El fortalecimiento y el fomento de la información en el Canal Ético

Es evidente hoy en día la importancia que tiene el fortalecimiento y el fomento de la cultura de la información en las organizaciones para la Ley 2/2023, de 20 de febrero, reguladora de la protección de las personas que informen sobre infracciones normativas y de lucha contra la corrupción.

La cultura de una compañía se basa en valores y hábitos que se construyen de forma natural y establecen los principios sobre los cuales los empleados toman sus decisiones ejecutivas.

Por tanto, la cultura de la información se puede considerar como el conjunto de valores, creencias, hábitos, tradiciones, actitudes y experiencias de una organización y sus miembros.

Todo esto deja ver la manera en que los que forman parte de esta cultura se relacionan entre sí y con el exterior, y marca la personalidad de la empresa, así como las reglas no escritas de cómo deben comportarse sus integrantes si quieren formar parte de ella.

Pero la cultura de la información hace referencia a la habilidad de comprensión y uso de datos e información impresa en una diversidad de actividades cotidianas que las organizaciones desarrollan en todo su ámbito de actividad, con el propósito de cumplir los objetivos, desarrollar los conocimientos y el potencial que cada organización lleva consigo de acuerdo con sus circunstancias.

Es decir, con su misión y con su visión de la actividad, y tiene su sentido en la necesidad de disponer de la mayor cantidad posible de información de la organización, y con ello evitar caer en malas prácticas que promuevan la corrupción y la quiebra de los criterios, valores y principios que rijan el funcionamiento de una empresa, y con ello, la vulneración de la normativa general que se lea de aplicación en el ámbito del negocio que le es propio, así como las reglas internas que regulen y definan su actividad y además, contar con un núcleo que garantice de manera efectiva que la empresa disponga de la información necesaria cuando la necesite, convirtiéndola en un activo clave para la organización, respaldando la estrategia y profundizando el compromiso con sus trabajadores y directivos, con los clientes, y con los stakeholders, los mercados y la sociedad en general.

Como consecuencia de ello, y con el acceso a la información se consigue un primer objetivo que hace puntual referencia a la mejora continua en la actividad de la empresa, ya que le permite entre otros aspectos, los siguientes:

Entender las necesidades de información de la empresa; capturar, almacenar, proteger y asegurar la integridad de activos del negocio; mejorar de forma continua la calidad de los datos e información, incluyendo: la exactitud, la integridad, y la integración de la información; optimizar el tiempo de captura y presentación de la información; afinar la definición de los datos y la información que se gestione en la organización; asegurar la confidencialidad; maximizar el valor de los activos; redefinir la captura y almacenamiento más eficientes del conocimiento; proteger de forma más efectiva la integridad de la información; promover mayor exactitud y relevancia de los datos que sirvan de base a la actividad de la empresa; incrementar la clasificación útil de la información; fortalecer la entrega de datos y la confidencialidad de éstos; maximizar el valor de la información para la gestión de personas y toma de decisiones; favorecer la capacidad de prevención y de reacción de la empresa ante malas praxis y comportamientos que se consideren como inadecuados.

Es indudable que esta cultura influye en todos los aspectos de una organización, lo que se plasma en una personalidad propia y diferente que separa y distingue a una organización de otra, aunque sus objetivos y su estructura presenten coincidencias y puntos de encuentro muy cercanos.

De este modo, la cultura de la información en una persona jurídica es cada vez más importante porque permite centrarse a las organizaciones que buscan transformar la forma en que la gente trabaja e impulsa el funcionamiento de las mismas.

Existen muchas razones específicas por las que es tan importante esta cultura de la información, y dentro de este ámbito se inserta el Canal Ético, como una herramienta que permite detectar comportamientos ilícitos dentro de la propia empresa, ya sean estos contra normativas nacionales o internacionales vigentes o contra las propias normas internas de la empresa, y consecuentemente con ello, constituye un sistema de alertas que permite identificar y denunciar irregularidades, malas prácticas o la mala organización de la administración de una organización, posibilitando con ello, el ejercicio de una correcta gestión empresarial.

Solo a través del canal de denuncias interno, los miembros de la empresa y aquellas personas externas, pero vinculadas a la misma, pueden denunciar dichos comportamientos, para que el correspondiente órgano o comité pueda tramitar la misma y, en su caso, investigue las denuncias recibidas, y esto permite a la organización tomar puntual conocimiento de hechos, que tienen una trascendencia singular en la persona jurídica, y que permiten controlar y tomar medidas, incluso de carácter precautorio con relación a hechos o comportamientos que contradicen las pautas de gobierno e integridad moral de la organización. Por todo ello, el fortalecimiento y el fomento de la cultura de la información en las organizaciones exige el desarrollo de unas reglas que posibiliten de una manera eficaz y eficiente la existencia de canales internos de denuncia, que determinen la previsibilidad y la seguridad jurídica en el funcionamiento de dichos instrumentos o herramientas de información sobre el funcionamiento de las empresas.