La ética en el mundo laboral: fundamental para actuar con integridad y respeto

Los departamentos de cumplimiento normativo o compliance juegan un papel clave en las compañías. Además de implantar sistemas de prevención de delitos o antisoborno, entre otros muchos, su marco de actuación debe centrarse en la ética y las personas.

En las empresas, por desgracia, existen conflictos y enfrentamientos recíprocos o derivados de la posición jerárquica, que pueden ser explícitos o soterrados, y pueden ser puntuales o habituales. Para evitar comportamientos inadecuados o discriminaciones, el pasado 7 de octubre entró en vigor la Ley Orgánica 10/2022. Su artículo 12 recoge la comisión de delitos y otras conductas contra la libertad sexual e integridad moral en el trabajo, haciendo referencia a los delitos de acoso sexual y por razón de sexo. De esta forma, se establece la responsabilidad penal de la persona jurídica ante prácticas de acoso laboral, poniendo el foco en las organizaciones que no hayan implantado medidas para evitar o cortar de raíz este tipo de actitudes nocivas y tóxicas.

La ética profesional implica trasladar unos deberes y formas de conducta adecuados en los entornos laborales. Aun así, hay que ir más allá. No es suficiente con desarrollar un conjunto de normas justas y racionales, también es necesario contemplar y velar por el cuidado del bienestar emocional de las personas.

Pero ¿por qué se producen comportamientos inapropiados en el trabajo? Estas situaciones ocurren por muchos factores dependiendo de cada persona, y conviene analizar y tener muy en cuenta el contexto emocional y vital de cada uno. Como, por ejemplo, las experiencias pasadas, expectativas de futuro y, entre otros muchos condicionantes, cómo aborda cada persona su vida. A nivel individual, es importante conocernos bien, para ser conscientes de cuáles son nuestros momentos de tensión y qué actitudes adoptamos para solventarlas y, así, saber manejarlas, en todo momento, desde el respeto y no desde la emoción.

Para a evitar los comportamientos inadecuados y mantener un clima laboral saludable, debemos mantener actitudes de tolerancia y respeto hacia los demás, conviviendo equilibradamente con distintas opiniones, y puntos de vista e intereses diferentes a los nuestros.

En este sentido, la experta en neurociencia aplicada al liderazgo y aprendizaje Marta Romo sostiene que “las prisas matan nuestros valores”. Es decir, podemos tener unos valores muy claros y muy bien definidos, pero si nos sentimos presionados o estresados, podemos olvidarlos y actuar de una manera contraria a ellos. Las prisas son malas compañeras. Para evitarlas, tenemos que tomarnos tiempo para lo que realmente es importante, reflexionando para tener relaciones personales con los demás por medio de conversaciones de calidad.

Tratar a los demás como nos gusta que nos traten a nosotros sigue siendo un método infalible. El respeto hacia uno mismo y, en consecuencia, a los demás es la clave de todo. Debemos preocuparnos por nuestro autocuidado y por el cuidado de los demás, contemplando todas las dimensiones de cada uno. Porque en los entornos profesionales, inevitablemente, nos llevamos las preocupaciones personales y al mismo tiempo, desde el respeto y la prudencia, debemos preocuparnos y cuidarnos unos de otros de forma integral.

Las empresas son responsables de generar entornos saludables para las personas, con el objetivo de incentivar y promover la innovación, asumiendo y tolerando los posibles errores que cualquier ser humano puede cometer. Para ello, es necesario crear un clima de trabajo en el que todas las personas puedan opinar libremente, respeten las opiniones de los demás y aprendamos los unos de los otros, para entre todos crear valor.

El reto actual de las compañías es tener el firme compromiso de cuidar a su equipo humano, poniendo en marcha mecanismos que velen por el bienestar de las personas. Disponer de una buena cultura ética laboral en las organizaciones repercute positivamente en una mayor productividad, además contribuirá de forma favorable en la reputación e imagen de las empresas, lo que ayudará a retener y atraer el talento de las personas.

En Cepsa, con nuestra estrategia 2030 “Positive Motion” queremos convertirnos en líder de la movilidad sostenible, biocombustibles e hidrógeno verde en España y Portugal, y ser un referente de la transición energética. Para lograrlo, debemos tener presente en nuestro día a día nuestros principios éticos y fomentar la construcción de espacios libres de “malos humos”.

Cuidar de las personas y de su seguridad psicológica, está en el ADN de Cepsa. Por ello, trabajamos en la implantación de medidas preventivas como campañas de divulgación sobre la materia, encuestas de clima, evaluaciones de riesgos psicosociales o formaciones, entre otras muchas iniciativas. Además, contamos con un Canal de Ética y Cumplimiento totalmente adaptado a la Directiva (UE) 2019/1937, conocida como “Directiva Whistleblowing”, y un protocolo de acoso que describe el proceso de recepción de denuncias relativas al acoso y que da pie a las investigaciones necesarias en los plazos establecidos por la ley.

Todas las personas que trabajamos en Cepsa somos muy conscientes de que tenemos la responsabilidad de actuar íntegra y honestamente con los demás, para velar en todo momento por la reputación de la compañía, generando impactos positivos para la sociedad.