Los ‘megafondos’ elevan la presión inversora en España

La abundante liquidez y la alta competencia en la industria ha disparado los precios, que superan ya los niveles precrisis, mientras los gestores son apremiados a realizar transacciones para justificar su presencia en el país

Con la incursión de los grandes fondos de private equity en España hace unos años, comenzaron los recelos sobre el aumento de las valoraciones de las compañías nacionales, en un momento en el que el sector del capital riesgo patrio contaba con un número de jugadores que se podía contar con los dedos de las manos. La realidad en aquel entonces era que pocos inversores podían competir con los grandes extranjeros, que desde principios de la década de los años 2000 comenzaron a ver a España como una buena plaza de inversión a la que destinar sus recursos.

Fue el momento en el que desembarcaron fondos de la talla de Carlyle, Advent o Permira. Un interés que se elevó exponencialmente con la salida de la anterior crisis económica y que supuso el aterrizaje formal -oficina mediante- de conocidos jugadores como el estadounidense KKR, el sueco EQT o el británico Cinven.

Ahora, años más tarde y en otra crisis provocada por la pandemia del coronavirus, las altas valoraciones de las compañías españolas son una realidad y todo el sector coincide en que estamos en un momento “claramente vendedor”, según explican. Especialmente, a nivel de las grandes transacciones. En lo que va de año, los fondos de capital riesgo internacionales han cerrado en la Península Ibérica importantes y mil millonarias operaciones como la compra del portal de vivienda Idealista, la del gigante de residuos Urbaser o la del rey de los envases Logoplaste, entre otras. Y si todo va según lo previsto, la previsión es que el ritmo no pare de cara al último semestre del año.

Rotación de carteras

En este contexto, diferentes directivos de fondos consultados explican a elEconomista Capital Privado que “la presión por hacer deploy de capital está siendo enorme, más que otros periodos previos. Ningún inversor quiere sobrepagar por los activos, pero como la competencia es igual que en otros países europeos, aceptan unos múltiplos mayores por determinadas compañías que hace unos años hubieran sido impensables”. Y es que, según cuentan, “los precios de las compañías españolas de tamaño considerable y con buen negocio llevan años creciendo y difícilmente creo que vayan a bajar”. Por ello, son numerosos los fondos que quieren aprovechar este tirón y están rotando participadas de sus carteras tiempo antes de lo previsto.

En esta línea, José Antonio Zarzalejos, socio de Corporate Finance y M&A de KPMG en España explica que, en esta situación, “estamos viendo sin duda una mayor actividad de rotación en las carteras, pero no ya por una ausencia de oportunidades de tamaño, sino porque estamos viviendo un mercado idóneo para los vendedores, en el que los niveles de liquidez y el apetito inversor están impulsando las valoraciones”.

Para el socio de KPMG, el fuerte apetito de los grandes inversores (LPs, por sus siglas en inglés) no está generando una burbuja de ‘megafondos’, pero sí apunta a que “hay un fuerte apetito inversor que se extiende en muchos sectores y geografías”. “Indudablemente, esto está teniendo un impacto en valoraciones que durante los últimos meses observamos claramente en tendencia alcista”, añade Zarzalejos.

Esta subida en las valoraciones está muy ligada así al impacto de la pandemia en los diferentes sectores, mientras algunos han salido reforzados por el coronavirus o se han consolidado como valores refugio, otros han quedado muy descartados por el largo tiempo que necesitarán para recuperarse.

Recuperación del ‘fundraising’

Pese a que todavía no está claro cómo evolucionará la pandemia, la realidad es que las grandes incertidumbres sí se han disipado, volviendo a disparar el nivel de actividad inversora y también la captación de recursos. Los fondos siguen captando capital, pero lo hacen a un ritmo más pausado que meses atrás. Según Isabel Rodríguez, socia de King & Wood Mallesons, “es cierto que, ante el optimismo en la mejora de las perspectivas económicas y sanitarias derivadas de la crisis del Covid-19, se está acelerando la captación de fondos en comparación con estas mismas fechas del año pasado. En nuestra opinión, el impacto del coronavirus en los procesos de fundraising ha implicado principalmente un retraso temporal más que un gran impacto sobre las cifras finalmente recaudadas”.

“Entre los inversores está cada vez más extendida la idea de aprovechar las oportunidades que suelen generarse en momentos de fuerte recesión. La historia ha demostrado que los fondos con vintages inmediatamente subsiguientes a cualquier recisión tienden a ser más rentables debido a que los gestores pueden aprovechar buenas oportunidades de inversión y maximizar el retorno de sus posiciones durante la ulterior recuperación económica. Si los portfolios de los gestores superan la crisis con retornos positivos, el interés por el activo crecerá”, recalca a elEconomista Capital Privado la socia de este despacho internacional. Muchos, además, quieren aprovechar el fácil acceso a la liquidez y contar con recursos ante las dudas de si llegará o no la temida subida de tipos. Para Rodríguez, “en un escenario de subida de tipos, es previsible que las preferencias de los inversores se ajusten de forma correspondiente y sus asignaciones al capital riesgo disminuyan”.

“Ahora, los bajos tipos de interés, junto con los niveles de liquidez y la rentabilidad atractiva del capital riesgo frente a otros activos, sostienen en parte las cifras de fundraising. Por otro lado, el notable incremento por los valores cotizados ha llevado a buscar refugio en el capital privado. Todo lo anterior, de forma conjunta, está generando un cambio global enfocado hacía activos alternativos que hayan demostrado consistencia en la obtención de unos niveles de rentabilidades atractivas”, concluye.