¿Qué deben hacer las empresas para gestionar el Covid-19?

Quizá ésta sea hoy una de las preguntas más recurrentes entre los inversores y empresarios de todo el mundo, en búsqueda de una fórmula capaz de minimizar el impacto tan negativo, no sólo en el ámbito económico, que la crisis de Covid-19 está causando a nivel global. Y es que, en estos momentos de tanta incertidumbre donde la demanda ha desaparecido de un plumazo de prácticamente todos los mercados, sólo las empresas que sean ágiles, flexibles y que estén bien dimensionadas a nivel financiero, operativo y de estructura, serán las que tengan una mayor probabilidad para sortear con éxito las adversidades que aún están por llegar, y de las que ni conocemos su magnitud ni su duración en el tiempo; y es precisamente el tiempo, en concreto el tiempo que ya ha pasado y el que va a pasar sin tomar decisiones, el que a nuestro entender da respuesta a la pregunta: NO ESPERAR.

Estamos absortos en el problema inmediato y esperamos para ver cómo se desatan los acontecimientos, pero debemos preparar ya la era postCovid-19. Es momento de no esperar más, de tomar la iniciativa, de no arriesgar todo a medidas externas que tomen gobiernos, bancos centrales, instituciones y entidades financieras, que ya lo están haciendo y lo seguirán haciendo para no dejar caer la economía mundial, pero que serán medidas temporales y no definitivas si las empresas no cambian y se transforman de forma urgente.

De igual forma que el teletrabajo se ha impuesto por decreto ley en estos días, a pesar de las dudas que suscitaba hasta hace unas semanas de poder ser implementado con éxito, ha llegado también el momento de transformar las empresas sin poner ninguna excusa, desde dentro, desde la raíz, desde lo más esencial y atacar todo aquello que depende y está en manos principalmente de la propia compañía. Y es probablemente en este punto donde la pregunta a responder ya no sea ¿qué hacer?, si no, ¿cómo hacerlo? Y es que transformar una empresa con el objetivo de hacerla rentable de una forma recurrente y sostenible en el tiempo no es tarea sencilla, y desde nuestra experiencia para poder conseguir con éxito que la transformación ocurra hay que trabajar desde tres ángulos fundamentales: personas, operaciones y cadena de suministro, y estructura financiera y deuda.

Sin duda el primer cambio que debe de afrontar cualquier empresa en proceso de transformación es enfocarlo en las propias personas que conforman la empresa. Una vez visto el foco en la seguridad y salud de los profesionales, prioridad número uno, es muy cierto que sin que todos los empleados de la empresa, desde el director general hasta el empleado de menor rango, estén comprometidos a realizar esta transformación, será muy difícil conseguir un buen resultado. Lo que realmente debemos hacer es un cambio cultural ante un nuevo entorno y consideramos fundamental para ello que haya una comunicación fluida, frecuente, transversal y transparente, que permita a los empleados ser parte y forma del proceso, ser conscientes del impacto que tiene su trabajo en los resultados de la compañía, y entender los motivos de las decisiones complicadas que van a surgir durante el proceso. Y esto es imposible de realizar sin un liderazgo claro por parte de los máximos ejecutivos que deben tomar decisiones pensando en el conjunto y no en individualidades. Se deben tomar decisiones y de forma rápida, ya no vale la parálisis por el análisis.

El segundo foco en el que trabajar, y posiblemente el que más recorrido tiene, es en la reducción de costes innecesarios dentro de la empresa a nivel operativo y de cadena de suministro. Desde nuestra experiencia, toda empresa es ineficiente por definición, y siempre hay oportunidades reales de mejora. Si bien es cierto, que hay casos en el que las oportunidades son muy pequeñas, en la mayoría de las ocasiones encontramos una amplia gama de mejoras a implementar.

Por norma general nos encontramos con empresas que están sobredimensionadas para la demanda real que tienen del mercado y, aunque es cierto que el mercado no está en manos de la empresa, encontramos normalmente importantes mejoras al dinamizar los equipos comerciales y la fuerza de ventas con el objetivo de incrementar la cifra de negocio.

Aquello que si puede controlar y mejorar de la empresa, a priori, sin depender tan directamente del mercado, es reducir y, sobre todo, flexibilizar toda su estructura de costes: optimizar la estructura de MOD y MOI, incrementar capacidad sin inversiones, productividad y disponibilidad de líneas, reducción de defectos y coste de no-calidad, eficiencia energética, mejoras en compras y en la cadena de suministro, optimización de rutas y costes logísticos, etc., medidas que impactan directamente en el EBITDA de la compañía. Del mismo modo, realizar una buena planificación de la demanda, un correcto dimensionamiento de los stocks y del porfolio de productos, tendrá un impacto positivo en el circulante de la compañía, permitiendo reducir sus necesidades de liquidez.

La tercera área se enfoca en realizar una correcta estructura financiera y de financiación del circulante de la compañía, de cara a tener las herramientas adecuadas para la generación de EBITDA. En un primer lugar la compañía debe enfocar a toda la organización en reducir los días de financiación del circulante, de cara a que todos los recursos del balance se destinen a la generación de caja; actuando en políticas, procesos y condiciones comerciales las compañías tienen una gran capacidad de mejora interna que no siempre se maximizan limitando el crecimiento.

Una vez concluida esta eficiencia interna, si se precisaran nuevas fuentes de liquidez existen financiaciones bancarias y no bancarias con una gran variedad de productos de financiación a las que se puede acceder para no frenar la generación de nuevo negocio.

Es obvio que es imposible saber que ocurrirá en los próximos días, semanas o meses y cuando se terminará este periodo de incertidumbre, pero la respuesta es clara: NO ESPERAR. En definitiva, no llorar por el plan de negocio incumplido, por la inversión, por el crecimiento perdido sino preparar y prepararse para el postCovid-19. Tengamos escenarios alternativos ante la incertidumbre de cuando se levantará el confinamiento y tomemos decisiones en base a esos escenarios sin dilación. Porque esto pasará y lo superaremos juntos como no puede ser de otra forma, pero aprendamos de otras crisis y no retrasemos las medidas necesarias. Actuemos.