Los Pilares de la Reestructuración

El escenario que ha provocado la pandemia del coronavirus puede llegar a ser la recesión económica más rápida de la historia moderna. La situación actual nos arrastra a una fase de desaceleración, que de forma inevitable nos obliga a comparar con otras crisis anteriores -como la más cercana del 2008- y que nos devuelve realidades como los ajustes o las recesiones, así como sus implicaciones más directas: transformaciones, restructuraciones, planes de viabilidad, ERTE, ERE, entre otros. Este entorno de recesión económica nos obliga a trabajar en ambientes difíciles, a estar bajo presión y a tomar decisiones con desinformación e incertidumbre. Es por ello que el cambio necesario al que hacen frente todas las empresas en esta situación debe estar sustentado por tres pilares básicos: la Transformación, la Gestión y el Refuerzo.

El proceso de Transformación, dado el entorno de alta incertidumbre y regulación no favorable o improvisada, debe ser afrontado con audacia. No debemos olvidar que el objetivo es salvar la compañía mediante un plan de reestructuración que evite la pérdida de valor asociada a un proceso concursal sobrevenido, o al menos, que preserve ese valor al máximo. Todas estas urgencias y dificultades hacen necesario pensar más allá en cuanto a la consideración de opciones y planes de contingencia que les permita subsistir en este ambiente y la transformación es vital para la adaptación a estas nuevas circunstancias. La preparación de distintos escenarios y la proyección de sus consecuencias marcarán la capacidad de definir las diferentes pautas de actuación en función de las variables externas.

Además, en estos momentos, conocer y tener experiencia en ciertas prácticas de Gestión puede ser vital para la compañía. La gestión de la liquidez y la caja son la piedra angular sobre la que se dirige el resto de la compañía y es el recurso común con el cuál diseñar el resto de las acciones que afectan a todas las áreas de la empresa. La caja marcará la definición y ejecución de medidas de reorganización de plantilla o las negociaciones con los proveedores, clave para el abastecimiento necesario de las operaciones. Una gestión precipitada para salvaguardar la liquidez sin consolidar todos los efectos colaterales podría llevar al resultado contrario, en el cuál la empresa se vería presa de estas actuaciones por efectos derivados de una demanda insuficiente o por una negociación perjudicial con proveedores. Es hora de una gestión centralizada, dueña de los objetivos y con capacidad suficiente para acometerlos e implantarlos. Gestionar una crisis consiste en saber optimizar los recursos y manejar una situación adversa en el entorno distinto al normal. Desde A&M sabemos que una restructuración o transformación no es un final, sino una adaptación necesaria y sobrevenida.

Este gobernance integral, vertical y horizontal es la única forma de manejar una situación de crisis. Se requiere una comunicación directa con todos los stakeholders, el capital, el management, los trabajadores y sus representantes, clientes, proveedores y los financiadores para que la toma de decisiones sea más fluida y transparente. Los líderes han de tomar medidas con rapidez y decisión, estableciendo una nueva dirección, actualizando el plan acordado y liderando el cambio.

Por último, pero no menos importante, debemos considerar el pilar del Refuerzo. Una pieza fundamental de la gestión de la crisis es buscar ayudas tanto de gestión, como económicas. Para ello las compañías deben apoyarse en una figura que coordine el cambio, que asuma como especialista (CTO o CRO) la ejecución del proceso y la gestión de la transformación, así como el reporte a los stakeholders, y que ayude para mantener el valor. Este responsable deberá buscar las fuentes de financiación -internas y externas- que sean necesarias para solventar esta situación y generar confianza sin perder más valor.

Desde A&M sabemos que gestionar una crisis implica utilizar métodos diferentes y no limitarse a la evaluación de diferentes opciones como las alternativas de viabilidad para la compañía. Las directrices en la gestión de la crisis pasan por la utilización de herramientas que aumenten la visibilidad de la liquidez y que permitan virar el foco de atención hacia la preservación de la caja -lo que llamamos pívot to cash-, así como definir planes de contingencia adaptados a cada compañía evaluando diferentes escenarios y asumir aquellos roles que permitan ejecutar hojas de ruta alcanzables. Para nosotros, la experiencia es la base de toda ejecución, la cual trasladamos a cada proyecto dividiéndola en esos tres grandes pilares.

Por la experiencia previa sabemos que es muy complicado salir de una situación de este calado sin ningún tipo de soporte. Los interesados deben asumir ciertos sacrificios, buscar o dar apoyo económico e incluso saber aceptar ciertas pérdidas controladas para que el resto de la empresa salga adelante. Como me decía un mentor, existe un especialista para cada situación, como los médicos de cabecera y de urgencia que, a pesar de ser médicos los dos, trabajan de forma diferente. Estamos en una situación de urgencia y vuelven los momentos complicados que requieren de especialistas para ayudar a las compañías a mantener su valor y continuidad.