El capital de los fondos de deuda, a niveles históricos en Europa

La cantidad disponible para invertir en el Viejo Continente se multiplica por 15 respecto a 2012, hasta más de 113.000 millones de euros. Esto es solo una muestra el apetito de los inversores por el negocio de la deuda, que ofrece una rentabilidad media de entre el 7 y el 8% anual, según Preqin.

Cuando queda un mes para finalizar el primer trimestre del año, la virulencia de la tercera ola del coronavirus ha disipado todas las previsiones de finales del año pasado que pronosticaban un inicio del 2021 algo más optimista y certero para la economía. La lentitud en el ritmo de vacunación en la Unión Europa está ralentizando la recuperación. En medio de este panorama, el grifo de la concesión de liquidez en forma de préstamos o crédito a pymes por parte de los bancos está empezando a cerrarse.

La encuesta de préstamos bancarios del Banco Central Europeo del mes de enero ya informó acerca de estándares crediticios más estrictos, particularmente para los préstamos a pymes, debido a un aumento de la morosidad. Sin embargo, la presidenta del organismo, Christine Lagarde, recordó recientemente que el supervisor está vigilando “atentamente” la evolución de los acontecimientos y “permanece listo para ajustar todas sus herramientas disponibles con el fin de mantener unas condiciones de financiación favorables en la zona euro para todos los sectores”, y que se mantenga un flujo de liquidez adecuado. Por su parte, el FMI destaca en su ‘Informe de la Estabilidad Financiera Global’ que, en general, los bancos entraron en la pandemia con grandes cantidades de capital y amplias reservas de liquidez. Esto les ha permitido resistir con el apoyo adicional de las medidas implementadas para mantener los flujos de crédito a hogares y empresas (en España las moratorias y también las líneas ICO).

No obstante, en un entorno de bajos tipos de interés, los problemas de rentabilidad ponen en entredicho la capacidad o voluntad de los bancos de seguir ofreciendo crédito en los próximos trimestres. En medio de esta situación de creciente endeudamiento de las empresas, condiciones más estrictas de la banca para acceder al capital y soluciones públicas a veces excesivamente burocráticas e ineficaces en muchos países, las diferentes formas de financiación privada están aumentando su relevancia. Ante la necesidad de auxilio de las empresas se están poniendo sobre la mesa fórmulas que insuflen oxígeno financiero a las mismas. Una de estas soluciones en auge es la financiación de las empresas a través de los denominados fondos de direct lending.

Y es que, si bien esta situación de cierto cierre del grifo bancario puede empeorar la disponibilidad de crédito y los términos para los prestatarios, es una buena noticia para los fondos de este tipo que podrán ocupar el espacio que la banca deje sin cubrir. En los últimos ocho años, los préstamos de este tipo se han convertido en la estrategia dominante de la deuda privada centrada en Europa, con activos bajo gestión que aumentaron de 9.000 millones de dólares (7.421 millones de euros, al cambio actual) en diciembre de 2012 a 138.000 millones de dólares (113.781 millones de euros) en junio de 2020.Es decir, una cantidad 15 veces superior. El crecimiento de los fondos de direct lending superó a los de deuda distressed (deuda para empresas en situaciones especiales) en el mismo período. Además, este tipo de fondos proporcionó retornos más estables que otras estrategias de deuda privada. Según recoge Preqin, los fondos de las añadas 2011-2017 han mantenido las TIR netas medias entre el 7,6% y el 8,8%, que son relativamente altas en comparación con otros mercados de renta fija.

En estos fondos de deuda, los inversores no entran directamente en el capital de las compañías, sino que se limitan a desembolsar capital en forma de préstamo sin la intermediación de la banca para financiar determinadas situaciones empresariales. En el entorno actual, en el que muchas compañías se van a ver en situaciones complicadas de liquidez, estos vehículos están llamados a ser la solución flexible que muchas empresas van a necesitar. Estos fondos cuentan con comités de riesgos que suelen ser más ágiles que los de la banca tradicional a la hora de configurar contratos de financiación más adecuados al contexto actual.