Los directivos creen que falta claridad en las reglas de cumplimiento

Una década después de la reforma del Código Penal, la casi totalidad de los responsables de ‘compliance’ no tienen claros los elementos sobre los que pueden ser examinados en un juicio.

Solo el 43% de los directivos consultados reconoce que la función de Cumplimiento es totalmente independiente en sus compañía. según se recoge en la segunda edición del Estudio sobre la Función de Cumplimiento 2021, realizado por el equipo de Forensic & Integrity Services de EY.

La introducción del régimen de responsabilidad penal de las personas jurídicas en la reforma del Código Penal ha puesto sobre la mesa la importancia de que las organizaciones pudiesen acreditar la idoneidad de sus sistemas de compliance ante un eventual proceso judicial.

Más de una década después, y pese a que la Fiscalía General del Estado publicó una Circular en 2016 sobre ello, las empresas siguen sin tener claros los elementos sobre los que podrían ser examinados.

Solo un 6% considera que dichos elementos de juicio por parte de los reguladores son claros y precisos. El 83% de los encuestados afirma que el responsable de la función de cumplimiento es nombrado por el Consejo de Administración o la Comisión de Auditoría, lo que es síntoma de autoridad e independencia.

Sin embargo, cuando se les pregunta por quiénes son los responsables de evaluar el desempeño y decidir sobre su promoción, este porcentaje cae del 83% al 45%.

Así, se desprende que son otras áreas corporativas, distintas del órgano de Administración, quienes ejercen autoridad en el día a día, sobre el responsable de la función de cumplimiento, pudiendo comprometer su independencia.

En opinión de Íñigo Sebastián de Erice, socio de la práctica de Forensics & Integrity Services de EY, “la función de Cumplimiento en España está alcanzando cierto grado de madurez, pero se enfrenta a dos retos diametralmente opuestos: uno desde arriba y que consiste en lograr el pleno compromiso, no solamente a efecto nominal, del órgano de Administración; y otro desde abajo y que consiste en dotarse de un riguroso conocimiento de cómo funciona el entorno de control de la organización”. “Existe -concluye- la necesidad de dotar de independencia y autoridad, real y no solamente aparente, a la figura de responsable de cumplimiento”.

Si se pregunta por los puntos de mejora, los aspectos que más se repiten son, un mayor compromiso e involucración del órgano de Administración y de la alta dirección; seguido de una mejor coordinación y comunicación con otras áreas corporativas de la organización y, finalmente, dotarse de mecanismos que les permita evaluar los riesgos de cumplimento de una forma más rigurosa y precisa. En cuanto a los recursos con los que cuenta la función, existe todavía una gran divergencia en la dotación presupuestaria. Así, hay situaciones en las que, organizaciones comparables por empleados y volumen de negocio cuentan con una dotación presupuestaria y de recursos hasta 10 veces superior entre unas y otras. El 65% de los encuestados considera que el presupuesto es insuficiente.

“De igual modo que se ha producido en otros países como Estados Unidos o el Reino Unido, los reguladores deben establecer directrices claras acerca de qué esperan de las organizaciones a la hora de desarrollar sus sistemas”, afirma Jordi Riera, socio de Forensic & Integrity Services de EY en Barcelona.

Como en encuestas previas, los argumentos tienen que ver con el presupuesto que se asigna a dicha función y que, entre otros aspectos, afectan al desarrollo, mantenimiento y revisión de los programas.

Su desarrollo en las filiales internacionales y las auditorías de los controles son dos aspectos que no se han instaurado en muchas compañías, siendo estos elementos esenciales de los sistemas de Cumplimiento normativo.

En cierta medida, relacionado con la falta de recursos que se destinan, nos encontramos con una cuestión de más calado que tiene que ver con el compromiso de la alta dirección en los temas relacionados con el compliance.

Al ser cuestionados por este aspecto, un 45% de los responsables de cumplimiento han afirmado que el compromiso de la alta dirección es medio, bajo o mínimo. Sin este compromiso es imposible que un sistema de compliance se consolide en una organización y, en definitiva, sea efectivo.

El equipo de Forensic & Integrity Services de EY ha realizado este estudio a partir de una encuesta online durante el pasado mes de octubre en el que han participado directivos de cumplimiento de 100 empresas procedentes de diversos sectores y tamaños, con una amplia representación de empresas cotizadas en el Ibex 35.