La anticipada inmunidad del capital privado en tiempos del Covid

Hace un año, por estas fechas, nadie podía imaginar lo que nos iba a deparar este 2020, que todos queremos que acabe lo antes posible y que difícilmente olvidaremos. 2020 pasará a la historia por los impactos que la Covid han tenido sobre la actividad económica. Porque nadie podía imaginar que sectores tan sólidos e importantes para la economía española como el turismo, el transporte, la restauración, el ocio, el retail, por mencionar algunos, iban a sufrir lo que están viviendo. Aunque las medidas gubernamentales de apoyo a las empresas a través de los programas del ICO, SEPI y fondos de la Unión Europea, están atenuando en parte el impacto negativo de la crisis, lo cierto es que en unos meses nos vamos a encontrar con un aluvión de empresas con un endeudamiento insostenible que se verán abocadas a reestructurarse, refinanciarse y, lo más importante, transformarse para adaptarse al nuevo panorama post-Covid. Y para muchas empresas la entrada de un inversor financiero en su capital o deuda será su tabla de salvación.

Sin embargo, en este escenario de sombras también hemos vislumbrado luces, mucho mayores a las que podíamos imaginar allá por abril, en pleno mes de confinamiento, donde a pesar de la situación de incertidumbre generada por la crisis sanitaria, la actividad de M&A se ha ido reactivando desde el verano, mostrando indicios de una progresiva recuperación a un ritmo más acelerado que la economía en general. Los fondos internacionales siguen muy activos en el mercado español, que sigue viendo a España como un destino atractivo para sus inversiones estratégicas a pesar del contexto económico. Pero también hemos visto una elevada actividad en el segmento middle market con una inversión en 2020 similar a la de 2019. En conjunto, sin llegar a alcanzar los de 2019, año en el que se alcanzó una cifra récord de inversión en España por tercer año consecutivo, lo cierto es que preveo que 2020 va a cerrar con una inversión cercana a la de 2019, todo un triunfo dada la complejidad e incertidumbre de la situación.

Los efectos de esta intensa actividad se están haciendo notar en una elevada competencia de los procesos por conseguir los mejores activos y en unas valoraciones y múltiplos muy elevados en aquellas operaciones de sectores más resilientes como estamos viendo que sucede en tecnología, agroalimentario, logística, infraestructuras, sanidad y especialmente en la industria biofarmacéutica, que se ha convertido en un sector de inversión crítico para afrontar la crisis sanitaria. La clave está en anticiparse y actuar con rapidez, pero al mismo tiempo con cautela, para asegurar un plan de creación de valor de la compañía sin comprometer los retornos futuros de la inversión.

Veo lógico que el mercado de M&A se dinamice aún más en los próximos meses, y además de buy-outs, public-to-private y build -ups, las operaciones de distress, turnaround, special situations y la financiación alternativa van a ganar más relevancia en aquellos sectores más afectados por la pandemia. El capital privado cada vez se sofistica más y abarca innovadoras estrategias de inversión buscando nichos interesantes para diferenciarse. Continuarán los vehículos de secundario como una vía adicional para recapitalizar participadas. De hecho, algunos fondos internacionales, como Bridgepoint, y nacionales, como Alantra, Portobello y MCH, están siendo muy activos en este tipo de operaciones donde muchos LP de los fondos primarios optan por invertir en los nuevos vehículos para aprovechar todo el potencial y retornos que ofrecen las compañías en las que habían invertido con anterioridad. En un contexto marcado por la alta volatilidad de los mercados bursátiles, el capital privado se perfila cada vez más como una alternativa de inversión segura y muy rentable.

Aparentemente la inmunidad que todos buscamos está muy cerca y esto va a suponer un cambio del panorama actual para superar los efectos adversos que el Covid-19 está teniendo en personas, compañías y economías, y hace vislumbrar un horizonte más favorable para las perspectivas económicas, abriendo un escenario de expectativas de recuperación a un tejido empresarial y empleo muy castigados.

El entorno futuro va a estar marcado por la necesidad de adaptación del tejido empresarial a los cambios estructurales y la búsqueda de la eficiencia operativa y la transformación digital, el foco de los grupos empresariales para centrarse en sus negocios core, y la apuesta por la sostenibilidad e inversión responsable.

La elevada liquidez disponible, favorecida por un incremento de la actividad de fundraising frente al año anterior, unido a los bajos tipos de interés, han contribuido a la reactivación del mercado de transacciones poniendo de manifiesto la inmunidad del capital privado en tiempos de pandemia, que además va a permitir afrontar el futuro con éxito a pesar de las dificultades. Como ha sucedido en crisis anteriores, el capital privado va a contribuir a la recuperación económica creando valor en sus inversiones, generando empleo y gestionando y respaldando sus carteras de participadas. En todo este proceso vivido, el capital privado ha ganado relevancia en la economía incrementando su peso sobre el PIB y se ha convertido en una herramienta clave en la reactivación económica. Y desde PwC seguiremos acompañando a nuestros clientes en esta compleja travesía en un año 2021 que se perfila, al menos de partida, como un año de crecimiento, continuando la tendencia iniciada después del verano, y de consolidación del sector del capital privado.