El entorno BANI

El hombre de la voluntad de hierro. Así era conocido el gran ingeniero Arturo Soria, urbanista madrileño nacido a mediados del siglo XIX. Traigo a colación la figura de Arturo Soria como el iniciador de un estudio sistemático del urbanismo en nuestro país, pues fue el creador de un gran proyecto que se llamaba la Ciudad Lineal (actualmente hay una zona de Madrid que mantiene este nombre, en la parte final de la calle Arturo Soria).

La idea que de alguna manera transmitía el ilustre ingeniero era generar una ciudad que pudiese absorber todas aquellas deficiencias que se habían observado consecuencia de la revolución industrial de mediados de siglo XIX.

Su filosofía era crear una ciudad con una gran calle, grandes aceras donde existiese igualmente una urbanización perfectamente hecha y que se pudiese edificar a lo largo de esa Ciudad Lineal.

Con esto, pretendía evitar que en los barrios obreros se hacinase la gente que venía del campo y pudiesen tener una sistemática de vida acorde con los tiempos en los que se estaban viviendo.

Ya en el siglo XX se empezó a trabajar más en nuestro país la figura de las casas baratas; de hecho, tenemos una ley de casas baratas de principios de siglo XX. A lo largo de todo el siglo ha sido fundamental la política que han hecho los distintos gobiernos en relación con la promoción pública y privada de viviendas protegidas, bien sea a través de los ayuntamientos, a través del propio Estado, la dirección de regiones devastadas, e igualmente, en los momentos actuales, a través de las Comunidades Autónomas.

Últimamente, nos encontramos con posiciones o propuestas muy novedosas en relación con el Urbanismo, muy enfocadas a la eficiencia energética y con la idea de potenciar los coches eléctricos (cuando realmente no tenemos infraestructura para coches eléctricos).

La máxima expresión de este movimiento lo constituye la ciudad en 15 minutos, así se ha manifestado Anne Hidalgo, la alcaldesa de París y, también en Madrid, las autoridades locales nos hablan de este modelo de ciudad.

En paralelo a este concepto evolucionado del diseño de las ciudades, del que podríamos escribir muchas páginas, tenemos que abordar el nuevo contexto y los nuevos paradigmas de carácter social y filosófico, en los cuales nos estamos moviendo en la actualidad.

El movimiento VUCA, que se dio después de la Guerra Fría, hacía especial hincapié en la volatilidad: lo incierto de dónde nos encontrábamos, lo complejo de la situación que estábamos viviendo y lo ambiguo del sistema porque no había una claridad en cuanto a la dirección que debíamos tomar.

Este fue un movimiento que nació en los años 90 y que ha durado varias décadas, aunque en España quizás llegó un poco tarde; Antonio Garrigues tiene un excelente libro sobre el movimiento VUCA.

Pero nada queda igual, todo evoluciona, y fundamentalmente en los últimos dos años, desde marzo del año 2020 como consecuencia de la pandemia del Covid-19 que hemos vivido en el mundo, y actualmente la guerra de Ucrania, aparece un movimiento nuevo que se llama BANI.

Filósofos como Zygmunt Bauman han trabajado estos cambios paradigmáticos y sociales que se están produciendo en el mundo.

El movimiento BANI se caracteriza por ser frágil, quebradizo, por generar un estado mayor de ansiedad (en estos dos últimos años las ventas de diazepam y otros ansiolíticos se han disparado a nivel mundial); es un movimiento que no tiene una línea clara, es decir, nos genera incertidumbre y nos genera inseguridad, de ahí la mayor ansiedad que estamos viviendo.

Nadie pudo imaginar el confinamiento de 2020, y pocos pudieron imaginar que Rusia invadiría Ucrania de la manera tan salvaje como lo está haciendo.

Uniendo ambos conceptos, por un lado el Urbanismo y por otro el movimiento BANI, debemos reconfigurar hacia dónde queremos ir en el diseño de la ciudad, estoy leyendo continuamente distintas propuestas sobre qué modelo de ciudad queremos para el futuro.

Creo que nuestros políticos deberían ser conscientes de los movimientos socio-filosóficos que se están dando en el mundo actual para definir hacia dónde queremos ir. No me parece acertada ni muchísimo menos la ciudad dormitorio, pero tampoco me parece que sea la panacea la ciudad de 15 minutos...

En mi opinión, lo lógico y saludable, por donde deberíamos ir, es un modelo donde se produzca un desarrollo armonizado, sostenible y ordenado de los suelos urbanizables, pero haciendo un estudio sociológico antes de la aprobación de los planes parciales que desarrollen estos suelos, de manera que ni falten ni haya exceso de viviendas.

Por otro lado, aprovechando los fondos europeos, habría que centrarse claramente en la regeneración y renovación urbana de las ciudades.

Para esto, debemos tener en cuenta el actual movimiento BANI, que en el fondo refleja incertidumbre, fragilidad, ansiedad... hay que combinar ambos conceptos para crear una ciudad habitable sana y que nos permita elevar el índice de felicidad.