Los fondos de infraestructuras toman posiciones en España

La pandemia incrementa el apetito de estos inversores que buscan activos no sujetos a vaivenes económicos, en los que invertir a largo plazo y con altas rentabilidades

El desembarco del australiano IFM en Naturgy, sujeto todavía al visto bueno del Gobierno, ha sido una de las últimas operaciones que ha protagonizado un fondo de infraestructuras en España. Un perfil de inversores que lleva tiempo tomando posiciones en el tejido empresarial del país: desde renovables a carreteras pasando por torres de telecomunicaciones. Un apetito que aumentará, además, en los próximos meses al calor de los fondos de recuperación europeos, que priorizarán aquellos proyectos que fomenten la transición energética o la transformación digital.

Nombres como Macquarie, Ardian, EQT, APG, PGGM o CPPIB llevan años colándose en los titulares de la prensa española, pero ¿quién hay detrás realmente de estas gestoras? En líneas generales, los fondos de infraestructuras canalizan el ahorro de diferentes inversores institucionales, como fondos de pensiones o soberanos, compañías de seguros o grandes family offices. Según explica Jorge Vázquez, socio director de la oficina de Ashurst en Madrid y socio del departamento de Corporate M&A del despacho, "los inversores de infraestructuras buscan activos que generen ingresos a largo plazo, con muy bajo riesgo. Por ejemplo: un activo que supone una oferta casi de "monopolio" en la zona en la que está, en que los ingresos no dependen de si la economía va mejor o peor o de tendencias de consumo, donde el que tiene que pagar por el activo está comprometido por muchos años, y tiene además mucha solvencia".

En un momento en el que la pandemia del coronavirus ha sacudido la economía mundial, el número de inversores que quieren aumentar su peso en activos regulados -que cuentan con contratos a largo plazo y poco sujetos a los vaivenes económicos- se ha incrementado, acelerando una tendencia que llevaba produciéndose en los últimos años. Según el informe Future of Alternatives 2025 realizado por la consultora Preqin a finales de 2020, el 56% de los encuestados declaró su intención de aumentar su capital destinado a la inversión en infraestructuras durante los próximos cinco años. Es más, la previsión es que los activos bajo gestión de estos fondos crezcan un 25% en este periodo, hasta llegar a los 795.000 millones de dólares en 2025 (658.031 millones de euros, al cambio actual).

La fiebre por el negocio de las infraestructuras ha llegado a tal punto que muchas entidades financieras ya lo ofrecen dentro de su cartera de productos para la banca privada, democratizando este tipo de activos -antes muy limitado a los grandes patrimonios-: Bankinter o Arcano son algunos de los ejemplos de ello. Sin embargo, este apetito de los inversores por el negocio de las infraestructuras ha disparado la liquidez en este negocio, lo que ha aumentado la competencia de los fondos. En palabras de Arturo García-Tizón, Co-head Corporate Clients de Banca Corporativa e Institucional de BNP Paribas en España, "la liquidez que siguen acumulando este perfil de inversores se incrementa a ritmos muy acelerados, lo que hace que sea un segmento muy competido en la actividad de M&A y que a nivel global, sigamos viendo una compresión en los retornos objetivo de los inversores".

Ampliando el espectro

En este contexto, la alta competencia en este negocio ha impulsado dos nuevas tendencias. Con el objetivo de mantener sus retornos, los fondos están ampliando el concepto de infraestructuras hacia otros activos más característicos de los de private equity, mientras dedican más recursos a otras regiones en las que hace una década no invertirían. Según Ignacio Hornedo, socio de M&A de Allen & Overy, "la enorme liquidez del mercado en los últimos dos-tres años ha hecho crecer el apetito inversor y el número de players, sin que la oferta haya crecido proporcionalmente -más bien ha decrecido-. La mayor demanda para menos oferta obliga a ampliar los parámetros de inversión de muchos fondos con presión inversora".

Sobre esto, García-Tizón argumenta que "ha habido un viraje de los fondos de infraestructuras hacia sectores tradicionales del private equity que reúnen algunas características similares a los activos infra tradicionales: flujos de caja estables y predecibles, negocios estratégicos para la economía de un país o que cumplen algún tipo de función social relevante. Ejemplos de esto son las operaciones de EQT sobre Parques Reunidos o de Macquarie sobre el Grupo Hospitalario Viamed".

“Hay un grupo de fondos infra, aun no muy numeroso, buscando estos negocios asimilables a las infraestructuras para tratar de aspirar a retornos superiores a los que hoy son realistas en las infraestructuras más core", añade el Co-head Corporate Clients de Banca Corporativa e Institucional de BNP Paribas en España.

El caso de España

En cualquier caso, la apuesta de este tipo de inversores por el mercado nacional no es algo nuevo, pero sí ha ido incrementándose progresivamente en los últimos años a medida que el universo financiero en el país iba creciendo y desarrollándose. El socio director de Ashurst apunta a que "tradicionalmente los países del Norte de Europa se perciben más solventes que los del Sur, pero no hay tantos activos que reúnan las características de los fondos de infraestructuras. Ante esa situación, los fondos se ven abocados a buscar activos similares, pero quizás en países con algo más de riesgo (Sur de Europa) exigiendo mayor rentabilidad".

Fondos tan conocidos como el británico 3i, el francés Ardian o el estadounidense Macquarie llevan años buscando oportunidades en el país. Algunos con oficina local como el sueco EQT y otros desde Londres como KKR. En cualquier caso, todos los expertos consultados coinciden en que este apetito crecerá exponencialmente en los próximos meses. Respecto al interés por el país, Javier García Seijas, socio responsable de Infraestructuras en el área de Strategy and Transactions de EY, apunta a que "España es un país con estabilidad en su regulación y cuenta también con indicadores como el bono del reino de España a largo plazo, que están estabilizados. Además, hay muchos activos de este tipo en distintas fases -maduros y en desarrollo- que resultan atractivos a las distintas tipologías de fondos de infraestructuras".

En cuanto al tipo de activos que más buscan estos inversores, García-Tizón señala a “aquellas infraestructuras menos expuestas a las limitaciones de movilidad provocadas por la pandemia como las telecomunicaciones, redes energéticas o renovables”. No obstante, el directivo de BNP también apunta a que “a medida que continúe impulsándose la recuperación de las valoraciones en otros tipos de infraestructuras, como pueden ser las de transportes, se irán reactivando las operaciones de M&A también en ese sector”.

Financiación adicional

La apuesta de los fondos de infra por España puede convertirse en un balón de oxígeno para muchas compañías impactadas por la pandemia y una ayuda extra para los industriales. Según el socio de Infraestructuras de EY, “pueden ayudar en la rotación de activos maduros de las compañías para que los industriales reciclen su capital y puedan invertir en nuevos desarrollos greenfield donde su conocimiento y gestión de los riesgos ponen más en valor, si cabe, su capacidad de gestión. En principio, son inversores a largo plazo acorde a las expectativas y necesidades que tienen los propios inversores en este tipo de fondos, pero claro puede haber situaciones puntuales que ofrezcan oportunidades.