El ‘Agribusiness’ español y el capital privado, una relación que no ha hecho más que empezar

El sector agroalimentario español está atravesando el mejor momento de su historia desde el punto de vista del apetito inversor. Llevamos tiempo observando cómo fondos nacionales e internacionales se interesan por este segmento. Muchos pueden pensar que ha sido una consecuencia más del mundo post-Covid, pero la realidad es que el atractivo de la industria viene de antes; el carácter resiliente de este mercado ha acentuado aún más su interés por parte de inversores y del capital privado.

El sector era considerado hace años por el capital privado como poco interesante debido a las características intrínsecas al campo, como son la volatilidad en precios, los efectos meteorológicos, ser intensivo en capital y mano de obra, estar poco profesionalizado, etcétera. Sin embargo, el capital privado ha caído en la cuenta de que España es una potencia mundial en Agribusiness. Es líder mundial en exportación de frutas y hortalizas, siendo la geografía que marca las tendencias en categorías, como los cítricos, las lechugas o las aceitunas. Su ubicación geográfica y clima, otorga a España ventajas competitivas con respecto a otras economías avanzadas garantizando disponibilidad de algunos productos la mayor parte del año. Además, los estándares de calidad y seguridad alimentaria, junto con una mano de obra cualificada y competitiva en coste, hace que los productos españoles sean fundamentales para la distribución moderna.

La industria agrícola es acíclica, atractiva en época de incertidumbre, con buenos fundamentales de crecimiento a largo plazo, derivados, entre otros factores, por el aumento de la población mundial, los hábitos de una alimentación sana y saludable, y la escasez de tierras cultivables. Todo esto, aderezado por un tejido agrícola español muy fragmentado, con muchas oportunidades de consolidación, intermediado con cadenas de suministro ineficientes y gestionado, en muchos casos, familiarmente o con poca profesionalización. La habilidad del capital privado radica en la búsqueda de plataformas consolidadas, en algunos casos líderes en uno o varios productos y con alguna marca reconocida en el mercado, que permitan integrar otras compañías productoras de los mismos productos o de otras categorías buscando eficiencias en economías de escala y acceso directo al cliente final. Este es el caso de Miura con Citri&Co, Proa con Moyca, Magnum con Agrupapulpi, Nazca con Herbex o GPF con The Natural Fruit Company, entre otros.

Desde el punto de vista de la distribución, donde la consolidación del sector ya se ha producido y, probablemente, siga teniendo algo de recorrido, es necesario que cada vez haya mayores suministradores que puedan garantizar calidad, servicio y precio todo el año. Actualmente el tamaño de los proveedores es insuficiente, en muchos casos sólo están presentes en geografías que no garantizan volumen durante todo el año. La disrupción digital va a cambiar los procesos de suministro habituales y necesitará de proveedores profesionales y solventes para acompañar a la distribución en este reto. Además, estamos viendo operaciones de integración vertical con el objetivo de tener control sobre la cadena de valor y gracias a la investigación, en el medio y largo plazo, veremos también desarrollos de productos complementarios con mejores rentabilidades. Cada vez más, los negocios agri están más tecnificados, tanto en la parte de los cultivos con variedades licenciadas, como en la recogida, la selección y distribución. Resulta obvio pensar que se seguirá produciendo una consolidación en la industria agrícola y se formarán grupos cada vez más sólidos, donde el vínculo con la propiedad de la tierra disminuirá y aumentará el carácter de plataforma comercial.

El capital privado está teniendo un papel clave para separar las opco de las propco, haciendo de catalizador de manera indirecta en la separación del negocio agri y del inmobiliario que buscan niveles diferentes de rentabilidad. Estamos viendo cómo los negocios familiares, de tercera o cuarta generación, dan paso a una gestión más profesionalizada de la mano de los fondos, vendiendo el negocio a las opco -compañías operativas-, y a la vez conservando mediante las propco -compañías propietarias-, las tierras y preservando el patrimonio de sus ancestros, alquilando estas a las primeras a muy largo plazo. Esto favorece la existencia de operaciones en el mercado español, donde los gestores tradicionales muy unidos a la tierra en propiedad tienen dificultades financieras para acometer crecimientos y solventar los retos actuales. Muchos propietarios de compañías con solera ven la venta a los fondos como una vía para preservar el negocio, evitar problemas de sucesión, a la vez que aseguran la propiedad de las tierras que sus antepasados les legaron.

También estamos viendo empresas corporativas españolas con crecimiento inorgánico, como el el Grupo Alimentario Citrus, adquiriendo compañías en otros países europeos o algún otro operador de Europa del Este o americano queriendo entrar en el mercado español mediante adquisiciones.

Con respecto a los múltiplos, vemos una tendencia alcista, empezando en los x7/8 para los negocios más primarios y menor valor añadido y terminando en los x10/11, o superiores, para los negocios con mayor componente de I+D. Los fondos españoles, apuntan a periodos de inversión de 4 a 5 años, aunque es cierto que no se cierran a extender los periodos a 6 o 7 en función de cómo de buena sea la campaña del ejercicio de la salida. También estamos viendo un creciente interés por parte de financiadores de formar parte de esta ola de transacciones agri, y las operaciones se están apalancando sin mayor problema.

Tenemos todos los ingredientes para que este sector siga presentando oportunidades de mercado relevantes. Sólo estamos viendo el comienzo de una tendencia, protagonizada principalmente por los fondos españoles del midmarket y con alguna presencia tangencial de fondos internacionales. Aún hay retos por delante, pero es sólo cuestión de tiempo que fondos internacionales especializados en agri, con un perfil de inversión a más largo plazo y buscando menores rentabilidades, o alguno de los grandes fondos internacionales, tipo CVC, KKR o Advent aparezcan en esta industria para pasar al siguiente nivel de tamaño de transacción.