaciones es el tipo de stock a incluir. Como se ha mencionado anteriormente, el riesgo del inversor está en el valor neto de liquidación del activo, por lo que esta alternativa funciona con inventarios que el inversor pueda liquidar eventualmente en el mercado para recuperar su inversión de manera independiente a la compañía. Los productos commodity son un buen ejemplo. La estructura habitual es la compra del stock por parte del inversor con una opción de recompra para la compañía a ejecutar dentro de un plazo acordado, y con una toma de control físico del activo por parte del inversor. Una de las claves para estas operaciones es analizar la rotación del stock para estructurar la frecuencia de las operaciones de compra y recompra entre el inversor y la compañía. También es necesario acordar los precios de compra y recompra -margen de beneficio para el inversor- y los costes operativos ya que son estructuras que requieren una operativa de gestión y seguimiento exhaustiva.

Los procesos de análisis, estructuración y negociación de estas alternativas de liquidez en base a activos son generalmente mucho más cortos que los procesos de refinanciación y estrada de nuevo dinero estructural, por lo que funcionan muy bien como soluciones puente o transitorias.

Por último, es interesante destacar que estas soluciones de liquidez urgente funcionan también en sede concursal, generalmente en el marco de procesos de venta de unidades productivas, con un concepto similar al Debtor-in-Possesion (DIP) financing de los Estados Unidos. Son una fuente de financiación que la compañía y el administrador concursal pueden utilizar para mantener la actividad de la concursada en las mejores condiciones posibles, consiguiendo así tanto que se pueda vender la unidad productiva como negocio en funcionamiento como maximizar el precio de venta.

Como conclusión, cuando tengan necesidad de liquidez urgente, búsquenla en sus activos.