Javier García, director general del UNE: “Los estándares tienen un papel clave en el desarrollo de las mejores prácticas de buen gobierno corporativo”

UNE acaba de publicar un informe que revela la existencia de cerca de 40 estándares, con las mejores prácticas, que impulsan el buen gobierno corporativo. La normalización ayuda a las organizaciones a superar con éxito sus grandes desafíos, sobre la base de los principios de consenso, apertura y transparencia y sólidos procedimientos.

¿Cuáles son las conclusiones del Informe Buen Gobierno Corporativo que acaba de publicar UNE?

El buen gobierno corporativo es uno de los grandes desafíos actuales de las organizaciones y la sociedad. Las empresas son conscientes de que para perdurar en el largo plazo hay que desarrollar una estrategia que incorpore la gestión de riesgos, la resiliencia, y garantizar la continuidad del negocio, anticipándose a situaciones de crisis como la actual, sin olvidar retos como la transformación digital y la sostenibilidad. Todavía hay algunas organizaciones que no han iniciado este camino, principalmente, porque no saben cómo implementarlo ni qué procesos les ayudan a medir la calidad del buen gobierno. Ante esta situación, desde la Asociación Española de Normalización, UNE, hemos publicado un informe que subraya el relevante papel de la normalización para el desarrollo de las mejores prácticas de buen gobierno corporativo. Las normas técnicas, más conocidas como estándares, guían a las empresas en este camino. La normalización lleva más de 100 años ayudando a las organizaciones a superar con éxito sus grandes desafíos, sobre la base de unos sólidos procedimientos y una elevada reputación..

¿Qué seis áreas estratégicas identifica?

La primera de ellas es la estandarización en el área corporativa, que permite establecer los principios de gobernanza, los esquemas de remuneración, la gestión de los conflictos de interés y el compliance. En segundo lugar, la gestión de riesgos, donde se debe valorar los escenarios de crisis para anticiparse a un contexto inestable, garantizando la continuidad del negocio. En tercer lugar, es fundamental la relación entre las organizaciones, apostando por el trabajo colaborativo. Por otro lado, identifica las normas relativas a la seguridad y salud en el trabajo, la transformación digital y la sostenibilidad.

¿Qué beneficios económicos tienen las normas para las empresas?

Varios estudios internacionales, realizados en distintos países del mundo, han cuantificado los beneficios económicos de las normas, equivalentes al 1% del PIB de los países. Al mismo tiempo, suponen hasta un 5% de los ingresos por ventas de las empresas que las implantan y les permiten reducir sus costes en un 7%. En definitiva, hablamos de grandes cifras.

De entre las 40 normas que recoge, ¿qué tres destacaría?

Todas son relevantes. Por ejemplo, la nueva Norma UNE-ISO 37000, el estándar global para gestionar adecuadamente el gobierno corporativo. Esta norma guía a los órganos de gobierno de las organizaciones a alcanzar su propósito, logrando un desempeño eficaz y un comportamiento ético y responsable. Por su parte, la Norma UNE-ISO 37301 es la referencia mundial con los requisitos para desarrollar un sistema de gestión del compliance eficaz. Ayuda a los órganos de gobierno a supervisar que la organización cumple con la legislación y sus compromisos éticos. Mientras, la Norma UNE-ISO 37002 establece las directrices para un sistema de gestión de la denuncia de irregularidades. Es de gran utilidad para las que tienen que cumplir con la Directiva europea en este ámbito. Además, son muy relevantes para superar el actual escenario económico las normas UNE-ISO 31000 de gestión del riesgo y UNE-EN ISO 22301 para garantizar la continuidad del negocio.

¿Por qué son importantes los estándares para el buen gobierno corporativo?

Las normas técnicas guían a las empresas e instituciones, estableciendo la hoja de ruta que deben seguir con las mejores prácticas de buen gobierno, reconocidas mundialmente. Nos encontramos en un cambio de paradigma. La sociedad no sólo exige de las empresas que el producto o servicio sea de calidad, sino que se comprometan con una serie de valores genuinos que contribuyan a un impacto social positivo. Sin estándares, no sería posible evaluar dicho impacto. -la reputación, la atracción del talento, la percepción de los inversores y las relaciones con los stakeholder-. El buen gobierno corporativo deja una huella enorme y por eso es un tema sensible cuya decisión se sitúa en el más alto nivel de las organizaciones. Detrás de la normalización, hay un espacio de diálogo y consenso, un procedimiento transparente y abierto, que busca superar con éxito las dificultades de las organizaciones.