La dificultad de combatir el robo de los secretos empresariales

Un secreto empresarial es toda aquella información lícita que versa sobre cuestiones confidenciales, exclusivas y con valor económico o competitivo, pero esta definición es excesivamente amplia y complicada a la hora de defender los derechos de la empresa vulnerados ante un tribunal.

En un escenario empresarial cada vez más dinámico en el que priman la temporalidad y los cambios de empleo, la protección de los secretos empresariales y la información confidencial es una cuestión cada vez más compleja para la mayoría de las empresas.

Circulo Legal y Madrid Foro Empresarial han realizado una jornada de trabajo con la participación de representantes de ambas organizaciones, y asistencia de profesionales del sector jurídico y de los medios de comunicación.

Bajo el título “Secretos Empresariales y Fuga de Directivos”, cuatro ponentes debatieron sobre las dificultades que entraña la calificación de los secretos empresariales y los mecanismos que emplean las corporaciones para protegerse frente a su filtración o frente a las indiscreciones de sus propios empleados.

“La protección de los secretos empresariales es tan importante, como difícil, es complicado definir lo que es un secreto empresarial, pero todo empresario sabe instantáneamente qué información no querría ver nunca en manos de su competencia. Los secretos de empresa no son necesariamente procesos industriales o conocimientos de estructura compleja, a veces son cosas sencillas, como las previsiones de ventas, una red de distribuidores o las listas de clientes, que suponen el secreto más querido de cualquier empresario, sobre todo cuando se trata de clientes selectos”, afirmó el abogado y socio director de Círculo Legal, Diego Cabezuela.

Por norma general, un secreto empresarial es toda aquella información lícita que versa sobre cuestiones confidenciales, exclusivas y con valor económico o competitivo.

En esta línea, explicó la gerente de la Asesoría Jurídica de Mercedes-Benz, Ana Prado, es de vital importancia “definir claramente qué consideramos secreto empresarial, dotar al mismo de ese carácter y explicarlo a cada uno de los empresarios”.

Para Diego Cabezuela, el secreto empresarial no es sencillo de proteger, la única forma de hacerlo es mantenerlo efectivamente oculto y al alcance solamente de las personas imprescindibles.

El experto mencionó también la próxima implementación de la Directiva de Protección al Denunciante y la facultad que tendrán los denunciantes internos o anónimos de las empresas de revelar públicamente hechos irregulares, aunque sean constitutivos de secreto. Un aspecto en el que, según aseguró, debería establecerse algún mecanismo legal para evitar divulgaciones de secretos hechas de mala fe, abusando de esta vía. Para evitar que se produzca cualquier tipo de filtración, existen diferentes niveles de protección. En primer lugar, enumera Ana Prado, están las “herramientas técnicas”, como las claves y contraseñas sobre las que se sustenta la ciberseguridad.

“Dentro de estas herramientas técnicas hay que garantizar que no solo exista protección a nivel interno, sino también de cara al exterior. Asimismo, es importante implementar políticas internas en la compañía para decidir quién tiene acceso a qué tipo de información”, añade. La elección y el control de quién tiene acceso a determinada información es importantísima.

El magistrado de la Audiencia Nacional Eloy Velasco presentó un ejemplo práctico, al decir que, si un empleado con acceso a estos secretos es despedido y, por un despiste del responsable de compliance o de Recursos Humanos sigue conservando las contraseñas de acceso después de terminar su contrato, la fuga de la información será inevitable.

También aclaró que el apoderamiento o la revelación de secretos “es un delito de los que responden las personas jurídicas; si el directivo o trabajador roba el secreto para favorecer a la empresa directa o indirectamente, la empresa resulta también responsable”, ha aclarado.

Para que esto no suceda, el magistrado excedente, consultor TIC y colaborador de Buen Gobierno, Iuris&Lex y RSC, Javier Puyol, aseguró que la mejor opción es “establecer medidas que garanticen esa protección del secreto dentro de la empresa a nivel contractual y que apliquen incluso cuando la relación laboral haya terminado”.

“La ambigüedad del secreto empresarial tiene su origen precisamente en la ambigüedad de la ley. El secreto empresarial es una materia muy abandonada en las empresas, no hay verdaderas políticas de protección del secreto empresarial”, concluyó.