Solo el 15,2% de jóvenes españoles quiere emprender

La cifra se eleva al 24,5% en el caso de las personas que hace cinco años que acabaron sus estudios universitarios en España, según
el Proyecto Guesss

La situación cambia entre estudiantes universitarios, según el Proyecto Guesss, una encuesta realizada en varias universidades españolas y coordinado por del Instituto para el Desarrollo Social y Sostenible (Indess) de la Universidad de Cádiz. Al analizar las intenciones de elección de carrera entre los universitarios justo al terminar sus estudios superiores, se puede considerar que ocho de cada diez orientan sus expectativas laborales a trabajar por cuenta ajena. Entre ellos, más de la mitad desearían hacerlo en una empresa mientras que apenas uno de cada diez sueña con ser empleado público.

A pesar de ese cambio entre los universitarios, España ocupa una posición más bien baja en la tasa de emprendimiento naciente con apenas un 15,2% de alumnos universitarios que en el momento de responder la encuesta estaban intentando poner en marcha un negocio o trabajar por cuenta propia. Una cifra que es muy similar a la de la Unión Europea (15,5%) pero casi la mitad, en ambos casos, que el promedio observado en el resto de países participantes (30,7%) en este estudio.

Observar el futuro con cierta perspectiva genera un cambio drástico en las expectativas de estos jóvenes. Al valorar sus inquietudes en un horizonte temporal de cinco años tras finalizar la carrera, de entre los que desean trabajar por cuenta ajena, la mayoría preferiría hacerlo en grandes empresas. Según el informe, un lustro después de acabar sus estudios superiores se produce también un notable incremento del deseo de ser funcionario que casi se multiplica por dos, un indicador que muestra poco apetito por el riesgo algo que es contrario al espíritu emprendedor.

A pesar de ese temor, esa incertidumbre que provoca que los jóvenes intenten buscar una mayor sensación de seguridad en una oposición, hay también un aspecto muy destacable en la inquietud de buscar un futuro que ni una empresa ni el Estado pueden satisfacer. El cambio más profundo es el que se produce en la intención de estos jóvenes de emprender que pasa de un 4,5% de alumnos que montaría su empresa justo al finalizar sus estudios a un importante 24,5% que lo harían cinco años después de haber salido de la facultad. Un considerable aumento que supone multiplicar por algo más de cinco ese porcentaje, según el estudio. Un extremo que se observa además en prácticamente todos los ámbitos territoriales estudiados.

Y es que en España, el perfil más habitual del emprendedor no es el de ese “veinteañero en vaqueros” tal y como explica a elEconomista Capital Privado Aquilino Peña, vicepresidente de Ascri -la patronal del sector- que destaca que “realmente el emprendedor no tiene edad” aunque la edad media ronda los 40. Peña, que también es fundador y socio director de Kibo Ventures, una de las principales gestoras españolas que invierten en startups fundamentalmente tecnológicas, destaca una característica entre los emprendedores más jóvenes que llegan a su gestora y es “una clara visión” del negocio que quieren poner en marcha basada principalmente “en su experiencia personal”. Estos jóvenes saben aprovechar oportunidades detectando ineficiencias en aspectos relacionados con su vida personal o de ocio y extraen de esa situación un modelo de negocio. Es el ejemplo de Gloria Molins, fundadora de trip4real. Esta joven, apasionada de los viajes, empezó a organizar experiencias con locales fruto de su experiencia personal. En 2017, Airbnb se hizo con la compañía por 5 millones de euros.

Experiencia personal ‘VS’ profesional

Pepita Marín, cofundadora de We Are Knitters, con pocos años de experiencia laboral en PwC, soñaba, junto a un compañero de trabajo, con la idea de lanzarse a la aventura de emprender en algún momento de sus vidas. Un viaje a Nueva York encendió su bombilla al ver a una chica tejiendo en el metro. We Are Knitters vende kits que incluyen todo lo necesario para ponerse a tejer y hacer tus propias creaciones de lo más elaboradas. Hoy su facturación supera los 10 millones de euros pero, cuando comenzaron, con poco más de 20 años, en su entorno nadie podría pensar que llegarían tan alto.

Por el contrario, para los emprendedores de más edad, los que tienen un bagaje laboral de muchos años en la empresa privada, la motivación es totalmente diferente. Tal y como explica Peña, en estos casos no montan un negocio en reacción de algo que no les gusta, “no lo hacen como una huída sino porque se obsesionan con una idea”.

El socio de Kibo Venture considera que las principales barreras para todos los emprendedores son el “acceso al capital y el acceso al talento”. Unas dificultades que, en el caso de los más jóvenes, se suplen con una dosis extra de “carisma” sobre todo en lo que a atraer talento se refiere ya que en definitiva ese talento es el que llama al capital. A la hora de fijarse en una idea e invertir en ella, desde las gestoras, tal y como explica Peña, no tienen en cuenta en el DNI sino la “pasión y la ambición” con la que el emprendedor vende su modelo de negocio.

Los emprendedores más jóvenes, al encontrarse en una etapa vital sin demasiadas ataduras ni responsabilidades familiares, suelen ser “más ambiciosos y les da esa frescura de no tener nada que perder”, explica el vicepresidente de Ascri. En estos casos, es habitual que puedan aguantar más el proyecto para hacerlo grande sin prisa sin verse obligados a vender su modelo a una gran compañía. Otra de las fortalezas de los más jóvenes a la hora de emprender es que son nativos digitales y tienen un claro perfil internacional.

Volviendo de nuevo al estudio de Guesss, en relación al emprendimiento, es crucial la percepción de aprobación de familia, amigos o compañeros de estudios. La influencia de estos grupos determina si los alumnos perciben la conducta emprendedora como conveniente y si deciden finalmente lanzarse a esta aventura. De hecho, tal y como explica Peña, el tema “cultural y social” influye incluso más que posibles dificultades burocráticas o legislativas a la hora de convertirse en empresario. Pero el entorno educativo es también un pilar fundamental. De hecho, es una de las claves del proyecto de Guesss que destaca que un preocupante 60% de los 33.000 universitarios españoles participantes en el estudio afirma no haber recibido nunca formación específica en emprendimiento.