Una Europa reforzada

Comenzamos 2021 con la ilusión de poder pasar página a la pandemia inaudita que cambió nuestras vidas y cortó nuestras alas. Esta ilusión tiene un nombre plural: las vacunas. Creadas y autorizadas en un tiempo récord, la pretensión es la inmunización de al menos un 70% de la población europea de aquí al verano.

La noticia es que la Comisión tiene la tarea de la coordinación efectiva de su suministro y fijación de los criterios preferenciales de la población, de conformidad con el Consejo europeo. Los Estados miembros son quienes demandan un mayor protagonismo de las Instituciones europeas.

En efecto, el papel sanitario de la Unión es sobresaliente pese a carecer prácticamente de competencias en materia de salud pública, más allá del genérico objetivo de integración del mercado interior (Art. 168 y 114 del TFUE)

Desde marzo de 2020, en el momento que la OMS lanzó la alarma sanitaria, calificando como pandemia la crisis surgida en China, la iniciativa de la Unión europea ha ido creciendo, sucediendo diversos programas de ayuda.

Estos, cada vez más ambiciosos, gozaban del claro consenso de los Estados miembros, conscientes de que una Europa más fuerte y más integradora nos permitirá ser más eficaces, estar más seguros, ser más valientes.

El Consejo se ha reunido en sus distintas formaciones, generalmente mediante videoconferencia, en 238 ocasiones desde el 1 de marzo de 2020, hasta el día de hoy 7 de enero de 2021.

En relación exclusiva al tema Covid-19 lo ha hecho en 99 ocasiones. El Consejo Europeo (jefes de Estado o de Gobierno y presidente de la Comisión) lo ha hecho diez veces.

Tras los primeros pasos, dirigidos a la adopción de medidas de emergencia concreta: económica -autorización de las ayudas de Estado, moratorias societarias e hipotecarias o limitación de la inversión exterior-, la labor de las Instituciones europeas, especialmente de la Comisión y el Consejo, pero también del Parlamento, ha ido avanzando en hitos sin precedentes desde la creación de la Unión europea.

Así, se ha diseñado una financiación presupuestaria que moverá recursos por importe de más de 1,8 billones de euros. Lo hará a través del plan Next Generation UE (NGUE, 2021-2023) y del presupuesto a largo plazo (MFF, 2021-2027).

El instrumento temporal ayudará a impulsar la recuperación de la Europa posterior al Covid-19. Para ello, por primera vez se emitirá deuda propia, ya calificada AAA por las principales compañías de ratio internacionales.

La próxima generación -next generation- habrá de solidarizarse con la actual, pagando la factura (hasta 2058), en una labor intergeneracional aglutinante.

Por su parte el presupuesto a largo plazo de la UE será el mayor paquete de estímulo financiado por la Unión. Se consiguió cerrar el 17 de diciembre de 2020 y aumentará los mecanismos de flexibilidad que ayudarán a resolver las incertidumbres sobre las que se actuará en el marco temporal.

Gracias a los estímulos Europa será más ecológica, más digital y más resiliente. Pero, la financiación no será un maná que llueva del cielo -para España, en conjunto, 117.000 millones de euros-.

Por el contrario, estará sujeta a diversas formas de condicionalidad: sobre el destino del gasto; sobre la gestión y por primera vez sobre el cumplimiento de la Rule of Law.

El cumplimiento de los requisitos de las normas del Estado de Derecho, Rule of Law, constituye el sello de identidad europeo irrenunciable. Reforzando esta idea, la Comisión publicó en septiembre de 2020 un informe país sobre el estado de los requisitos democráticos.(https://ec.europa.eu/info/publications/2020-rule-law-report-communication-and-country-chapters_es.)

A la vez, la Comisión avanza en el reforzamiento de la estrategia geopolítica de Europa. El establecimiento de un marco que permita una relación económica estable con Reino Unido tras el Brexit -aún sin cerrar el diseño de la frontera, en el puerto y aeropuerto de Gibraltar- viene acompañado de una mayor presencia europea en China.

Recientemente, se ha alcanzado -tras siete años de negociación- un principio de acuerdo para el cierre de un ambicioso programa de inversiones. El objetivo para la UE será facilitar el acceso a mercado para los inversores europeos, mientras que China busca la homogenización del marco jurídico existente, en un único acuerdo.

En conclusión, salud, principios democráticos, recuperación y política presupuestaria a largo plazo junto al posicionamiento geopolítico, son, siempre guiados por los objetivos de sostenibilidad -incluida las políticas de igualdad de género- y digitalización, las nuevas ilusiones de los europeos, en un nuevo camino hacia la nueva generación que hacen revivir una vez más a Schuman en la histórica Declaración de 9 de mayo de 1950 según la cual “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”. 70 años después, pese a una difícil situación, o posiblemente por ella, Europa se refuerza.