El uso de las tecnologías y sus consecuencias en la salud mental de jóvenes y adolescentes

Muy recientemente la revista Computerworld se hacía eco de una preocupante noticia cuyo titular era “Escuelas de EEUU demandan a las grandes tecnológicas por la crisis de salud mental de los jóvenes”. La noticia en cuestión se centraba en el hecho de que más de un centenar de colegios públicos de Seattle se han unido para llevar al banquillo a TikTok, Instagram, Facebook, SnapChat y YouTube por generar ansiedad y depresión en los menores. La fundamentación del ejercicio de dicha acción partía de tomar como punto de partida o como precedente las denuncias producidas en contra de las tabacaleras por su relación con el cáncer de pulmón o de las farmacéuticas por su rol en la epidemia de los opioides.

Para ello, y he aquí la noticia, más de un centenar de escuelas públicas de Seattle se han unido para demandar a las grandes tecnológicas, propietarias de las redes sociales más populares, para que asuman su responsabilidad en la crisis de salud mental que afecta a los jóvenes en Estados Unidos. Los colegios de esa ciudad, los cuales acumulan más de 50.000 estudiantes, iniciaron el pasado día 6 de enero de 2023, un proceso judicial para llevar al banquillo a TikTok, Instagram, Facebook, SnapChat y YouTube para que cambien su forma de operar, que ha llevado a los jóvenes a generar ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas.

En este sentido, debe destacarse el número de seres humanos que cotidianamente acceden a internet, y ello es especialmente relevante y, sobre todo, preocupante con relación al número de niños y adolescentes, que dedican una buena parte de su tiempo y de su actividad al uso de móviles y cualquier clase de dispositivos, para mantenerse conectados online, y hacerse presentes en redes sociales, sean estas de la naturaleza que sean.

La utilización masiva de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ha proporcionado el acceso a equipamientos y servicios inimaginables hace unos años, sin distinción de edad, sexo o nivel social. La navegación por Internet, el uso de redes sociales virtuales, los videojuegos y el teléfono móvil han supuesto un cambio radical en las formas de relacionarse de la mayoría de las personas. Para los más jóvenes, que acceden a ellas desde niños, probablemente esto está marcando un nuevo estilo de vida.

Hay autores que señalan que el uso de las nuevas tecnologías está creando una brecha generacional (brecha digital) materializada en la elevada presencia de las TIC en la vida de los jóvenes y la precocidad con que se familiarizan con ellas los convierte en nativos digitales, en comparación con los adultos, considerados inmigrantes digitales. Mientras estos buscan una utilidad en Internet para cosas concretas (transacción bancaria, información, compras, etc.), los jóvenes se acercan de forma más global y la incorporan con naturalidad a sus vidas.

Los adolescentes se caracterizan por priorizar la gratificación inmediata y el vivir el presente, se creen invulnerables al peligro y sienten curiosidad por nuevas vivencias estimulantes y arriesgadas, lo que los hace más susceptibles a las conductas de riesgo.

Por ello, puede afirmarse que hoy en día, el acceso a las TIC es homogéneamente masivo:

- El 98% tiene ordenador en casa, y el 44,8% lo usa 2 o más horas diariamente; el 98,6% accede a Internet, el 47,2% sin control paterno.

- El 90% tiene móvil (83% en primero y 95% en cuarto), el 45,6% antes de los 12 años.

-Las chicas lo utilizan más para relaciones sociales y los chicos para jugar. El 64,4% juegan a videojuegos, el 36,5% durante 3 o más horas a la semana, y el 66,8% sin control paterno.

- Su uso disminuye con la edad.

- El control paterno de las TIC se asocia a mejor rendimiento escolar.

Ello está trayendo como consecuencia una dependencia muy importante de las personas con relación a las tecnologías, especialmente los jóvenes, y que, como consecuencia de ello, se produce el desarrollo de más sentimientos de ansiedad, depresión e interrupción de los patrones de sueño, incluso desencadenando en cyberbullying y con mucha frecuencia, una distorsión de la imagen corporal.

Debe tenerse presente, además, lo fácil que es el hecho de poder acceder a dichas tecnologías, incluso para dichos jóvenes y adolescentes, y ello se complica por el uso y el abuso que se produce de internet, lo que está trayendo consecuencias nocivas para los mismos, materializadas en adicciones o patologías cada día más presentes en la vida de estas personas, presentando a consecuencia de ello cuadros clínicos, que, en algunos casos, son de muy difícil solución.

Se hace necesario, por tanto, crear una cultura de moderación con relación al uso de las nuevas tecnologías, y en lo que atañe al acceso a internet, de modo y manera, que ello no limite las capacidades innatas del ser humano, y no sea la causa generadora de una cierta alienación de la personalidad basada en la generación, tal como ha quedado indicado, de adicciones, y patologías sobre todo en los más jóvenes, que llevado a su extremo, en nada benefician a las personas y que desde luego, condicionan su desarrollo físico y mental. Todo ello debe llevar a la concienciación de los usuarios de los riesgos derivados del uso de las nuevas tecnologías y de un acceso excesivo a internet, pero ante ello, es evidente que las grandes empresas, especialmente aquellas responsables de redes sociales, deben colaborar poderosamente en esta necesaria educación y concienciación de los más jóvenes, hacia una formación e integración de internet en sus personas.