Las ‘startups’, un gran motor en la economía postcoronavirus

Desde el inicio de la pandemia hemos visto un auge, tanto a nivel europeo como español, en las rondas de financiación de startups que ofrecen productos o servicios (más o menos disruptivos) que, siendo ya previamente de interés, han cobrado mayor relevancia ante el cambio de paradigma vital. Hablamos no solo de startups especializadas en el diagnóstico de enfermedades, instrumentos para la limpieza del aire u otros cuya relación con la situación actual es obvia, sino también de aquellas que tienen relación con el cambio en los patrones de consumo, como la digitalización de las empresas (que tuvieron que encontrar soluciones rápidas para adaptarse al teletrabajo), los servicios de entrega a domicilio (que han aumentado exponencialmente) y de transporte.

En nuestra opinión, no se trata de un cambio meramente circunstancial, sino que en muchas ocasiones se ha operado una modificación definitiva en las necesidades del mercado que las startups han sabido atender. Muchas de las tecnologías o servicios que se han desarrollado o acelerado por la pandemia están aquí para quedarse y así se está entendiendo por los inversores (tanto VC, como CVC como industriales en búsqueda de nuevas tecnológicas) en sus tomas de decisión, aunque por supuesto en algunos casos el factor circunstancial se ha de tener en cuenta en la valoración.

En este sentido, el factor clave que la tecnología ha desempeñado durante la pandemia de la Covid-19 para dar solución a los retos planteados por la nueva realidad ha sido considerado por los gobiernos de los diferentes estados de Europa. El Informe sobre el Sector Tecnológico en 2020 de Atomico (The State of European Tech 2020, December 2020)” repasa las distintas reacciones que ha tenido Europa para paliar el efecto negativo de la pandemia en este tipo de empresas. Así, el Gobierno francés estableció un Plan de Emergencia para las startups poniendo a disposición 4.300 millones de euros distribuidos “entre un plan de refinanciación a corto plazo, el pago anticipado de algunos créditos fiscales, el pago acelerado de inversiones ya previstas en el sector y garantías sobre los costes de tesorería”; Reino Unido creó el Future Fund del coronavirus, que consiste en un plan para otorgar financiación entre 125.000 y 5 millones de libras a empresas innovadoras que tenga dificultades de acceso a otras fuentes por la pandemia; y mencionamos también los hackathones, conocidos como Hack the Crisis, que han tenido lugar por iniciativa de gobiernos de distintos países de Europa (como Estonia, Suecia o Noruega), pensados para encontrar lo antes posible salidas satisfactorias a los problemas ocasionados por la Covid-19.

Dicho informe advierte a los gobiernos sobre la necesidad de apoyar a las startups en cuanto se han convertido en un importante impulso de la economía e incluye datos que demostrarían que el impacto positivo del empleo en las startups tecnológicas es superior al del resto de la economía. Plantea también una interesante cuestión: el examen de la función del Estado como inversor directo en este tipo de empresas. La dicotomía que se plantea es si los estados optarán por rentabilizar lo antes posible el dinero prestado o canalizar su participación en dichas empresas con un enfoque más estratégico, aprovechando para instar a los emprendedores a resolver los nuevos retos que la coyuntura actual ha creado.

En España contamos con distintas entidades públicas que impulsan el talento y la innovación y proporcionan ayuda financiera a emprendedores como, a nivel estatal, los Fondos ICO, Sepi, Enisa o CDTI y que también han ofrecido mecanismos para financiar a las empresas durante la pandemia. Por ejemplo, Enisa, desbloqueando 98,5 millones de euros para sus líneas de financiación durante el 2020 y CDTI, minorando las garantías que solicita a los proyectos de I+D+i desarrollados por pymes y aprobados a partir del 14 de marzo del 2020.

En esta línea, nos gustaría recordar que la tramitación de Ley de Fomento del Ecosistema de Empresas Emergentes sigue pendiente. Tras un primer intento a finales de 2018 (los aspectos del anteproyecto fueron sometidos a consulta pública entre diciembre de 2018 y enero de 2019), quedó paralizada. Los objetivos de la norma serían, según recoge el Plan España Digital 2025, entre otros, el reconocimiento de las startups como “figura específica de iniciativa empresarial” regulando incentivos fiscales y sociales con el fin último de atraer la inversión y de talento y el impulso del emprendimiento en el ámbito científico conforme a sus necesidades, regulando, por ejemplo, “la transferencia de derechos de propiedad intelectual de investigadores en empresas ligadas al entorno académico y de investigación” y la digitalización de los procedimientos necesarios para formalizar las operaciones de inversión. Esperamos poder consultar pronto el anteproyecto de ley para ver cómo se articularán estas propuestas.

En este sentido, el actual Gobierno ha presentado el pasado 11 de febrero la Estrategia de la Nación Emprendedora con 50 medidas entre las que se incluye, además de otras potencialmente interesantes como la creación de la Red Nacional de Centros de Emprendimiento, precisamente la aprobación de esta ley señalado que su anteproyecto será aprobado por el Consejo de Ministros próximamente. El anuncio es esperanzador: ahora hay que ver en qué se concreta.

Esta iniciativa sin duda puede mejorar la atracción de la inversión y el talento, pero creemos necesario además un esfuerzo legislativo por materias, especialmente por parte de Europa. Según la encuesta The State of European Tech, entre algunas de las áreas más necesitadas de regulación se encontrarían las siguientes: la Inteligencia Artificial, las criptomonedas y la tecnología blockchain y la responsabilidad de intermediarios de plataformas con contenidos subidos por terceros usuarios; pero no son las únicas: valga como ejemplo la llamada Ley de los Riders, ahora en debate, sin duda muy esperada por el sector para otorgar certeza al respecto.

Todo lo anterior viene a confirmar que la sociedad ha puesto el foco sobre las actividades desarrolladas por empresas tecnológicas, lo que es de aplaudir sin duda.