
Así llegaron unas heroínas contra el cáncer al Círculo Polar Ártico
Las cinco mujeres supervivientes de cáncer de mama que alcanzaron el Círculo Polar Ártico en velero el año pasado ya tienen su documental, un ‘film’ emocionante y vibrante que cuenta la historia de las dos Anas, Lourdes, Natalia y Susana
Hay muchas historias que no hace falta escribirlas. Es mejor verlas. Las cinco mujeres supervivientes de cáncer de mama que alcanzaron el Círculo Polar Ártico en velero el año pasado ya tienen su documental. El Reto Pelayo Vida presentó ayer en Madrid un film emocionante y vibrante que cuenta la historia de las dos Anas, Lourdes, Natalia y Susana. Las protagonistas recorren las más de 2.500 millas náuticas que las separa desde el puerto de Vigo al Círculo Polar Ártico, el famoso paralelo 66 Norte, frontera entre el océano Atlántico y el océano Ártico. Rodeadas de hielo, icebergs y glaciares. Navegaron a temperaturas bajo cero, en aguas extremas sin ningún tipo de asistencia exterior. Una prueba de resistencia para cinco mujeres que demostraron que sí era posible superar una enfermedad como el cáncer y que sí sería posible recorrer esta distancia en un paraje espectacular, pero a la vez muy agresivo debido a sus temperaturas extremas.
La emoción fue imposible de contener durante el pase. El año pasado, y debido a la crisis mundial provocada por la pandemia del Covid-19, la séptima edición del Reto Pelayo Vida volvió al mar para mantener aisladas a nuestras cinco tripulantes. Con esta edición son ya más de 1.500 las mujeres que se han presentado a las pruebas de selección de la Kilimanjaro 2015, Trasatlántica 2016, Polar 2017, Annapurna Bike 2018, Andes 2019, Vuelta España 2020 y 66 Norte 2021.
La película, producida por Trex Exploring, muestra como las cinco navegantes se enfrentaron a nuevas experiencias y retos con gran exigencia. Esta expedición fue creada para que las participantes formen parte de la tripulación y como tal, tendrán que asumir las guardias cada tres horas, dormir por turnos en ‘cama caliente’, no siempre tendrán una ducha a su disposición y también deberán realizar turnos para hacer la comida y limpieza del barco.
La expedición estuvo dirigida por Pilar Casares, patrón de Altura, licenciada en Química y técnica superior en Mecánica Naval. Es directora desde 2009 de su empresa Bigboy Náutica, localizada en Mallorca (Baleares). Se dedica a titulaciones náuticas, rigging y chárter. Pilar ha realizado cientos de travesías. “Para mí es un honor haber sido elegida directora del Reto Pelayo Vida y poder dirigir a estas cinco valientes mujeres hasta el Círculo Polar Ártico. Solo ver el empuje vital que tienen ya son un ejemplo para todos”, asegura Pilar.
Las protagonistas
Las cinco mujeres protagonistas de esta historia explican su experiencia. “El cáncer es una enorme lección de vida que te hace más fuerte, más serena, más paciente, más sabia... y que te enseña a valorar la VIDA como el maravilloso regalo que es”, apunta Ana, 49 años, nacida en Madrid y Responsable de procesos financieros.
“La palabra cáncer me llegó en mitad de la pandemia. Me paralizó. Volví a mi casa, vi a mis hijas y me dije: voy a por ti y voy a dar lo mejor de mí. Un año después, me miro y siento que no soy la misma. Veo una mujer con cicatrices, pero más fuerte, decidida y con más ganas de vivir cada segundo que nunca. Paradójicamente el cáncer te reconecta con la vida”, destaca Ana, de 38 años, headhunter nacida en Valencia.
“Cuando mi cuerpo dijo no puedo, mi mente dijo sí, sí puedes. Y confié en poder, y pude. El cáncer me enseñó no solo a vivir, sino a sentirme viva”, subraya Lourdes, de Pamplona, con 55 años y entrenadora física.
“Más que una enfermedad, esta experiencia ha sido la oportunidad perfecta para convertir mi vida en la que siempre soñé”, señala Natalia, enfermera de 47 años de Madrid.
“Aprender que la vida es efímera, me hizo aprender a vivir en el presente, a relativizar lo no esencial, a agradecer a diario por tener la oportunidad de vivir, y descubrir que la vida es tan bonita, que las ganas de luchar y superarte surgen solas”, apunta Susana, de Málaga, con 46 años y funcionaria del Estado.