Las medidas para erradicar el edadismo en las leyes a debate

Esta discriminación provoca que las personas mayores no participen en igualdad de condiciones en la sociedad y encuentren múltiples barreras para ejercer sus derechos.

Fernando Flores, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia, considera que “el edadismo es una realidad que puede tener importantes consecuencias y, de hecho, en el caso de la pandemia lo hemos podido ver por cómo se estaba gestionando la crisis, incluso cuando se reclaman responsabilidades para reparar los daños ocasionados por las autoridades y las Administraciones”.

Así, se ha referido en el transcurso de su intervención en la jornada Hacia una convención internacional de los derechos de personas mayores, organizada por Jubilare, que es la apuesta del Colegio de Registradores de España para superar el edadismo y combatir los prejuicios y los estereotipos que acaban discriminando a las personas únicamente por razón de su edad.

La jornada ha sido presentada por Sergio Saavedra, vocal de Internacional del Colegio de Registradores y coordinada por Adela Asúa, consejera de Estado, ex vicepresidenta del Tribunal Constitucional, catedrática emérita de Derecho Penal de la Universidad del País Vasco y miembro de la Comisión Jubilare.

Isabel Martínez, presidenta de la Fundación HelpAge International España, ha explicado los esfuerzos nacionales e internacionales que se han venido dando para eliminar de las leyes el edadismo y ha abogado por la aprobación de una convención internacional de los Derechos Humanos de las personas mayores. En el año 2050 habrá más personas mayores de 60 años que niños menores de 10 año, la mayoría de las cuales serán mujeres, y el 80% vivirá en países en desarrollo. Lo que aboca a la pobreza a una gran parte de la humanidad si no se modifican las normas discriminatorias y se cambia la mentalidad de las personas.

Christian Courtis, miembro del Grupo de Trabajo de Composición Abierta sobre el Envejecimiento de la ONU, ha explicado que la prohibición de discriminación se está incorporada tanto en constituciones como tratados de Derechos Humanos y que es la norma común para ciertos grupos en relación con el trato que reciben otros colectivos. Ejemplos de estos instrumentos son las convenciones sobre la eliminación la discriminación por razones de raza, contra la mujer, el niño, las personas con discapacidad, los trabajadores migrantes y sus familias y las personas con discapacidad. Así, ha recordado que “existen, por ejemplo, normativas que obligan a dejar de trabajar obligatoriamente a ciertas edades, que no se pueda acceder a ciertos cargos públicos o el de los sistemas de jubilación en muchas partes del mundo, que, como en España priman las formas contributivas, pero si bien en nuestro país la mayoría de las personas se han movido dentro de la economía formal, no ocurre así en muchos otros países”.

Flores ha explicado también que nuestra Constitución no contempla la edad a estos efectos, sino que incluye a las personas mayores en la globalidad. La discriminación se produce siempre en relación con una situación, como el ámbito laboral, pero también en otras circunstancias, como la autonomía personal, la libertad de residencia o la intimidad sexual. Por ello ha considerado necesario visibilizar los problemas para cambiar los prejuicios sociales.