El 79% de los bonos verdes se destinó a energías renovables

Un estudio elaborado por Deloitte y publicado por Fundación Naturgy analiza el auge de la financiación sostenible en el marco de la transición energética y de los objetivos de descarbonización a 2050.

La financiación sostenible se ha convertido en una herramienta fundamental para transformar el modelo de negocio de las empresas que operan en el sector de la energía y dar respuesta a la transición energética. Los bonos verdes son uno de los productos financieros sostenibles que más crecimiento está experimentando. En España, el 79% de los que se emitieron en 2020 se destinó a actividades de energías renovables y eficiencia energética, según recoge el informe El papel de las finanzas sostenibles en el sector de la energía, elaborado por Deloitte y publicado por Fundación Naturgy.

“Las finanzas sostenibles serán imprescindibles para reorientar los flujos de capital hacia los objetivos de descarbonización y sostenibilidad, y el sector de la energía es protagonista de esta transición”, explica Concha Iglesias, socia responsable de Clima y Sostenibilidad de Deloitte España y coautora del informe presentado. Iglesias destacó que “las empresas energéticas están acometiendo importantes inversiones en materia de energías renovables, eficiencia, modernización, nuevos vectores energéticos y digitalización de la red, así como en innovación para el desarrollo de tecnologías como las relacionadas con la captura de carbono o el almacenamiento de energía”.

Por su parte, Oliverio Álvarez, socio responsable de Regulación en Energía de Deloitte España, sostuvo que “de acuerdo a las estimaciones del Gobierno, más del 50% de las inversiones que va a requerir la transformación a 2030 van a estar destinadas al sector energético, concretamente a medidas relacionadas con la electrificación, las energías renovables o el desarrollo de las redes”. “Además de un importante retorno financiero para los proyectos bien planificados y ejecutados, asistiremos a incrementos en el PIB y en el empleo, y a la mejora de los indicadores medioambientales y de salud”, según Álvarez.

El sector energético está utilizando las finanzas sostenibles, que tienen en cuenta criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG en sus siglas en inglés), como herramienta fundamental para transformar su modelo de negocio. El objetivo es hacerlo cada vez más sostenible y, en este momento, este tipo de financiación se ha convertido en un pilar fundamental para posibilitar la transición energética.

El estudio analiza la evolución de la financiación sostenible en los últimos cinco años, teniendo en cuenta bonos verdes, sostenibles y sociales, y préstamos y créditos verdes y ligados a la sostenibilidad. A nivel mundial, la financiación sostenible representó un volumen de casi 2.000 miles de millones de dólares en ese periodo, de los cuales 732.000 millones corresponden a 2020.

En España, la financiación sostenible se ha multiplicado por 9 en los últimos 5 años, hasta alcanzar los 33.000 millones de euros, cifra que implica un crecimiento del 45% respecto al año anterior. En el periodo 2016-2020, el volumen total de financiación sostenible ascendió a cerca de 85.861 millones de euros.

“Conscientes de esta necesidad, así como del valor de estas inversiones, el sector financiero se está focalizando en este tipo de productos”, explica Fernando Foncea, socio responsable de Finanzas Sostenibles en el sector bancario de Deloitte, que apunta que “actualmente, el 32% de los bonos emitidos bajo el estándar de Climate Bonds Initiative a nivel global corresponde a bonos del sector energético”. En 2020, en España el volumen de los préstamos y créditos sostenibles superó el valor de los bonos sostenibles, alcanzando el 55% del total de la financiación sostenible, según explicó Iglesias en su presentación. Y “en la primera mitad del 2020, España ocupaba el tercer puesto de los países con mayor emisión de bonos sostenibles, con 8.700 millones de dólares emitidos por administraciones locales”, añadió.

El crecimiento de las finanzas sostenibles debe ir acompañado de una regulación que lo estandarice y lo impulse. En este sentido, el informe recoge los objetivos e importancia de la Taxonomía de la UE.