De la identidad digital a la recuperación de nuestros datos personales

Hoy en día por el concepto de “identidad digital” se considera “la habilidad de gestionar con éxito la propia visibilidad, reputación y privacidad en la red”, debiéndose tener presente que la misma se puede configurar de muchas maneras y una misma persona puede tener diferentes identidades utilizando herramientas diversas o tener sólo unai.

Lo que conocemos como identidad está compuesta de muy diversos factores, tanto jurídicos como fisiológicos, genéticos, históricos, psicológicos e incluso hasta espirituales o religiosos, pero todos estos elementos nos individualizan y nos identifican diferenciándonos de otros en la sociedad en la que nos desenvolvemos. En este concepto de identidad, confluyen diversos elementos, características, credenciales, documentos, información, datos personales, hábitos, contraseñas, que nos dan acceso a un sinnúmero de derechos, privilegios, actividades, lugares, etc. Nuestra identidad de alguna manera marca y define nuestro lugar en el mundo. Se puede afirmar, igualmente, que la identidad digital constituye la huella que cada usuario de Internet deja en la red, como fruto del resultado de su relación con otros usuarios también conectados en la propia red, o mediante la generación de contenidos en cualquiera de sus modalidades. La identidad digital es una paradoja de elementos que pueden a su vez servir como identificadores y herramientas para anonimizar; es decir, que mientras algunas personas físicas o morales aprovechan estos elementos de individualización para ser reconocidas como tal, o bien, trasladar su identidad real o corporativa a un entorno digital, otras personas, sobre todo físicas, aprovecharan estos elementos para distraerlos de su identidad habitual y de alguna manera gozar de un cierto nivel de anonimato.En la misma, convergen muchos aspectos de carácter sociológico, cultural e incluso psicológico. A veces esta identidad digital no se corresponde con la real, simplemente porque cada cual quiere mostrar lo mejor de sí mismo, con lo que se conoce como self-presentation. Y de aquí surge lo que se ha venido a denominar e-reputación.

Como característica de la identidad digital se suele señalar de manera habitual las que se citan a continuación: a), Es social. Se construye navegando por las redes sociales a partir del reconocimiento de los demás sin ni siquiera llegar a comprobar si esa identidad es real o no; b). Es de carácter subjetiva, ya que la misma depende en buena medida de cómo los demás perciban a esa persona a través de las informaciones que genera; c). En todo caso la identidad digital constituye un elemento muy valioso para cada persona, ya que constituye parte de sus derechos a la personalidad. A veces personas y empresas navegan por las redes sociales para investigar la identidad digital de un candidato o una candidata y tomar decisiones sobre él o ella; d). Suele considerarse siempre como un factor de naturaleza indirecta, ya que la misma, habitualmente no permite conocer a la persona directamente sino las referencias publicadas de esa persona; e). Se suele afirmar de ella, que presenta una configuración compuesta. En este sentido, cabe afirmar que la identidad digital se construye generalmente por medio de las aportaciones que la misma persona lleva a cabo y también por otras personas sin la participación o consentimiento de esa persona; f). La identidad siempre es real. Así, La información de la identidad digital puede producir efectos positivos y negativos en el mundo real; g). Y por último, debe considerarse como un elemento esencialmente de tipo dinámico. La identidad digital no es solamente una foto instantánea, sino que por su propio carácter está en constante cambio o modificación, como lo está la propia personalidad del individuo al que la misma pertenece.

Por ello, es procedente profundizar en el concepto de tal identidad, como pieza fundamental que es de la persona física; comprendida no sólo como un ente biológico y natural, sino como un ente social, dotado de diversos elementos que constituyen su personalidad, teniendo en cuenta que el conjunto de factores que integran dicha “personalidad”, el cual está conformado con múltiples elementos que lo componen, y que comprenden los datos o cualquier clase de información personal asociada a una persona concreta y determinada, dependiendo de ciertos factores inherentes a la misma, como su cargo, fama, posición social. Sin embargo, todos somos conscientes como cada día, nuestros datos se devalúan al estar cada vez en el tratamiento de muchos operadores que conocen mucha información, sino toda, acerca de nuestras valores, características e intimidades. La identidad digital en un criterio aceptable, pero cada vez más se está convirtiendo en inseguro e insuficiente. Al hilo de ello, actualmente están surgiendo un conjunto de iniciativas que pretenden dar una respuesta eficaz a la necesidad de devolver y empoderar a las personas con relación a sus propios datos personales. El RGPD constituye un paso ciertamente adelante, pero no es suficiente. Ante dicha necesidad ha surgido un nuevo concepto denominado identidad digital soberana, también conocida en terminología inglesa como SSI, (Self Sovereign Identity).

En los últimos años, se han venido desarrollando un conjunto de estándares, protocolos y tecnologías que buscan ofrecer un nuevo concepto de identidad al alcance de todos, barata, segura y escalable, que pueda solucionar los problemas actuales presentes en la identificación y autenticación de personas dándole además al individuo un control total sobre su persona digital. Este nuevo modelo de identidad se conoce como identidad digital auto-soberana. La identidad digital soberana tiene como objeto hacer que cada persona vuelva a ser la dueña o propietaria de toda su información, sin que existan intermediarios que la controlen, no solo para poder tener acceso a dicha información que es propia de cada individuo, sino también para recuperar el poder de disposición sobre ella, determinando, quién puede tener acceso a la misma, y de manera simultánea, quién puede rentabilizar o utilizar dicha información desde la perspectiva puramente económica. La información así centralizada sobre una determinada persona, supone una identidad única y no plural, donde la persona física recobre en el ámbito digital toda la fuerza de su determinación con relación a sus propios datos personales, y todos los operadores jurídicos sean capaces de reconocer de una manera única, fiable y segura la identidad asociada a una persona física de manera irrevocable.