Alternativas de liquidez para una economía que mira a los fondos europeos

La llegada de los fondos europeos de recuperación supondrán una inyección de recursos en la economía española como nunca se ha visto. Sin embargo, los expertos consultados todavía tienen ciertos dudas sobre los criterios y la metodología que seguirá para la selección de proyectos tras los antecedentes de la Sepi y el escándalo de Plus Ultra, que ha puesto en stand by casi todas las peticiones que llegaron de otros sectores como el hotelero o el mundo de los gimnasios. Otra de las dudas gira en torno a si determinados proyectos generarán un valor a largo plazo o serán un parche para otros problemas que arrastra la economía española. “¿El plan de rehabilitación de viviendas generará puestos de trabajo de calidad o cualificados? ¿Las pymes utilizarán los recursos para hacer una verdadera transformación digital disruptiva o sólo utilizarán estos recursos para renovar sus sistemas operativos?”, argumentaba hace unos días un conocido directivo del sector. Por eso, son muchos los expertos que defienden la colaboración público-privada tal y como se está planteando en otros países vecinos como Francia.

En este contexto, hasta que lleguen los ansiados fondos de recuperación, casi todas las empresas españolas están inmersas en una reflexión estratégica sobre cómo esperan que sea su futuro. Por el momento, tienen ante sí un abanico de opciones de liquidez, especialmente aquellas que han conseguido mantener el pulso a la pandemia del coronavirus. Éstas cada vez cuentan con más alternativas, especialmente ligadas a los fondos de capital riesgo, que están realizando un profundo esfuerzo para buscar soluciones flexibles y a medida para cada una de ellas: desde vehículos de minorías a sectoriales o secundarios, que les permiten tener un enfoque más largoplacista. También se están volviendo a retomar las salidas a bolsa, mientras que cada vez más firmas se están animando a las emisiones de bonos o pagarés, gracias también a los programas avalados por el Estado.

Frente a estos casos, las que están atravesando una situación más complicada a causa de la pandemia, no deben dejar el tiempo correr y deben apoyarse también en otras vías para conseguir recursos: ya sea a través de la venta de activos específicos o bien pidiendo capital a otros inversores especializados en crédito. El verdadero problema es, según los expertos, dejar el tiempo correr y no afrontar una reestructuración financiera lo antes posible. Son muchos los que alertan que el momento de las operaciones de situaciones especiales llegará a principios del próximo año 2022, después de que durante los primeros meses de pandemia estos inversores consiguieran levantar grandes cantidades de capital para este tipo de operaciones, que no han sido tan frecuentes como se pensaba por las medidas implementadas por el coronavirus, como los créditos del ICO o los Ertes. Lo que está claro es que las compañías españolas no deben dejar pasar este momento de gran liquidez para saber qué quieren ser en el futuro.