Repunte de las operaciones de M&A para 2021

Durante los meses de confinamiento, la prensa económica se hizo eco de un descenso en las operaciones de M&A que en algunos casos alcanzaba el 60%. La realidad es que, durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020 la actividad se contrajo aproximadamente en un 30%, no porque no hubiera interés en el mercado o liquidez, porque los private equity sí estaban cargados de dinero, sino porque todos tuvimos que aprender en tiempo récord a modificar la forma en que se hacían las operaciones y descontar que, si bien había un virus, eso no significaba que hubiera que dejar de trabajar, sino más bien adaptarse a otra forma de hacer las cosas, sin reuniones presenciales, lo que conllevó que el tiempo medio de maduración y cierre de las operaciones pasará de unos tres meses a cinco -pero últimamente se ha optimizado tanto la mecánica, que nos atreveríamos a decir que ya no hay mucha diferencia entre hacer una operación a distancia o presencialmente-.

A partir del final del confinamiento, se vivió una etapa expansiva de operaciones de M&A, tanto por la necesidad de cerrar aquellas que quedaron paradas como por el surgimiento de operaciones completamente nuevas, llegando a crecimientos de entre un 100% y un 200% hacia el último trimestre del año. En cuanto a volumen de operaciones, el año 2020 fue un año excelente para las operaciones de mid market, está claro que no ha sido el año para las grandes operaciones, porque de estas últimas ha habido pocas y muy concentradas entre unos pocos actores. Asimismo, por sectores hemos vivido inversiones en compañías de alimentación, farmacéuticas, de distribución, de equipamiento médico, clínicas, veterinarios, seguros, empresas industriales y fintech, entre otras, lo que nos lleva a afirmar que no existe un perfil o sector concreto, sino que las inversiones han sido de lo más variopintas.

Lo que más ha llamado nuestra atención, es el crecimiento de la inversión extranjera porque la mayoría de los clientes o contrapartes, han sido inversores provenientes de EEUU, Latinoamérica, Inglaterra, Francia y Bélgica, entre otros, hasta el punto de que el 70%de las operaciones en las que intervenimos cuentan con un elemento internacional. Desde esta misma tribuna, meses atrás, siempre hemos dicho que en España hay mucho talento y que nuestras empresas cuentan con una relación calidad precio muy tentadora para los inversores extranjeros.

En 2021, además del coronavirus y el cambio en nuestros hábitos de vida y trabajo, también nos enfrentamos ya sí al temido Brexit sobre el que tanto se ha hablado y escrito, y que si bien es cierto que tendrá impacto en la libre circulación de personas y bienes, no creemos que afecte en el sector de las operaciones toda vez que la mayoría de los fondos de inversión británicos no operan desde el Reino Unido, sino más bien desde estructuras fiscalmente más eficientes radicadas en Países Bajos o incluso en Irlanda. Tampoco habrá un impacto real sobre el sector financiero, porque ya se han adoptado la mayoría de las decisiones de equivalencia entre Reino Unido y la UE.

En cuanto a las tendencias, si bien es de esperar un aumento de inversiones en compañías o sectores relacionados con la pandemia, ni mucho menos serán el foco de las inversiones, sino que estas seguirán siendo muy variadas en línea con lo sucedido en 2020. En todo caso, destacaríamos un incremento en el interés en compañías muy consolidadas, que, habiendo sido castigadas por la crisis, con una cierta reorganización de sus negocios y reestructuración de su deuda, las convierten en productos enormemente apetecibles.

Por segmentos, el mid market seguirá creciendo de forma exponencial y el de las grandes operaciones, que en 2020 se concentró en energía, infraestructuras y telecomunicaciones, se ampliará con las operaciones de fusión de entidades bancarias que se anunciaron el año pasado y que ya son inevitables por la caída de la rentabilidad de las entidades financieras, en un contexto de mantenimiento de la contracción de los tipos de interés y de las comisiones, y la aparición de competidores fintech.

Hemos visto que el mercado es capaz de autorregularse, pero hacen falta políticas que ayuden a las empresas y a los autónomos y, en determinados sectores quizá no sirvan las ayudas indirectas, sino más bien dotarles de ayudas directas, nos referimos fundamentalmente a la hostelería y al turismo, de los que dependen cientos de miles de empleos y que por culpa de la pandemia han sufrido un daño enorme y esperemos recuperable. En este sentido, es crítico que los fondos de ayuda provenientes de la UE se empleen correctamente para que toda la economía y no solo una parte se ponga en marcha.

Asimismo, sería deseable que nuestros políticos sean capaces de dialogar y llegar a acuerdos, para acometer una de las asignaturas pendientes más importantes desde que se instauro la democracia en nuestro país y es el cambio de modelo productivo, porque nadie duda de la importancia de la hostelería, del turismo o el sector inmobiliario para la economía española, pero debemos replantearnos otras alternativas tecnológicas que nos permitan capear mejor esta y futuras crisis.