Comunicar las acciones sociales, pero centradas solo en asuntos esenciales

En un contexto de crisis sanitaria como el que vivimos, muchas compañías se preguntan si es adecuado comunicar sus acciones sobre sostenibilidad y para combatir el cambio climático y, de ser así, de qué forma pueden adaptar sus planes para que no suene a pura actuación de marketing. Las prioridades parecen otras ahora mismo, un momento en el que el Covid-19 ha copado todos los espacios informativos y mediáticos.

El problema de las empresas que no acostumbran a comunicar sus acciones y tan solo se suman a días establecidos por organizaciones nacionales o internacionales es el sentimiento de presión que sienten ante las críticas que señalan que no hay suficientes acciones detrás que respalden esa promoción. En un reciente informe publicado por la consultora Edelman se aconseja que las empresas deben empezar por comunicar primero su compromiso con la salud y la seguridad de los empleados, analizando el nivel de estas actuaciones en comparación con su compromiso con la sostenibilidad. Las compañías que se enfrenten a brotes de Covid-19 entre sus empleados, reducciones de plantilla o permisos laborales durante este tiempo, deberían limitar su comunicación sobre sostenibilidad de manera proactiva.

La crisis sanitaria del Covid-19 ha demostrado el valor de la responsabilidad corporativa, incluida en las actuaciones de buen gobierno. La sociedad que se atisba será distinta de la de ayer porque, hasta que la vacuna esté lista o, en su defecto, se descubran lo retrovirales que combatan al virus, tendremos que limitar la movilidad, mantener la distancia social, y modificar muchos de nuestros hábitos. La protección del empleo y los empleados, lo primero. Durante mucho tiempo los programas de responsabilidad civil han mirado hacia afuera; ahora tienen que mirar hacia adentro, más allá del voluntariado corporativo. La situación de paro y de ERTE que vivimos, con la azarosa salida del estado de alarma. Las empresas más responsables serán aquellas que trabajen por el mantenimiento del empleo, por proporcionar equipos de protección individual a sus empleados y extremar las medidas sanitarias, por proporcionar herramientas tecnológicas suficientes para permitir el teletrabajo. Un auténtico cambio de percepción de lo que tiene que ser la empresa.

Esta crisis ha impulsado cientos de iniciativas solidarias promovidas por las empresas, lo que ha obligado a centrar los esfuerzos en las necesidades esencial. Por ello, si la recuperación económica se retrasa más de lo deseado, las compañías tendrán que hacer esfuerzos para cubrir necesidades básicas -comida, vivienda, educación...- de los colectivos más desfavorecidos (especialmente niños, mayores y personas con discapacidad). También, Administración y sociedad civil en general deberán afrontar el incremento de la brecha social producido por el parón económico y social. Sectores completos van a tener que reinventarse.