El capital privado, alternativa atractiva en tecnología

Muchos inversores miran con envidia a la generación baby boomer, cuyos ahorros en pensiones se han multiplicado en el sector tecnológico los últimos años. ¿Quién será el próximo Apple, Amazon o Facebook, se preguntan? Es la cuestión del millón. Pero hay muchas más oportunidades de inversión en el futuro. A medida que las tecnologías digitales se convierten en una parte más importante de nuestras vidas, surgirán nuevas empresas disruptivas. Algunas llegarán a ser conocidas, otras tendrán un perfil más bajo, pero proporcionarán fuerte rentabilidad. Muchas fracasarán.

De hecho, los inversores en el sector tecnológico deben pisar con cuidado. Gobiernos y autoridades antimonopolio están atentos a la privacidad de los datos y buscan nuevas formas de gravar al sector. Además las valoraciones requieren escrutinio, pues la revolución digital, aumentada por los efectos de la pandemia Covid-19, ha impulsado las valoraciones de las tecnológicas. La relación precio-beneficios en el índice MSCI ACWI Tech ha llegado a 25 veces, en comparación con 15,7 promedio de los últimos diez años.

Sin embargo, las tecnológicas cotizadas, no son la única opción. El capital privado es una alternativa cada vez más atractiva. Muestra valoraciones más razonables y las empresas privadas presentan una proporción mayor del universo invertible. Están proliferando, aparentemente a expensas de las cotizadas. Desde el año 2000 el número de cotizadas en Estados Unidos ha caído de 7.000 a 4.000 y la mediana de edad de una empresa cuando empieza a cotizar ha aumentado desde siete años en la década de los 80 a once años entre 2010 y 2018, especialmente en tecnología, donde la disponibilidad de capital privado ha permitido a estas empresas retrasar el momento de cotización.

Mantenerse en privado encaja a las tecnológicas, pues las empresas pequeñas y de rápido crecimiento tienden a tener significativos activos intangibles. Por lo general, no quieren divulgar sus investigaciones en una etapa temprana y favorecen a un grupo cerrado de accionistas. También pueden beneficiarse de la mayor flexibilidad de los inversores privados al evaluar sus activos intangibles. En consecuencia, tras el período de crecimiento ultrarrápido y alta rentabilidad, en el momento de salida a bolsa, las tecnológicas tienden a ser más maduras. Amazon, Apple y Microsoft empezaron a cotizar con valoraciones de menos de 1.500 millones de dólares, pero las recientes “estrellas” han sido valoradas mucho más alto, como el servicio de streaming de música Spotify en 26.000 millones, la firma de almacenamiento de datos basada en la nube Snowflake en 33.000 millones, el proveedor de videoconferencia Zoom en 9.200 millones y el especialista en monitoreo en la nube Datadog en 7.800 millones. A medida que las empresas permanecen privadas más tiempo, se crea una parte creciente de valor.

Además, una investigación del Comité de Regulación de Mercados de Capitales de Estados Unidos concluye que las inversiones de capital privado generalmente tienen efecto positivo en la productividad y el empleo en las empresas objetivo. En las compras apalancadas la participación mayoritaria evita distracción de accionistas minoritarios o recomendaciones de analistas de renta variable y en las transacciones de capital riesgo los fundadores buscan socios de valor añadido, que aportan experiencia y, a menudo, contactos. Ello contrasta con grandes nombres de cotizadas, donde incluso el mayor de los inversores tiene solo una pequeña fracción de las acciones y voz limitada.

De hecho, es a través de la inversión privada que los inversores pueden acceder mejor a lo que consideramos cinco segmentos más prometedores en tecnología, una rica selección de oportunidades de rentabilidad ajustada al riesgo.

En primer lugar, las empresas tienen fuerte incentivo para ser más digitales y agilizar procesos, reducir costes, mejorar sus modelos de negocio y atraer a empleados que buscan mayor flexibilidad, respecto a lo que el software empresarial tiene un papel clave que desempeñar. Más de 90% de las empresas de software son privadas. Solo en Estados Unidos la inversión en software del capital privado y capital de riesgo se ha más que triplicado desde 2010 hasta 96.000 millones de dólares. El software, de hecho, sigue siendo el sector de más rápido crecimiento mundial, 15,6% compuesto anualmente hasta 2024.

Además, el uso de Internet ha aumentado con la pandemia para trabajo, estudio, compras, ejercicio y actividades de ocio. Esperamos que esta tendencia continúe a medida que la generación más joven y experta en tecnología crece y aumenta su poder de consumo, cuando 41% del mundo todavía no tiene acceso a Internet. Además el 5G, próxima generación de tecnología inalámbrica, junto con el Internet de las cosas, promete llevar la conectividad a territorio desconocido. Mientras las finanzas tienen cada vez más componente de alta tecnología, desde banca personal a cuentas de negocios y transacciones internacionales, que ya no son reserva de un pequeño grupo de grandes bancos.

El software como servicio rediseñará completamente las cadenas de valor en los servicios financieros. Al mismo tiempo la ciberdelincuencia crece rápidamente en complejidad, incidentes y escala, agravado por el aumento del trabajo en casa, de manera que la ciberseguridad representa una parte mucho mayor de los presupuestos de tecnologías de la información.

La privacidad de datos es otra área clave de crecimiento. Finalmente la automatización se está adoptando en todo el proceso de fabricación y cadena de suministro, incluyendo logística y embalaje, así como diseño de edificios y herramientas. Es la Industria 4.0.