Un momento para sentar las bases de un futuro más social y sostenible para la economía

La. pandemia del coronavirus Covid-19 está poniendo a prueba al mundo entero por sus consecuencias sociales y económicas. Las metas establecidas por Naciones Unidas y la Agenda 2030 se tambalean ante el colapso de la economía en muchos de los países y la generalización de la pobreza. Veníamos de una crisis financiera y nos encontramos con una crisis que ataca al corazón mismo de la sociedad. Los estudios que sobre la materia se están llevando a cabo son desoladores y los ODS, como representación y objetivo de los más vulnerables se tambalean en una lucha por la subsistencia.

Esta crisis está poniendo a prueba las tesis de la responsabilidad empresarial, del la gobernanza. Las empresas ase han ido concienciando en los últimos años de la necesidad de revertir a la sociedad parte de sus beneficios, máxime en momentos de graves dificultades. Se puede ver con esperanza que en torno a un 75% de las empresas de más de 200 trabajadores ya disponen o están en camino de dotarse de uno de estos planes. También, que quienes han establecido un plan inviable son una minoría que se expone a fuertes sanciones y al reproche social.

Desde que estalló la pandemia, son muchas las empresas que han anunciado medidas específicas para tratar de paliar los efectos de la misma como parte de su responsabilidad social empresarial. Las iniciativas planteadas han variado según la naturaleza de la organización, desde donaciones materiales a prestación de servicios gratuitos, pasando por la generación de contenido digital o el acompañamiento a colectivos vulnerables. Es hora de plantearse el futuro de estas acciones y crear planes que mejoren el bienestar social y hagan, al tiempo más viables a las propias empresas. Ejemplos hay ya muchos y muy variados para poder seguir la senda.

Quizá sea más preocupante ver lo poco que estos conceptos van calando en las Administraciones Públicas, por mucho que se hable de la necesidad de cumplir con la Agenda 2030. La unión Europea está, por el contrario muy involucrada en asuntos como la mejora medioambiental, la necesidad de fomentar la investigación y el desarrollo, así como el camino hacia sostenibilidad de la economía. La política de emisión de bonos verdes para lograr financiación para la reconstrucción económica de los Veintisiete, se presenta como un acierto, puesto que las condiciones de los prestamos, como ocurre con otros fondos de ayuda aprobados, deberán centrarse sobre estas premisas y acabar con muchas de las deficiencias y desequilibrios de los sistemas económicos nacionales. No se puede ignorar que China acaba de superar como potencia económica a la Unión Europea y que se acerca ahora a las cifras de los Estados Unidos americanos. Una llamada de atención para diseñar un futuro a medio y largo plazo, junto con un impulso para superar la pandemia.