Víctor J. Carpintero, presidente del Colegio Oficial de Gestores Administrativos de Cantabria: “Hemos querido ser uno de los altavoces de las necesidades de pymes y autónomos y de sus trabajadores”

Son muchos los cambios legislativos y administrativos producidos desde el inicio del estado de alarma. Los gestores administrativos han acelerado su puesta al día y su ritmo de trabajo para solventar los problemas de información y liquidez de pymes y autónomos ante las restricciones impuestas. De ello, hablamos con Víctor J. Carpintero

¿La resolución tardía de los ERTE, incluso con negativas fuera de plazo, llevarán a muchas empresas al concurso?

El proceso de los ERTE por fuerza mayor ha sido realmente caótico. No se han puesto los medios necesarios para resolver adecuadamente la avalancha que se ha producido, lo que ha llevado a que éstos no se resuelvan a tiempo. Esto supone que los trabajadores estén cobrando con retraso. Además, si la resolución final es negativa, muchas empresas no van a tener recursos suficientes para pagar a los trabajadores y empezar a tramitar un ERTE por causas objetivas.

Los gestores administrativos han vivido el solapamiento de los ERTE con las declaraciones de Renta, Sociedades y el SII. ¿Un auténtico imposible para las empresas?

La falta de ingresos y a la escasez de liquidez, se le suman todas las dificultades fijadas para reducir la movilidad. Para llevar a cabo todos los trámites que usted indica, las empresas y los autónomos nos tienen que hacer llegar la información. Y, en un alto porcentaje, la información llega en papel. En definitiva, hacernos llegar la información necesaria para realizar todas las gestiones ha sido una auténtica yincana. Así, a los problemas de liquidez, los negocios cerrados, los trabajadores en casa, tenemos que dedicarnos a completar toda la información habitual con la que intentar mitigar los efectos de la crisis -no olvidemos la petición de ICO, con la documentación que precisan, moratorias de alquileres o renegociación con proveedores-. Sí, es un auténtico imposible para las empresas, a las que se ha inundado de peticiones, de trámites en una situación trágica.

Y su colectivo ha logrado consolidar su imagen en estos difíciles momentos...

Estamos siendo muy activos antes de la entrada en el estado de alarma y durante la vigencia de esta situación. Además de asumir una parte importante de las gestiones adicionales que se le han requerido a las pymes y a los autónomos, junto con las tradicionales (impuestos, contabilidad...) hemos querido ser uno de los altavoces de las necesidades de ambos colectivos, así como de los trabajadores. Desde antes de la crisis, solicitamos la suspensión del calendario fiscal y laboral, hemos denunciado el caos en trámites de ERTE y ceses de actividad, hemos advertido de las dificultades que iban a tener muchos trabajadores a la hora de cobrar las ayudas del Estado y, sobre todo, nos hemos puesto a disposición de las Administraciones con objeto de facilitar todos aquellos trámites esenciales que, a consecuencia de la crisis, no se están pudiendo realizar de manera adecuada. Nuestra profesión conoce perfectamente el idioma de la Administración y el funcionamiento de ciudadanos, pymes y autónomos. Queremos seguir jugando un papel fundamental en la relación entre aquélla y estos y poner nuestra experiencia y conocimiento al servicio de una sociedad mejor. Y debemos agradecer el reciente reconocimiento de la Casa Real con la profesión en la reunión de trabajo mantenida con nuestro presidente del Consejo General, Fernando J. Santiago, y una delegación de compañeros.

¿Qué recomendación se le puede dar a pymes y empresarios ante la desescalada?

Los mismos errores que se han cometido desde que se decretó el estado de alarma se cometen al finalizarlo. El error más básico es no haber contado con quienes conocemos bien las necesidades de pymes y autónomos. Abrir, en esta situación, no es solo meter la llave en la cerradura. Hay que considerar la seguridad de los trabajadores y, si se atiende en nuestros locales, también de los clientes. Los negocios tienen que invertir en medidas de seguridad, aprovisionar de EPI a sus empleados, garantizar distancias físicas, proteger a los clientes, y ello requiere disponer de una liquidez que no se tiene. Pero es que, además, hay cosas que han cambiado durante la crisis, los hábitos no son los mismos. Ello sin contar que el consumidor tampoco dispone de la liquidez necesaria o, si la tiene, se cuidará mucho de guardar “por si acaso”. No se han tenido en cuenta, para cada tipo de negocio, los requerimientos precisos para abrir, las necesidades de liquidez y las posibilidades de vender en base a las restricciones establecidas. Ejemplos hay muchos: dentistas, peluquerías, centros de estética, bares... ¿Cómo van a proceder cuando se abran. Tan precipitadas han sido las medidas de apoyo como las de desescalada. Pero esta crisis la van a superar lquienes superaron la anterior: pymes, autónomos y, por supuesto, los ciudadanos.