La vacuna del coronavirus, ¿una esperanza para la inversión?

Las últimas noticias sobre la eficacia de las diferentes vacunas que se están desarrollando para acabar con la pandemia del coronavirus han sido un soplo de aire fresco para los inversores de capital privado, que siguen buscando oportunidades de inversión en sectores aparentemente (o hasta la fecha) resilientes. La enorme liquidez existente hace que se repita como una especie de mantra la frase de “todo mejorará en los próximos meses”. Una visión en conjunto muy positiva que cuando se individualiza cambia por el temor a los rebrotes y a la llegada de nuevas oleadas de Covid. Por eso, casi todos los inversores miran con escepticismo la salida de la crisis. El horizonte temporal ha pasado de ser después del verano de 2020 a después del invierno pasando por el famoso “cuando llegue la vacuna”. Otros, directamente, apuntan al 2022 o incluso al 2023.

Una sensación que se ha trasladado al conjunto del mundo financiero. Las primeras noticias sobre la eficacia de las vacunas contra el coronavirus se tradujeron en una euforia bursátil en todo el mundo. En España, los valores más beneficiados fueron los del turismo, el sector inmobiliario y la banca. Sin embargo, frente a este optimismo, el supervisor macroprudencial ya alertó de que la crisis está aquí y ha llegado para quedarse. El Banco de España ha fijado en 2023 la fecha de la recuperación argumentando el impacto profundo que está teniendo la crisis en el desempleo, la distribución de la riqueza y la situación que enfrentan las empresas. Por no hablar de los autónomos, los grandes afectados por la pandemia. Todos los expertos consultados coinciden también en que estamos en un periodo “anestesiado”: por los ICO, por los Erte o por la confianza en que los próximos meses la situación mejorará.

Lo cierto es que oportunidades de inversión siguen saliendo. Los bancos de inversión y el resto de asesores financieros trabajan sin parar para animar a un mercado todavía convaleciente de estos últimos meses. Frente a los años dorados de las subastas, ahora reinan las operaciones bilaterales. Cada vez más inversores huyen de los grandes procesos competitivos, algo que no siempre consiguen sortear. Como complicación se añade las diferencias entre compradores y vendedores, así como las dificultades para concretar los verdaderos resultados de una empresa en el entorno del coronavirus.

En cualquier caso, pese a las dudas que existen, el capital privado va a jugar un importante papel en los próximos meses. Un rol que incluso puede traducirse en un esplendor mayor al del pasado año, cuando la inversión en España se situaba en máximos históricos. Más que confiar en la llegada de una vacuna, el sector debe confiar en su potencial para ayudar a las empresas españolas a capear el temporal. Sin embargo, para tener éxito, debe volver al mercado la transparencia y hacer un esfuerzo para que la gente de la calle entienda lo que pueden ofrecer a la economía real para que las empresas confíen en ellos.