David López da Lama y José Villaverde socios de CREA Inversión: “Lo bueno de apostar por ‘startups’ es que las rondas de financiación son casi continuas”

CREA Inversión es una compañía con diez años de vida especializada en asesoramiento financiero a empresas e inversores en operaciones corporativas y refinanciaciones. Dispone de un equipo de más de 30 profesionales y tiene oficinas en Madrid, Barcelona, Pamplona y San Sebastián

CREA Inversión nació en 2011 y desde entonces ha vivido dos crisis económicas. Situaciones que no le han impedido participar en 100 operaciones, el 60% relacionadas con el campo de la tecnología.

¿Cuáles son sus principales campos de actuación?

Somos una boutique de M&A y básicamente tenemos dos campos de asesoramiento. Asesoramos en operaciones corporativas, lo que incluye compraventa de empresas, ampliaciones de capital y fusiones. Y luego, hacemos asesoramiento financiero y estratégico, es decir, planes de viabilidad de un proyecto, ayudamos a empresas en épocas de crisis cuando tienen que negociar con los bancos, pero siempre que estén centrados en un campo muy financiero.

¿Qué os distingue de la competencia?

Nuestro posicionamiento. Estamos posicionados en lo que llamamos mid-market, empresas donde hay entre 10 y 150 millones de financiación, que suelen tener un empresario con un negocio muy sólido, pero con un departamento financiero sin experiencia en este campo y que se enfrenta a una operación por primera vez en su vida, tanto de negociación con un industrial como con un fondo de capital riesgo. Nosotros lo que hacemos es el acompañamiento de principio a fin. Otra de las cosas que nos distingue es nuestro posicionamiento en tecnología, de las 100 operaciones que hemos hecho, el 60% son sobre tecnología. Hemos asesorado en temas de cloud, de educación online, temas de e-commerce, ciberseguridad, etc. Es un campo en el que apostamos desde el principio.

Apuestan por compañías con pocos años de vida, ¿por qué?

Lo bueno de las startups es que todavía están empezando por lo que tienen rondas de financiación casi continuas. Para nosotros es una buena manera de entrar e ir acompañándoles, lo que nos permite crearnos un nombre que nos permite acceder a rondas cada vez más grandes.

La tecnología y digitalización es uno de los campos que más se ha transformado desde el inicio de la pandemia, ¿cómo se ve esta transformación desde dentro?

Hay ciertos sectores dentro de la tecnología que se han visto claramente impulsados por la pandemia. La capacidad de trabajar en remoto, con entornos cloud... son elementos que se han visto muy favorecidos. También hemos visto sectores, como el de viajes, que no se han visto favorecidos. Pero eso no quita para que la digitalización se esté produciendo. Hemos visto como se han digitalizado los canales de venta y en muchos segmentos es el canal principal, además, está entrando mucho más en la industria y en las empresas. Pero el mérito de la digitalización no se lo tenemos que dar solo a la pandemia, ha acelerado el interés por este campo, pero era una tendencia que ya estaba.

¿Cómo afecta esto al campo del capital privado?

Los fondos de inversión han empezado a mostrar más interés en las compañías tecnológicas al ver que están en el disparadero creciendo cada vez. Incluso los fondos tradicionales de private equity llevan ya unos meses preguntando por compañías tecnológicas, aunque todavía les cuesta porque la forma de valorar a las tecnológicas no es exactamente igual. También hay más compañías que empiezan a tener un tamaño considerable. La combinación de todos los factores deja un buen momento para apostar por este campo, que ha crecido mucho en los últimos años.

Tenéis presencia en comunidades autónomas no muy comunes como País Vasco o Navarra. ¿Qué os aportan?

Tenemos presencia en las tres principales regiones económicas de España, Madrid, Cataluña y País Vasco y Navarra. Con esto damos una visión del mercado que creo que es mucho más completa que la que ofrecen otras casas que solo tienen sede en Madrid y que viajan ex profeso. Ese arraigo local es una de nuestras señas de identidad. Además, hay que tener en cuenta que el norte busca un asesoramiento distinto, tienen un tejido de empresa familiar y con una clara vocación exportadora. Al no haber grandes empresas no hay tanto ruido, pero requieren un asesoramiento.

¿Hay diferencias entre el tejido empresarial de la zona norte y del resto de España?

Como ya hemos mencionado se caracteriza por tener muchas pequeñas y medianas empresas, pero además, el empresario es mucho más cerrado. No les vale tanto un inversor que va desde Madrid o Barcelona un día, les gusta tener un asesor local que les aporte cierta confianza. Se trata de un perfil de empresas que demanda más cercanía y más familiaridad. Llevamos diez años trabajando en esa cercanía. El error suele ser trabajar esta zona sin tener presencia en ella.

¿Cómo se ha comportado el sector ante la crisis del Covid-19? ¿Se observan muchas diferencias con respecto a hace diez años?

Han sido dos crisis muy diferentes. El inversor internacional en aquella época dejó el mercado español en stand-by porque había mucha incertidumbre que al final desincentiva la inversión. A parte de la crisis económica había también cambios regulatorios. En la crisis actual eso no lo hemos vivido. Los mayores problemas fueron que como no sabíamos si iba a durar dos meses o dos años a la gente le costaba tomar decisiones, pero había interés en tomarlas.

Es más, estos últimos meses se están batiendo récords de inversión, mucha de ella internacional

España es un país que a priori se vende mucho como turismo, y es cierto que gran parte de la economía depende de él, pero es un país que ha hecho las cosas muy bien durante años, como en el campo de la tecnología. Hace diez años a nivel tecnológico había un foco en España, Barcelona, y únicamente cuatro empresas. Hoy tenemos el foco de Barcelona, otro en Madrid, en Valencia, otro creciente en Málaga, etc. España ya está en el radar de la tecnología, de tener cuatro compañías a más de 10.000. 350 están valoradas en aproximadamente 40.000 millones de euros. Los fondos internacionales de tecnología hace diez años no se fijaban en España y ahora sí.

¿Por qué España y sus empresas son tan atractivas para los inversores extranjeros?

Hay que tener en cuenta que España es muy potente en los sectores tradicionales. En alimentación, por ejemplo, tenemos una industria muy puntera, se han producido muchas operaciones de fondos de inversión entrando en la transformación del área primaria. Y luego hay que tener en cuenta que a veces las compañías extranjeras miran el mercado español como la vía de llegar a Latinoamérica. Es una tendencia que ya existía y que se ha reforzado tras el parón por el Covid-19.

También se está viendo mucho movimiento en torno al sector de los supermercados: Condis y Portobello, Sánchez Romero y El Corte Inglés...

Es un sector que siempre ha experimentado mucho movimiento, pero simplemente es un proceso de transformación. Eroski creció mucho y se tuvo que replegar, Sánchez Romero como independiente no tenía ningún sentido, Carrefour sigue queriendo crecer en España... Seguirá habiendo movimiento sobre todo porque todavía queda mucha cadena pequeña que es muy fuerte en su región, pero poco a poco irán desapareciendo o uniéndose entre ellas hasta crear grupos más nacionales. Las familias también se están dando cuenta que quieren un socio con el que seguir creciendo.

Esta concentración no es exclusiva del sector de los supermercados, es una tendencia general.

Sí, lo estamos viendo también con los bancos. Al final hay que ganar tamaño, si los costes siguen subiendo la única manera de mantenerse es ganando tamaño.