El gasto, el coste y la inversión (y II)

Los costes no tienen por qué dar lugar a un gasto, ni todos los gastos constituyen unos costes. Para entender esta afirmación -no todos los gastos pueden ser considerados costes- se exponen las siguientes razones:

· Hay gastos que son minoraciones de ingresos en vez de auténticos gastos.

· Hay gastos que no contribuyen a las actividades de explotación de la empresa, sino a otros fines que pueden ser empresariales (por ejemplo, la cartera de valores) o ajenos al objeto de la empresa (por ejemplo, los donativos).

· Hay gastos que no dependen estrictamente de la función productiva de la empresa, sino de cuestiones exógenas, con lo que su consideración podría distorsionar o desvirtuar la función de los costes.

Siguiendo con la línea expuesta, existen tres conceptos de gasto/coste que son tratados de forma distinta en el ámbito de la contabilidad financiera y en el ámbito de la contabilidad de costes.

Los tributos: forman parte del coste del producto cuando el tributo recaiga de forma directa e irremediable sobre la actividad.

En cambio, no forman parte del coste cuanto recaigan sobre la persona del empresario, el consumidor o, en general, en agentes implicados en el proceso, pero ajenos a él. El análisis de los

costes fiscales obedece a una visión amplia del resultado empresarial y se encuentra a extramuros de la finalidad inmediata del cálculo de los costes de fabricación.

Los gastos financieros: no son considerados como costes por la contabilidad analítica, ya que vienen motivados por unas circunstancias de índole financiera y su consideración como coste podría desvirtuar la propia naturaleza del coste industrial del producto fabricado. En general, las cargas financieras inherentes al endeudamiento empresarial no pueden considerarse como un coste de fabricación porque no forman parte del proceso de transformación del input en output; salvo las siguientes excepciones:

- Las empresas financieras realizan un proceso de transformación (reinversión) cuyo input es idéntico al output: el dinero.

Para este tipo de empresas, el coste del dinero (el tipo de interés) sí es un coste empresarial (bancos, compañías de seguros, sociedades gestoras de planes de pensiones...).

- Las empresas con procesos de fabricación plurianuales, las cuales realizan una inversión de dinero que queda inmovilizado por varios períodos (la construcción, la inmobiliaria, la elaboración de determinados vinos...).

Las amortizaciones: en la contabilidad analítica se calculan unas cuotas que miden la depreciación real del bien, con independencia de las normas y los usos de naturaleza financiero-fiscal.

La amortización que forma parte del coste es siempre la amortización real calculada sobre los activos; es una parte proporcional del consumo de la inversión. Y la referida amortización real puede coincidir o no con la amortización contable-fiscal.

Existen unos criterios fiscales que permiten utilizar distintos métodos de amortización a la hora de amortizar los activos (por ejemplo, amortizar activos de forma acelerada); consecuentemente, la cifra registrada en la contabilidad financiera no se corresponde con la depreciación real sufrida por el bien de inversión en el período en curso.

A modo de conclusión, se puede establecer que la inversión, la pérdida, el gasto y el pago pertenecen al ámbito de la contabilidad financiera, mientras que el coste pertenece al ámbito de la contabilidad de costes.